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Santa Apolonia entre el arte y los clásicos hispánicos

DANIEL R. BENITO-SANZ 8 de Febrero de 2019 a las 14:20 h

Santa Apolonia. Colección de la Facultad de Odontología (UCM).

Apolonia, nombre derivado de Apolo, es abogada de las dolencias bucodentales y la podemos considerar también “patrona de la Odontología”. En nuestro siglo da nombre incluso a una revista odontológica trimestral llamada The Apollonian.

 

Santa Apolonia en el arte

La santa está representada en obras de grabadores como Diego de Obregón o como Jan van Sadeler, de pintores como Fra’Angelico, Ercole de’Roberti, Guido Reni, Rubens, Durero, Rogier van der Weyden, Lucas Cranach “el viejo”, Zurbarán y hasta Andy Warhol.

Podemos destacar también el Retablo de Santa Apolonia de la Catedral de Palencia, obra de Manuel Álvarez, elaborado para una escultura tardogótica preexistente de la mártir.

La miniatura medieval representa el martirio o la imagen de Santa Apolonia en libros de horas franceses e ingleses del siglo XV (manuscrito Egerton 2019, Manuscrito 917 de la Pierpont Morgan Library, 'Hours of Catherine of Cleves'…) y a la misma junto a otras en el Libro de horas de Saluces, Saboya (manuscrito adicional 27697).

En la literatura y tradición oral europea y latinoamericana hay oraciones en verso y canciones para contar con las virtudes curativas de Santa Apolonia. A este fin también existía el culto a reliquias, como un supuesto diente de la mártir que se encuentra en la Catedral de Oporto.

La descripción del martirio cruel de Apolonia, en la Alejandría del siglo III, a la que quebraron la cara y los dientes, se encuentra en la Historia Ecclesiastica de Eusebio de Cesarea. A pesar de que ciertos teólogos no quisieron canonizarla porque después del martirio se suicidó y quedó carbonizada, celebramos Santa Apolonia el 9 de febrero.

 

“Mal de muelas, mal de amores”

Para entender el refrán “mal de muelas, mal de amores”, recogido y analizado por Ángel Gómez Moreno y Teresa Jiménez Calvente, tenemos que entender que las muelas del juicio o cordales aparecen muchas veces en la adolescencia, cuando también otras pasiones afectan al cuerpo y a las hormonas. San Alberto Magno dice que siempre aparecen (estas muelas, no las pasiones hormonales) con dolor y calor febril y quizá por ese motivo se estableció la asociación. Aristóteles y Plinio amonestan que la aparición de estas muelas se puede retrasar hasta los 80 años. De todas formas, habrá que ser muy prudentes al seguir a estos dos autores, ya que el primero, conocido como “el filósofo” durante los casi mil años de nuestra Edad Media, poco observador o empírico al hacer cuentas con los dedos, también consideraba que la mujer tenía menos dientes que el varón (un dato referido a Aristóteles que recogen el Prof. Dr. D. Javier Sanz y el Prof. Dr. D. Julio González Iglesias).

 

Los remedios de Celestina y su "oración a Santa Apolonia"

Este refrán relaciona el mal de muelas con el de amores y gracias a él se entienden mejor algunas partes de un clásico conocido como “La Celestina”. También sabemos que cuando el bachiller Fernando de Rojas está escribiendo esta obra a finales del siglo XV, se estaba reavivando el avicenismo médico hispánico, reelaborado en obras como el Sumario de la medicina (1498) de Francisco López de Villalobos. Este médico, con importancia en la historia de la Odontología y “con toda probabilidad un condiscípulo de Rojas” (recuerda también un erudito Márquez Villanueva), adivinaba en las alcahuetas o “correveidiles” como Celestina un posible remedio de la “enfermedad de amor”, que así era considerado; en ellas veía, con Avicena (quien se hace eco, a su vez, de la medicina hipocrática en este aspecto), una posibilidad de “curación mediante la palabra” y mediante la inteligencia de extrema sutileza de estas ancianas sabias.

Celestina tiene muchos oficios, entre ellos es “perfumera” y “un poquito hechicera”, emplea la magia para intentar enamorar y posee infinidad de remedios, pociones, adminículos y meriñaques en su botica (Ana Vian Herrero ha contribuido a deslindar, entre muchos otros aportes, cuáles con una finalidad médica real y cuáles no), por eso es de por sí extraño que solicite remedios para temas dentales, que debía conocer ella misma.

En el acto IV de la obra, Celestina se acerca a Melibea en calidad de alcahueta mensajera al servicio del enamorado Calisto. Cuando la falsa mujer hechicera menciona a este enamorado cortés, la alta dama Melibea entra en cólera, pero se calma al escuchar una excusa inventada al momento por la vieja alcahueta: Calisto padece dolor de muelas y se curaría con una oración a Santa Apolonia conocida por Melibea y con el cordón de esta (su ceñidor). Un criado de Calisto se burlará de él diciéndole que “por holgar con el cordón, no querrás gozar de Melibea”.

Los estudiosos son casi unánimes al relacionar el deseo y la “enfermedad de amor” de Calisto con este dolor de muelas inventado, pero hay que ser prudentes porque en la obra se disparan las alusiones ocultas a este amor y deseo, como cuando Celestina amonesta a otro joven que “mal sosegadilla” debe tener “la punta de la barriga”. Por desgracia, la obra no recoge la oración a Santa Apolonia, aunque podemos seguir la pista a dicha oración en nuestros clásicos, andando el tiempo y gracias a López-Ríos.

 

La “oración a Santa Apolonia” en “El Quijote”

Podemos considerar que Cervantes habla por boca de don Quijote cuando dice que “en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”. Quizá de esta manera se adhería el autor al pensamiento de don Francisco Martínez de Castrillo (“médico de la boca” de Felipe II), cuya doctrina en materia de prevención y conservación era bastante puntera cuando sale en letras de molde, en 1557, su Coloquio, y en 1570 su más completo Tractado, que asombran a dentistas de nuestro siglo por “la cantidad de aciertos de tipo preventivo”.  

En el capítulo VII de la Segunda parte de la gran obra de Cervantes (1615), el bachiller Sansón Carrasco solicita a una mujer que rece la oración de Santa Apolonia, quien de inmediato asocia la petición al dolor de muelas. Diego Clemencín dice que podían referirse a una oración parecida a esta, escuchada en Esquivias (Toledo), localidad en que Cervantes estuvo en el trance nupcial:

 

“A la puerta del cielo

Polonia estaba

y la Virgen María

por allí pasaba.

Diz Polonia: ¿qué haces?

-Señora mía, ni duermo ni velo,

que de un dolor de muelas

me estoy muriendo.

-Por la estrella de Venus

y el sol poniente,

por el Santísimo Sacramento

que tuve en mi vientre,

que no te duela más

ni muela ni diente”.

 

Fuentes y bibliografía

Borrego Gutiérrez, María Esther. Conferencia divulgativa y magistral sobre La Celestina pronunciada en la Biblioteca Nacional de España y publicada el 17 de octubre de 2014: https://www.youtube.com/watch?v=Tj0SR1YCvEU&t=12s [Última fecha de consulta: 6/2/2019].

Botta, Patrizia (1999). “Edizione critica della Celestina di Fernando de Rojas”: http://rmcisadu.let.uniroma1.it/celestina/celest.htm [Última fecha de consulta: 6/2/2019].

Botta, Patrizia (2005). "La Celestina" (Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2005): http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-celestina-1/html/00409c58-82b2-11df-acc7-002185ce6064_3.html#I_0_ [Última fecha de consulta: 6/2/2019].

Buzwell, Greg. Los santos en los manuscritos medievales. Madrid, AyN Ediciones, 2006. Pp. 26-31 y pp. 60-61.

Díaz González, Joaquín. “Santa Apolonia. Almanaque popular 2019”. Página web de la Fundación Joaquín Díaz: https://funjdiaz.net/almanaque/ficha.php?ID=209 [Última fecha de consulta: 6/2/2019].

Esponda Gaxiola, Víctor Manuel y Aguilar Laurents, Lourdes C (2011). “Odontología del siglo XVI y la obra de Francisco Martínez de Castrillo”. Boletín Mexicano de Historia y Filosofía de la Medicina (2011), número 1.   

Gómez Moreno, Ángel, y Jiménez Calvente, Teresa (1995). “A vueltas con Celestina-bruja y el cordón de Melibea”. Revista de Filología Española, vol. LXXV, nº 1/2.        

González Iglesias, Julio (1996). “Santa Apolonia, ¿Patrona de los dentistas?”. Profesión dental, número 7, febrero de 1996. Pp. 45-46.

Lacasa Otín, María Ángeles (2012). “Santa Apolonia, nuestra patrona”, en el Odontoblog de la Universidad Complutense de Madrid: http://webs.ucm.es/BUCM/blogs/odontoblog/5296.php#.XFv5LZch3IU [Última fecha de consulta: 6/02/2019].

López Ríos, Santiago (2008). “La oración a Santa Apolonia de la Celestina a la luz del folklore médico-religioso”. Editorial Academia del Hispanismo, Theatralia X, pp. 59-76.

López Ríos, Santiago (2012). “`Señor, por holgar con el cordón no querrás gozar de Melibea´: la parodia del culto a las reliquias en la Celestina”. MLN (Modern Language Notes), 127, pp. 190-207.

Márquez Villanueva, Francisco: Conferencia pronunciada en la Fundación Juan March, en Madrid, el 6/11/1990, “Historia y antropología del tema celestinesco (I)”. Puede escucharse o bien descargarse aquí: https://www.march.es/conferencias/anteriores/index.aspx?b0=La%20Celestina.%20Perspectivas&l=1 [Última fecha de consulta: 6/2/2019].

Reni, Guido. Martirio de Santa Apolonia (1600-1603), óleo sobre lámina de cobre. Página web del Museo del Prado: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/martirio-de-santa-apolonia/2042a139-8eb6-41c2-99ef-bdc6757c8f6c [Última fecha de consulta: 6/2/2019]. Más obras dedicadas a Santa Apolonia, de Rubens, Diego de Obregón, etc: https://www.museodelprado.es/coleccion/obras-de-arte?search=santa%20apolonia&ordenarPor=pm:relevance [Última fecha de consulta: 6/2/2019].

Sanz Serrulla, Javier. Historia general de la odontología española. Barcelona, Masson, 1998.

Vian Herrero, Ana (1990). “El pensamiento mágico en Celestina, `instrumento de lid o contienda´”, Celestinesca, 14, pp. 41-91.

 

Ediciones y estudios

De La Celestina puede usarse preferentemente, a pesar de alguna reseña despiadada, la edición de Peter E. Russell, más exhaustiva y que ahonda en el tema de la magia, el “folklore médico-religioso”, la charlatanería y remedios caseros, etc, o bien la de Dorothy Severin en Editorial Cátedra, más manejable.

Del Quijote recomendaríamos la edición de don Martín de Riquer o la del Prof. Dr. D. Manuel Fernández Nieto (en ambos casos con las advertencias y añadiduras que aporta en sus artículos y clases sobre Cervantes don Ángel Gómez Moreno).

Además de la conferencia de Márquez Villanueva sobre la “enfermedad de amor” (aegritudo amoris; para los griegos hereos, para los latinos amor heroycus, para los árabes “ilíchi”) y cuestiones relacionadas, que se habían propalado en el occidente europeo gracias a la Escuela de Salerno y a los escritos de Arnau de Vilanova, puede verse el trabajo de Marcelino V. Amasuno Sobre la “aegritudo amoris” y otras cuestiones fisiátricas en La Celestina. (Madrid, CSIC, 2005). También sobre estas cuestiones y Marsilio Ficino se puede consultar la tesis doctoral de Mercedes Ainhoa Hernández Pérez (2016): Guido Bonato y "El Tratado de Forlivio sobre los más principales juicios de los astros", tesis en e-prints complutense: https://eprints.ucm.es/39562/ [Última fecha de consulta: 6/2/2019]. También sobre este punto es útil el prólogo de Keith Whinnom a Cárcel de amor en Ed. Castalia, además de la conferencia de Francisco Márquez Villanueva, como arriba dijimos.

El Tractado breve y compendioso sobre la maravillosa obra de la boca y dentadura, de Francisco Martínez de Castrillo de Onielo, junto con el prólogo que lo estudia y ubica en el contexto de los primeros tratados de la misma temática, se puede leer en la edición del Prof. Dr. D. Javier Sanz Serrulla (2014).

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