Diez días después de la supresión de la Dirección General de la Biblioteca Nacional, dentro del Plan de Racionalización de la Administración, queda claro que se ha cometido un error, un inmenso error.
Ha habido una reacción unánime de los medios de comunicación en contra de la medida. Y al propio Ministerio le ha sorprendido el carácter y la dimensión de la contestación. El papel de las redes sociales, con la creación de dos plataformas en solidaridad con la BNE, y la creación de un portal que ya lleva recogidas más de 1.000 firmas contra la medida, muestra lo peligroso de estas medidas no justificadas.
Entre los artículos publicados, destacan desde el primero de Pablo Jauralde, las palabras de Luis García Montero (el jueves 6, en RNE), los de Jorge Montes, Manuel Rodríguez Rivero, Santos Juliá o el editorial de El País de ayer 9 de Mayo.
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