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La Biblioteca Informa al Bibliotecario

   Nº 7
Julio 2006

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Bibliotecas y personas: hacia un nuevo enfoque en Biblioteconomía

Paz Fernández y Fernández-Cuesta. Gijón: Trea, 2005

Reseña realizada por Javier Pérez iglesias para la revista Educación y Biblioteca.

El libro se presentó en la sede de Middlebury College (C/Prim, 19) el día 22 de marzo a las 19:00

 

Nos encontramos ante un ensayo que indaga en el camino hacia el que se dirige la biblioteconomía del siglo XXI. Las bibliotecas, esas instituciones que a algunos nos gusta pensar como si fueran organismos vivos, no pueden permanecer ajenas a los cambios que se producen en la sociedad. En Bibliotecas y personas se nos presentan las reglas del juego de lo que es actualmente la profesión bibliotecaria.

En la primera parte, “Elaborando un diagnóstico”, se pasa revista, a lo largo de cinco capítulos, al panorama social y profesional en el que se enmarca la práctica bibliotecaria. Primero se hace un análisis de la situación de las bibliotecas en España (con sus avances y sus carencias, su crecimiento en los últimos 20 años y su desigual desarrollo según las zonas) para luego analizar los cambios en la utilización de los servicios bibliotecarios que han propiciado las tecnologías de la información y la comunicación. Después de definir e ilustrar lo que debe ser un servicio de información y referencia se hace un repaso de las carencias que padecen, en ese aspecto, las bibliotecas españolas, se hace un balance de la situación de los estudios de biblioteconomía y se analiza el conocimiento que tiene la ciudadanía de la profesión bibliotecaria.

Una de las mayores virtudes de este libro es que su lectura anima a reflexionar sobre nuestra profesión, incita a plantearse preguntas y a pensar en otros escenarios posibles a la hora de imaginar nuestro trabajo y la sociedad en la que se enmarca.

Sin entrar en disquisiciones nominalistas, sobre si tenemos que hablar de clientes o de usuarios, Paz Fernández deja clarísimo que todo nuestro trabajo, todo lo que se hace en las bibliotecas, tiene su razón de ser en las personas que van a utilizar lo que allí se ofrece. Esto puede parecernos obvio, o incluso ya antiguo, pero lo cierto es que es algo que se olvida con preocupante frecuencia. El trabajo bibliotecario ha estado centrado durante siglos en la conservación de los documentos (primando esta función por encima del uso) y en una serie de tareas técnicas y observancias normativas que se llegaron a convertir en el eje central de las instituciones bibliotecarias. El exceso de esta tendencia sería la caricatura del bibliotecario al que le molesta que alguien acuda a quebrar su paz, o a interrumpir sus quehaceres, con la “absurda intención” de consultar lo que allí se custodia. Es verdad que esta tendencia hace ya muchos años que se cuestiona. Los famosos principios de Ranganathan, que siguen funcionando para describir una biblioteca comprometida con su entorno, fueron enunciados a comienzos de los años treinta del pasado siglo. Pero también es cierto que en nuestro país han tardado en correr aires nuevos en la biblioteconomía. En ese sentido, la autora señala la necesidad de que los estudios universitarios garanticen que los futuros profesionales estén preparados para el aprendizaje permanente y cuenten con las suficientes habilidades pedagógicas y comunicativas para asumir las nuevas funciones formadoras que exigen los tiempos.

La segunda parte del libro, “Soluciones: salir de la incertidumbre y potenciar la profesión”, insiste en la importancia que tienen la formación del personal bibliotecario y su constante actualización. No sólo hay que tener en cuenta los planes de estudio que garantizarán unos futuros profesionales bien preparados, también hay que contar con las necesidades formativas de los bibliotecarios en activo.

Entre los retos que debemos afrontar está el de asumir el papel educativo que tienen las bibliotecas. El desarrollo de la alfabetización informacional supone, por una parte, un compromiso de las bibliotecas con la sociedad y, por otra, una oportunidad para que la profesión bibliotecaria logre un mayor reconocimiento social y una mayor visibilidad. Pero para que esto pueda llevarse a cabo, para que las bibliotecas se comprometan en la tarea de alcanzar una ciudadanía formada para manejar la información y para convertirla en conocimiento, es necesario que los bibliotecarios cuenten con habilidades pedagógicas y comunicativas.

La generalización de las tecnologías de la información y la comunicación ha propiciado nuevas maneras de utilizar las bibliotecas y sus servicios. En un mundo marcado por la inmediatez, en el que las personas están acostumbradas a la accesibilidad total desde su casa y a encontrar todo lo que necesitan en Internet (si no está allí no existe, piensan) las bibliotecas tienen necesariamente que cambiar su manera de llegar a la gente. Esta época, marcada por los cambios tecnológicos y los productos electrónicos, exige de las bibliotecas un mayor esfuerzo en sus tareas de formación, información y referencia. Internet supone una gran ayuda (como vehículo y como conjunto de información) pero abre nuevos retos profesionales. En este nuevo escenario, nos dice la autora, debemos ser conscientes de que ha cambiado la manera de utilizar las bibliotecas y es necesario que los profesionales cambiemos nuestra forma de enfocar el trabajo y de planificar nuestra actividad.

¿Pero todo esto para qué?, y sobre todo, ¿para quién? Esta claro, y esa es la tesis del trabajo de Paz Fernández, que todo lo que hacemos en las bibliotecas es para, por, entre y con las personas. Y en este personas la autora incluye a los que se acercan de vez en cuando a la biblioteca, a los que vienen y repiten, a los que no se acuerdan de venir, a los que visitan la página web para utilizar lo que desde allí se ofrece, a los que saben que hay bibliotecas y a los que lo ignoran o piensan que no son para ellos. Es decir, todos nuestros usuarios reales y potenciales.

Y las personas son importantes también desde el otro lado. Porque para que todo funcione se necesitan buenos profesionales trabajando en las bibliotecas. En esta época de contratos basura y de explotación de becarios las bibliotecas necesitan profesionales bien formados. Cada vez se desarrollarán más los servicios virtuales y no presenciales, sin duda es verdad, pero alguien deberá pensar en los diseños de la web, en los servicios ofrecidos, etcétera y no olvidarse de que son personas, con sus necesidades específicas, las que van a utilizar la biblioteca digital.

Lo que deja muy claro la autora es que el avance tecnológico no nos protege de los comportamientos perversos. Podemos mantener nuestros centros a la última con ordenadores y colecciones electrónicas pero si nos olvidamos de las personas seguiremos dificultando el acceso con normas absurdas o con diseños poco operativos en los productos.

Bibliotecas y personas es una invitación al debate y Paz Fernández y Fernández-Cuesta ha sabido enmarcar las cuestiones y sugerir caminos para la discusión. Sólo por eso, este libro es de necesaria lectura para los que trabajamos en bibliotecas.

 

Javier Pérez Iglesias
Biblioteca Universidad Complutense de Madrid