Trasladar una obra literaria al lenguaje visual de la gran o pequeña pantalla no es siempre una tarea fácil. ¡Cuántos grandes libros han dado lugar a versiones cinematográficas mediocres, cuando no francamente malas! Un ejemplo muy reciente lo tenemos en la fallida, a mi juicio, "Palmeras en la nieve", la adaptación de la novela homónima de Luz Gabás. El guion, que suprime totalmente la intriga del texto original, y la mala interpretación de alguno de sus protagonistas, son los dos principales culpables de este fiasco. No es lo mismo versionar una obra literaria actual que una clásica; el lenguaje cinematográfico, en las últimas décadas, ha ido permeabilizando sensiblemente el lenguaje literario, lo cual facilita luego el trabajo del guionista a la hora de escribir la adaptación. No se narran ya las cosas de la misma manera que lo hacían los escritores del siglo XIX o de la primera mitad del XX. La literatura actual tiende a ser cada más visual, con un ritmo generalmente rápido, donde se van encadenando una serie de secuencias interrelacionadas, como en una película, con el propósito de atrapar el interés del lector. Esto es especialmente así en el mundo de los best-sellers más comerciales y un buen ejemplo son las novelas de Dan Brown. Aunque por lo general, la película suele ser peor que su antecesora literaria, la historia del cine nos ha dejado algunas muestras de filmes que en nada desmerecen a las obras escritas originales. Una de ellas es sin duda Doctor Zhivago de David Lean. He querido aprovechar que este año se cumple el cincuenta aniversario de su estreno, para hablar de esta adaptación de la novela de Pasternak.
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