Aún a pesar de los pliegues... Ícaro Maiterena
Del 20 de enero al 10 de febrero de 2011
Sala de Exposiciones de la Biblioteca
de la Facultad de Bellas Artes
Los papeles forman torres que girando huyen del círculo vicioso sobre esa montaña rocosa que emplea espacio, tiempo y reposo para cristalizar en su interior. Las torres gigantes de papeles movidas por un huracán, navegan río abajo hasta alcanzar el remolino. El aire y su aliado el sol, suavizan o producen rugosidades y quebraduras, ondas y ondulaciones, dando lugar al proceso continuo del juego de la metamorfosis. Alineados los libros que contienen todos los saberes, papeles plegados, componiendo bibliotecas universales, fractales de fragmentos irregulares, fragmentados, buscando el saber entre inciertos estantes que vuelven a replegarse sobre sí mismos rozando los pliegues próximos. Andando por los repliegues urbanos e interiores, entre objetos raros o extraños, cotidianos o inciertos, existentes o imaginados, singulares por diversos, el explorador compone su gabinete de curiosidades, adentrándose en la diversidad . Más tarde las manos amasan, golpean, penetran la arcilla y los dedos engendran esas múltiples multiplicidades coleccionadas en la imaginación, minerales, animales, vegetales, inorgánicas y orgánicas, recreadas y surgidas en la ejecución. Desde el centro del equilibrio corporal una vibración recorre el cuerpo acompasando el ritmo al de la materia, danzando, materia y artista, en sus encuentros con el espacio circundante la música surgida del contacto. Silencio y percusión, distintas danzas, en la piedra tallada, o en la arquitectura de materiales de desecho. De los pasos de baile surgen huellas mientras el golpe se ilumina con el destello; Otros pliegues, resquicios, aperturas, grietas, se formaron de la danza del lápiz sobre el papel o quedaron inscritas en el grabado. Móviles imágenes de vídeo, cuerpos surcando pliegues que componen la figura humana en el mismo proceso telúrico de autocreación magmática olfateando el aire cantado por el canto lanzado sobre la superficie del río en el que no nos bañamos dos veces.
Alicia Vallejo Salinas
