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Tierra roja

Javier Gimeno Perelló 1 de Marzo de 2012 a las 09:57 h

La Barraca. Homenaje en la Galería Multitud

No todos los libros que leemos nos resultan atractivos o tan siquiera buenos. Aun con su cierto interés menos literario que sociológico, es el caso de esta obrita teatral de Alfonso Sastre publicada en 1954 y sometida a la censura de aquel tiempo -y de éste en buena parte-, como la práctica totalidad de su obra. Tierra Roja tiene la característica de la obra evidente cuya metáfora literaria brilla por su ausencia. Alfonso Sastre no se anda por las ramas -en su costumbre de llamar a las cosas por su nombre, lo que es siempre de agradecer en estos tiempos de eufemismos, pero no tanto en el ámbito literario-. Desde las primeras líneas, ya en la puesta en escena, sabemos perfectamente quiénes están de un lado y quiénes de otro; los buenos y los malos gozan de una perfecta clarividencia dramática y le sería difícil al lector no colocarse del lado de aquéllos: Sastre no lo concibe en ningún caso, como es habitual a lo largo de su trayectoria surcada por un maniqueísmo que desluce sin pudor la calidad literaria -acaso lo pretenda-: "Un canto de emoción a unos héroes proletarios" define el propio dramaturgo esta pieza teatral en una entrevista de 2004 en la revista teatral La Ratonera.

Encasillada en su faceta existencial y sociopolítica, según clasificación de Antonio José Domínguez, Tierra Roja es el drama de los mineros de Riotinto acuciados por un sistema de explotación cruel donde la condición humana queda ninguneada. Realidad existencial sin pie a otras posibles interpretaciones: mineros cansados y abrumados por una vida miserable cuyos intentos de rebelión han sido siempre sofocados por una mortal represión hasta la llegada del obrero concienciado dispuesto a organizar la vanguardia revolucionaria que abra los ojos de los oprimidos para la lucha final. La historia se repite en un cansino ciclo circular: rebelión-represión-hartazgo-resignación-rebelión-represión... Alfonso Sastre no deja lugar a la esperanza porque no la hubo en la real realidad de la vida minera durante la España franquista. Dramática realidad que la obra sastriana no ha sido capaz de transformar ni siquiera en el drama teatral, acaso no por incompetencia del autor sino con clara finalidad militante. Flaco favor, creemos, ha hecho Afonso Sastre en su trayectoria de escritor al arte dramático y literario y al suyo en particular.

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Comentarios - 1

JUAN MANUEL

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JUAN MANUEL - 21-03-2012 - 21:49:49h

Vamos, que no es una obra abierta, de esas que describen lo malo y lo bueno de este mundo pero la opinión del creador artístico se queda en la exposición no en el aporte revolucionario, nada de colgar a un sátrapa en una gasolinera o propiciar al mundo una vacuna gratis o cualquier solución cintífica a la explotación humana....

 


EL VERSO ALADO
para Ignasi Riera i Gassiot


que no quiero yo el verso gorrión
diminuto asombro en los campos enormes
misteriosas cañadas desfiladeros fieros
acantilados que soportan océanos y mares
ni mucho menos como toros nacidos para el luto
el verso de mi pueblo águila sobreviviendo a la aniquilación
a los ejércitos y cepos de la miseria intelectual
vigilante de la iniquidad bate su furia alada
cayendo sobre la injusticia rayo de plumas
derrumbando con sus garras la conspiración permanente
pico victorioso contra los opresores de la Humanidad
verso escrito y cantado
no con la brevedad
displicente
la jaula del temor
literario
el pavor ideológico
el canto de mi pueblo sus lenguas envuelven
fortalecen con sus experiencias en bellezas
todas las esperanzas todos los consuelos
en la larga aventura de los pueblos del mundo
búsqueda incansable esa epopeya de la felicidad universal

es el vuelo de mi arte la alegría de un desafío amical
vuela tú también habita otros planetas estrellas y galaxias
nunca sobre el siniestro espectro de la conquista
siempre expedición de origen amoroso con verso solidario
la forja de la nueva gloria los designios de la aventura fraternal
como quiero que sean las águilas de mi poesía
escritura humana justificación indestructible
armonía siempre animando
nuestro destino sideral

 

lleva mi águila sobre su gracia vertiginosa al gorrión
el de todos los campos y pobladores que han sido son y serán
es un enigma confortante como la poesía o como la amistad

 

JUAN MANUEL
Cáceres-Mirabel, en el tren Badajoz-Madrid, la mañana del 9 de marzo de 2006


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