Documentos de Trabajo de la Cátedra Jean Monnet |
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Biblioteca de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. UCM. |
Autor(es): Sara González (Directora)
Título: La UEM y el sistema monetario internacional (Vol. 2)
Resumen:
Acceso al texto completo con notas a pie de página y presentación gráfica del autor (Fichero PDF)
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VOLUMEN II: OTROS ASPECTOS DE LA UEM
3.
LA
INVERSION DIRECTA COMO PARTE DE LA ESTRATEGIA EMPRESARIAL ANTE LA UEM....................................................................................................................
46
4.
EL
IMPACTO DEL EURO EN EL COMERCIO INTERNACIONAL................. 53
5.
REAJUSTES
INTERNOS EN LAS AREAS MONETARIAS ÓPTIMAS..............
67
3.
LA
INVERSION DIRECTA COMO PARTE DE LA ESTRATEGIA EMPRESARIAL ANTE LA UEM.
Fermín Ezquer Matallana. Doctorando en el
Departamento de Economía Financiera y Contabilidad III, UCM. Coordinador de
Administración y Dirección de Empresas en el Centro Universitario Francisco de
Vitoria. Profesor del Area de Macroeconomía de la Universidad Carlos III. Profesor de la Universidad de Nueva York.
Analista Senior de Coyuntura Internacional del Instituto Flores de Lemus de
Estudios Avanzados en Economía. Consultor de estrategia empresarial.
Introducción
La puesta en
marcha de la Unión Económica y Monetaria ha supuesto un cambio importante en
las condiciones del entorno genérico tomado por las empresas a la hora de
elaborar sus planes estratégicos. El actual período de transición hasta la
circulación del euro en el 2002 constituye un plazo idóneo, no sólo para la
adaptación de las empresas de la Unión a los aspectos operativos de la moneda
única, sino también para la reformulación de las estrategias de crecimiento
de las empresas tanto europeas como del resto del mundo. Con la moneda única,
el mercado europeo pasa de ser un área con precios segmentados, distorsionados
por el velo del tipo de cambio, a constituir una zona comercial sin barreras
arancelarias, ni técnicas, ni monetarias, lo que redunda en menores costes de
transacción y mayor transparencia.
Desde la
perspectiva exterior a la UE, el mercado único ha ido progresivamente ganando
atractivo para las empresas multinacionales. En las fases iniciales de la
integración, el desarme arancelario y la implantación del arancel exterior único,
eliminaron la tendencia al tariff jumping
y generaron la imagen de un atractivo mercado común. En 1986, el Acta Unica da
un paso adelante eliminando las barreras técnicas o no arancelarias
contribuyendo a que las grandes empresas americanas y japonesas acariciaran la
posibilidad de internalizar las ventajas del proceso de integración europeo y
se decidieran a localizar parte de su producción en algún país del área con
la intención de servir a todo el mercado. Sin embargo, esta última tendencia
se encontró con la barrera impuesta por las distintas monedas en circulación
en el “mercado único” y sus fluctuaciones de tipo de cambio, lo que llevó
efectivamente a localizar la producción en un país pero a crear complejas
redes de comercialización, distribución y logística. Esto no hubiese supuesto
problema alguno sino fuese porque la existencia de distintas unidades monetarias
en cada país impedía la posibilidad de centralizar la gestión de la red y
suponía la creación de múltiples subsidiarias con gestión financiera
independiente, sometidas al control de la matriz y a un complejo proceso de
consolidación de resultados que difícilmente permite optimizar los flujos
financieros intrafirma.
La llegada de la
moneda única supone el paso definitivo a la consecución del gran mercado y
elimina gran parte de las barreras transaccionales que limitaban la expansión
de las multinacionales en la Unión. De ahí, la importancia de analizar en que
medida la nueva situación altera los planes estratégicos de estas empresas.
Inversión Directa e Integración Regional: la teoría
tradicional
La integración
regional condiciona o afecta a la inversión directa a través de un mecanismo
conocido como OLI. En realidad, esto no es más que una reformulación de la
teoría tradicional sobre multinacionales que explica como la integración
regional hace más atractivas tres de las ventajas competitivas al alcance de
estas empresas:
Ownwership:
activos específicos propiedad de la empresa
Locational:
ventajas específicas del país receptor
Internalization:
ventajas de internalización de la actividad o de algunos de sus procesos
Hasta 1999 la Unión
Europea había ido paulatinamente mejorando la ventaja de tipo locacional al
constituir un área comercial con total libertad de circulación de mercancías
y capitales. A esta ventaja locacional común se sumaban las que cada país
ofrecía individualmente por dos vías. Por un lado las inherentes a la
estructura económica nacional: condiciones de costes, mercado de trabajo,
infraestructuras, etc. y por otro a las facilidades ofrecidas por los gobiernos:
ventajas fiscales, de contratación, etc.
Todo ello ha
venido dando lugar a dos efectos. Por un lado la llamada creación de inversión
que consiste en un aumento de la IDE en la Unión como respuesta de las empresas
a la desviación de comercio generada por el proceso de desarme arancelario e
implantación de la tarifa exterior común. En pocas palabras, los productores
situados fuera del área comercial, al percibir un descenso en la competitividad
de sus productos vía arancel, deciden llevar a cabo un tariff jumping y producir dentro de la unión aduanera para así
mejorar su acceso al mercado. El segundo efecto es el conocido como desviación
de inversión y es consecuencia de la creación de comercio de la integración
regional. Consiste en una reorganización de la actividad productiva por parte
de las empresas ante la posibilidad de centralizar la producción en el país de
la zona comercial con mayores ventajas locacionales y servir a todo el mercado.
Este mecanismo genera desinversiones en algunos países del área a favor de
otros contribuyendo en algunos casos a la creación de una dualidad
centro-periferia.
Uno de los medios
clásicos de crecimiento de la empresa es la llamada internacionalización. Las
alternativas estratégicas que plantea esta opción son:
§ Comerciar:
Es el medio más primario de
servir un mercado extranjero. El aumento de producción necesario ante el
aumento del mercado objetivo supone un mejor aprovechamiento de la capacidad
instalada o un crecimiento de la misma que en general redundará en un descenso
en los costes medios de producción al generarse economías de escala. De este
modo la empresa extranjera explota sus ventajas de propiedad u “ownership” al rentabilizar sus activos propios tangibles e
intangibles en una escala mayor.
§ Formalizar acuerdos de cooperación: La empresa
extranjera busca un aliado en el mercado de destino para asumir un cierto
grado de control sobre la distribución y comercialización de sus productos o
incluso permitiendo la transformación final de los mismos. De este modo se
aprovecha la ventaja de propiedad u “ownership” por igual motivo que en el caso anterior. Además se
consigue un cierto grado de ventaja de internalización al asumir la empresa
extranjera parte de la actividad en destino,
y en un grado superior, se explotan ventajas de tipo locacional al
aprovechar el conocimiento del mercado y las ventajas de propiedad de la empresa
cooperante.
§ Inversión directa interna: Consiste en que la empresa extranjera abra un
establecimiento permanente en el país
o área de destino para llevar a cabo su actividad productiva o su prestación
de servicios. También es conocida como inversión “greenfield” y permite aprovechar las ventajas de propiedad e
internalización por asumir la totalidad del proceso productivo en el exterior y
locacionales por aprovechar las ventajas ofrecidas por el país o área de
destino. Aunque permita aprovechar gran parte de las ventajas del mecanismo ILO
supone en ocasiones un elevado riesgo al tratarse de una nueva implantación en
un mercado a priori desconocido.
§ Inversión directa externa: A diferencia de la IDE interna, la empresa
extranjera se instala en el país de destino a través de la adquisición de una
empresa ya radicada en el mismo o a través de la compra de un paquete de
acciones lo suficientemente amplio como para tomar control de la misma o creando
una subsidiaria temporal con el fin de fusionarse con una empresa nacional. En
este caso además de explotar las ventajas de propiedad, locacionales y de
internalización se aprovechan las ventajas locacionales y de propiedad de la
empresa ya radicada en el país/área de destino. Ello reduce considerablemente
el riesgo de nueva implantación al contarse con una fuente de información
sobre el nuevo mercado y con el “saber hacer” del mismo.
Es evidente, que
la pauta de internacionalización que permite un mejor aprovechamiento de las
ventajas ILO es la de inversión directa en su doble vertiente interna y
externa. Esta pauta de crecimiento es compatible tanto con esquemas de integración
vertical como horizontal lo que tiene consecuencias sobre la localización final
de la actividad como veremos a continuación.
La Inversión directa en la UEM como parte de la
estrategia empresarial.
La breve revisión
teórica expuesta hasta ahora es el punto de arranque para establecer las líneas
maestras de la estrategia empresarial a adoptar para el máximo aprovechamiento
del entorno generado por la UEM. El salto a la moneda única da lugar a un
cambio importante en las ventajas competitivas de los distintos países lo que
afectará profundamente a la localización de la actividad productiva. Por su
parte las empresas tienen en la inversión directa una respuesta estratégica
ante estos cambios que a su vez condiciona en cierta medida el resultado de los
mismos. Una vez asumida la conveniencia de reaccionar a los cambios en el
entorno con una mayor implicación de la empresa en la inversión directa se
plantea el problema de la selección del país receptor. La inversión se
localizará entonces en el país que mejor satisfaga la búsqueda por parte de
las empresas de mercados, recursos y eficiencia. Es decir, el país que presente
una mayor ventaja locacional basada en el poder de mercado que éste representa
frente al resto del área y en el ahorro de costes de transacción que supone
instalarse en dicho país.
Así por ejemplo,
una estrategia de internacionalización vía inversión directa basada en una
integración de tipo horizontal traerá consigo la concentración de actividades
en aquellos países que presenten una mayor grado de diferenciación y generen
una mayor ventaja locacional. Por otra parte, las empresas que se decanten por la integración vertical
producirán en un país utilizando bienes intermedios producidos en otro. En
ambos casos parece claro que se dará una polarización de actividades que a
medio plazo podría llevar a la especialización de los distintos países de la
zona euro en una fase concreta de la producción o en un sector, entendido en
sentido amplio, particular. En
realidad, estas dos posibilidades no dejan de ser la misma cosa pues al
especializarse un país en un sector o industria específico también se estará
especializando en aquellas fases o etapas de la producción que se desarrollan
en el mismo.
En general, la
pauta de especialización seguida hasta la fecha apunta a dos casos
diferenciados. En primer lugar, cuando los países objetivo de la Unión
presentan elevada diferenciación de producto y distinta dotación factorial la
inversión suele ser inter industrial es decir de integración vertical. Por el
contrario, cuando la diferenciación de productos es alta pero las dotaciones de
factores son similares se prefiere una inversión de tipo intraindustrial, es
decir una expansión de tipo horizontal.
El nuevo marco de
actuación impuesto por la moneda única apunta más bien a que la inversión
directa seguirá una pauta basada en la concentración y especialización de
actividades por países.
Dicha concentración
vendría dirigida por un serie de condicionantes (Krugman 1990) de tal modo que
cuando los costes de comerciar son altos, la producción se sitúa próxima al
consumidor, cuando los costes de comerciar son bajos la producción se sitúa
donde sea más barato su coste y a niveles intermedios de coste comercial, es
preferible situar la producción cerca de los consumidores. Estas reglas
pensadas por Krugman para el coste comercial implícito en los aranceles es
trasladable a la situación de la Unión Europea entendiendo como costes
comerciales los costes de transacción del comercio y el coste del transporte.
Si las empresas
multinacionales contemplan la zona euro como un área dual con una economía
central formada por los países en la esfera de influencia germana y por otra
parte unas economías periféricas entre las que se incluiría España, la pauta
de concentración tendería hacia el centro especialmente en aquellas
actividades de alto valor añadido. Esto se debe a que aunque las ventajas
locacionales en cuanto a costes de producción se sitúan en la periferia los
costes de transporte hacia los países del centro, el mercado de mayor poder
adquisitivo, no son precisamente bajos debido a que la red de infraestructuras
no está todo lo desarrollada que sería deseable. Siendo entonces los costes
comerciales ligeramente altos, la producción se situará cerca de los
consumidores, es decir en el centro. Obviamente, esto no significa que los países
de la periferia se vayan a ver excluidos de las inversiones extranjeras sino que
recibirán aquellas destinadas a sectores en los que el coste de producción,
especialmente laboral sea una variable muy relevante, es decir industrias
intensivas en mano de obra. Por lo tanto si es probable que se de es una
concentración de actividades de alta tecnología en el centro y otra de
actividades tradicionales en la periferia. Cualquier excepción a esta regla
vendría originada por la existencia de ventajas locacionales únicas y
privativas de algún país que relegasen a un segundo plano las consideraciones
sobre el coste del transporte.
Conclusión
La inversión
directa extranjera en la Unión Europea cuenta desde 1999 con un nuevo impulsor
llamado Unión Monetaria que exigirá una reacción estratégica por parte de
las empresas con el fin de aprovechar al máximo los beneficios del nuevo
entorno. Dado que parece ser el mecanismo que mejor aprovecha las ventas ILO,
sería razonable implementar estrategias centradas en la inversión directa ya
sea en greenfields o a través de
fusiones y adquisiciones. Sin embargo a la hora de decidir en que país situar
la actividad, cobrará especial importancia la capacidad de cada uno de ellos
para generar ventajas locacionales. En el estado actual de las mismas parece
razonable que tenga lugar una especialización horizontal con concentración de
actividades de alta tecnología en los países del centro. Sin embargo, las
ventajas locacionales no son algo estático e inherente de forma permanente a
uno u otro país. Su condición de ventaja competitiva implica la posibilidad de
ser artificialmente generada por el país o por las empresas radicadas en el
mismo. Si estas últimas disponen de un fácil acceso a los mercados centrales y
disfrutan de un alto grado de penetración en los mismos, estarán generando una
importante ventaja locacional y de propiedad que alteraría la pauta de inversión
anteriormente expuesta. De ahí la importancia de que las empresas de los países
de la zona euro asuman también el reto de un cambio estratégico.
BIBLIOGRAFIA
Cecchini, P. “The European Challenge 1992:
The benefits of a single market”, Wildwood House 1988.
Dunning, J.H. “European integration and
transnational investment”, Manchester University Press, 1991.
Krugman,P. “Integration and the
competitiveness of peripheral industry”, Cambridge University Press 1990.
Porter, M.E. “ The competitive advantage of nations”, New York Free Press, 1990.
4. EL IMPACTO DEL EURO EN EL COMERCIO INTERNACIONAL
(UNA PERSPECTIVA COMUNITARIA)
Mª José Cano Borrego Doctoranda en el Departamento
de Economía Aplicada I (Economía Internacional y Desarrollo) y Profesora de la
Cámara de Comercio e Industria de Madrid.
El alto grado de internacionalización de las empresas, la movilidad
geográfica de profesionales y capitales, la apertura de los países del Este y
China y la tendencia a la globalización de los mercados, constituyen el entorno
en el que surge y se desarrolla la UEM.
A partir de esta ampliación,
la segunda en un breve periodo de tiempo al haberse integrado recientemente (95)
Austria, Finlandia y Suecia, se abre la posibilidad de incorporar al resto de
los países de la Europa Central y Oriental (PECOS), países Europeos Mediterráneos
(Turquía, Malta y Chipre) y los países del Báltico (Lituania, Letonia,
Estonia), pudiendo constituirse en el año 2010 un mercado que integrará un
total de 26 socios.
Desde el punto de vista
internacional, la UE no se constituye como un espacio cerrado preocupado únicamente
por su situación interna, sino que se encuentra abierta al mundo, participando
activamente en el desarrollo económico mundial[1] a través de un complejo sistema de
programas e iniciativas consistentes en ayudas a la cooperación de los grandes
grupos geoeconómicos integrados por los denominados “países en vías de
desarrollo”, mediante la firma de tratados y convenios de cooperación política,
económica y social.
En este sentido, y refiriéndonos
exclusivamente a las relaciones comerciales, la UE establece un sistema de
tratados de carácter comercial y arancelario con el objetivo de mejorar las
condiciones de entrada de sus productos en determinados países o zonas geográficas
tratando de eliminar las barreras comerciales, bien mediante la firma de
convenios bilaterales UE-Estado, bien mediante el establecimiento de Zonas de
Libre Cambio.
Conviene señalar que la UE
se constituye como una Unión de Estados que, a diferencia de las Zonas de Libre
Cambio tradicionales como la EFTA o el NAFTA, se caracteriza por la aplicación
de un Arancel Exterior Común, una política comercial única y una desaparición
efectiva y permanente de las aduanas internas, por lo que, cuando hablamos de
comercio internacional refiriéndonos a la UE, podemos diferenciar dos tipos de
mercados, el mercado interior, que sigue siendo internacional al producirse
entre distintos estados y el mercado exterior en sus relaciones comerciales con
terceros países no comunitarios.
Dependiendo del tipo de
mercado, los países de la UE pueden realizar tres tipos de operaciones
dependiendo del origen y el destino de los productos:
·
Mercado interno: Entendiendo como tal el que se produce dentro de un mismo Estado.
Compras y ventas.
·
Mercado interior: Entendiendo como tal el que se produce entre distintos Estados de la
UE. Adquisiciones y expediciones.
·
Mercado exterior: Entendiendo como tal el que se produce entre un Estado de la Unión y
un tercer país no comunitario. Exportaciones e importaciones.
La Unión Europea regula sus
relaciones comerciales, tanto a nivel interno como a nivel exterior a través de
la denominada “Política Comercial Comunitaria”, regulación que tiene entre
otras las siguientes funciones:
§
Armonización
de las operaciones comerciales con terceros países no comunitarios a través
del establecimiento del TARIC y el Arancel Exterior Común.
§
Eliminación
de las barreras internas para la creación del mercado interior basado en la
libre circulación de mercancías, capitales y profesionales.
§
Protección
del mercado interior mediante el establecimiento de barreras arancelarias y técnicas
a los productos procedentes del exterior.
§
Potenciación
de las relaciones internacionales, tanto desde el punto de vista comercial
mediante el establecimiento de zonas de libre cambio, de tratados comerciales,
la aplicación del sistema de bonificaciones a países SPG..., como desde el
punto de vista financiero y de desarrollo con la firma de tratados y convenios
de cooperación política, económica y social.
La
Política Comercial Común actúa por tanto en dos vertientes, como política
aduanera y arancelaria, denominándose en este caso “Política Comercial Autónoma”
y como “Política de los Tratados” o “Política Comercial Convencional”
en sus relaciones exteriores, regulando las condiciones de acceso al mercado
interior de todos los posibles productos susceptibles de operaciones
comerciales.
Este
principio se aplica con carácter general, aunque podemos encontrar excepciones,
bien por el tipo de producto, como es el caso de los productos agrícolas, que
están sometidos a políticas
especiales como la “Política Agraria Común” (PAC) o la “Política
Pesquera Común”, bien por ser productos especialmente protegidos a nivel
internacional, como las especies en vías de extinción, o bien por ser
productos de comercio restringido como la drogas o el armamento, los cuales
tienen su propia regulación basada en acuerdos de carácter internacional.
Pero
no solo el tipo de producto, sino también el origen de la mercancía determina
la aplicación de la PCC, ya que, aún existiendo un régimen general de
aplicación para todos los productos incluidos en una misma partida arancelaria,
encontramos una serie de países que, bien por su pertenencia al denominado
“Sistema de Preferencias Generalizadas”, bien por la firma de tratados
bilaterales se ven beneficiados respecto al régimen general mediante, entre
otros, la aplicación de bonificaciones arancelarias o a la prohibición del
establecimiento de contingentes.
Teniendo
en cuenta todos estos factores podemos afirmar que las relaciones comerciales en
y de la UE constituyen un complejo sistema en el que tanto el producto como el
país de origen son determinantes, por lo que, aún habiéndose establecido un régimen
general en el que teóricamente todos los productos que pertenecen a la misma
partida arancelaria tendrían el mismo tratamiento, el origen de los mismos
constituye una excepción a la regla general, siendo por tanto preferente el país
al producto.
Esta
última afirmación, y partiendo del hecho de que una vez superada la barrera
exterior en cualquier punto de la UE y abonados los derechos arancelarios
correspondientes el producto circularía libremente en el territorio de la Unión,
nos lleva a especificar las normas de origen que determinan el país de
procedencia de las mercancías, diferenciando entre país de fabricación y
exportador.
En
este sentido, con el fin de proteger el mercado interior y de aplicar
correctamente el régimen establecido, la UE considera exclusivamente el origen
de la mercancía para evitar desviaciones de comercio en el que países
suministradores o distribuidores puedan beneficiarse de las ventajas asignadas a
países con régimen especial de comercio.
La Política Comercial Autónoma.
La política comercial autónoma de la UE tiene como objetivo la
regulación aduanera y arancelaria y ha supuesto, desde la creación del Mercado
Común, el instrumento básico para conseguir que el mercado único se haya
convertido en una realidad.
Los productos objeto de comercio se ven sometidos a distintos tipos de
barreras o limitaciones de acceso a los mercados internacionales, barreras que
pueden ser de carácter cuantitativo como son las medidas arancelarias, cuotas,
restricciones de carácter equivalente o de carácter cualitativo, también
denominadas medidas paraarancelarias o barreras técnicas, en especial
homologaciones y certificaciones.
La libre circulación de
mercancías determina la existencia de un conjunto normativo aplicado de forma
general por todos los estados integrantes de la UE tendentes a la fusión de los
mercados nacionales en un mercado único, con el fin de eliminar las barreras
interiores y crear un sistema armonizado frente al exterior, teniendo por tanto
estas normas tres objetivos:
·
La
supresión de las aduanas internas y las medidas de carácter nacional que
supongan restricciones o trabas a la libre circulación de mercancías.
·
El
establecimiento de condiciones uniformes por los estados miembros respecto a los
productos comercializados en el mercado interior.
·
La adopción
de una normativa única respecto a los productos originarios de países terceros
no comunitarios.
Siendo por tanto los dos
primeros objetivos tendentes a la consecución de un mercado único no afectado
por la existencia de distintos países en el mercado interior y el último
proteger y regular el tráfico de mercancías procedentes del exterior.
La Política Comercial Autónoma y el mercado
interior.
La libre circulación de mercancías en el mercado interior es en la
actualidad un hecho, puesto que, la desaparición de las aduanas interiores ha
eliminado las barreras arancelarias y cualquier otro tipo de restricción que
pudiera ser aplicado en frontera y ha supuesto la normalización de las
condiciones técnicas para la comercialización de los productos en el mercado
interior.
La afirmación previa
induce a pensar que el mercado interior está totalmente constituido, pero esto
no es del todo cierto, puesto que todavía se mantienen, en paralelo con la política
comercial políticas sectoriales, en especial la PAC o la Política Pesquera
Comunitaria, que regulan una serie de productos no liberalizados y que no gozan
por tanto de libre circulación en el mercado interior.
Respecto a las barreras
técnicas, la necesidad de homologaciones y certificaciones para la entrada de
determinados productos, que antes constituían una limitación en aduana,
aparece ahora como una limitación a la comercialización, puesto que pueden
introducirse productos no homologados en cualquier Estado de la UE, pero no
pueden ser vendidos.
La Política Comercial Autónoma y el mercado
exterior.
La constitución del
mercado interior, y en especial la desaparición de las aduanas interiores,
determina la necesidad de trasladar la protección que suponían éstas a la
frontera exterior de la UE, mediante la creación de una frontera única o
“aduana exterior común” como barrera de entrada a los productos procedentes
del exterior, basada en la armonización de las políticas aduaneras de los
Estados miembros de la UE y se plasma en la aplicación de dos instrumentos, el
“Arancel Exterior Común” y el TARIC.
Con carácter general,
podemos afirmar que todos los productos que tengan la misma partida arancelaria
tienen un tratamiento aduanero único que aparece establecido en el TARIC, por
lo que cualquier producto procedente de un tercer país no comunitario tendrá
siempre el mismo tratamiento en su entrada en la UE, independientemente de la
aduana de importación por la que el producto se introduzca en el territorio
comunitario.
La verdadera diferencia
de tratamiento no aparece vinculada al producto, sino al país de origen del
mismo, puesto que la política autónoma está íntimamente relacionada con la
política comercial convencional y con los tratados y convenios firmados por la
UE con el resto de los Estados, lo que supone la aplicación de regímenes
especiales a los productos procedentes de determinados países, bien por una
reducción arancelaria derivada de la firma de un tratado comercial de carácter
bilateral, bien por la aplicación de un convenio multilateral, como es el caso
de los países en vías de desarrollo y la aplicación del Sistema de
Preferencias Generalizadas (SPG) discutido y aprobado en la UNCTAD.
La política comercial autónoma establece por tanto un régimen general
armonizado para todos los productos procedentes del exterior y una serie de regímenes
especiales que afectan a los productos originarios de determinados Estados o
grupos de mercado.
La Política Comercial Convencional
A
través de la política Comercial Convencional, la UE establece un complejo
entramado de acuerdos en el que aparecen reguladas sus relaciones tanto de carácter
multilateral como de carácter bilateral. Son acuerdos que tienen como objeto
ampliar sus relaciones comerciales, mejorar el acceso de sus productos a los
mercados exteriores y participar de forma activa en el desarrollo económico de
las zonas más desfavorecidas.
Para
lograr estos objetivos la UE firma tres tipos de tratados:
·
Tratados de adhesión: De contenido comercial y
financiero, con países que pueden llegar a ser miembros de la UE en el caso de
que cumplieran las condiciones establecidas en el tratado. Tal es el caso de
Turquía, Malta, Chipre y los países de Europa
Central y Oriental.
Estos
tratados tienen como objeto continuar con el proceso de ampliación de UE, por
lo que solo pueden ser objeto de los mismos aquellos países que aspiren a ser
miembros de ésta.
·
Tratados de cooperación
comercial:
De contenido comercial, con países con los que la UE mantiene relaciones
comerciales bien por cercanía geográfica, bien por vínculos históricos, bien
por que le permiten el acceso a nuevos mercados. Tal es el caso de Marruecos,
India o México.
Estos
tratados tienen por objeto mejorar las condiciones de acceso de los productos de
la UE a estos mercados mediante la disminución o el desarme arancelario y con
carácter general mediante la eliminación de las barreras aduaneras y el mejor
acceso al mercado interior.
·
Tratados de cooperación económica
o técnica: De contenido financiero, con países en vías de desarrollo que se
realizan a través de programas e instrumentos de cooperación en los que se
articulan las ayudas comunitarias. Se establecen por grupos geoeconómicos y
tienen un doble contenido, multilateral ya que afectan a grupos de Estados y
bilateral puesto que se negocian y se adaptan a las necesidades del país
receptor. Tal es el caso de los Convenios de Lomé para los países ACP, el
Programa PHARE para los países de la Europa Central y Oriental, el Programa
TACIS para los países no europeos de la antigua URSS y Mongolia, el Programa
MEDA para países terceros mediterráneos y el Programa de cooperación PVD-ALA,
en su doble vertiente AL-INVEST para América Latina y ASIA-INVEST para países
asiáticos.
Estos tratados
tienen por objeto mejorar las condiciones económicas, políticas y sociales de
los países beneficiarios y revisten la forma de ayuda al desarrollo.
Los tratados de adhesión
firmados por la UE permitirán ampliar el mercado interior que suponga prácticamente
la totalidad del continente europeo, teniendo previsto un programa de ampliación
por el que en el año 2004 se prevé la adhesión de Polonia, Hungría, República
Checa, Estonia, Eslovenia, constituyendo por tanto un mercado que comprenderá
en esta fecha un total de 20 Estados, abriéndose la posibilidad de la adhesión
del resto de los países de Europa
Central y Oriental (PECOS), países Europeos Mediterráneos (Turquía, Malta y
Chipre) y los países del Báltico, pudiendo constituirse en el año 2010 un
mercado que integrará un total de 26 socios.
Los tratados de cooperación
comercial permiten a los Estados mantener sus vínculos económicos y
comerciales previos a la constitución de la UE ampliando las ventajas
derivadas de estos vínculos a todos
los Estados miembros, mantener relaciones comerciales estables con mercados
potenciales que por su cercanía, aún no pudiendo ser miembros de la UE,
pueden llegar a constituir una Zona de Libre Cambio como son los países del
Magreb, o incluso pueden constituir un puente de entrada a otros mercados como
es el caso del tratado firmado con Méjico.
Respecto a los tratados de
cooperación económica y técnica la UE y sus países miembros[2]
son los principales donantes de los “países vecinos” de la Europa Central
y Oriental y la Cuenca del Mediterráneo, así como de países no tan cercanos
geográficamente, pero con una cierta vinculación histórica con los países
integrantes de la UE, como son los países africanos, y participa activamente
en la política al desarrollo de América Latina, Asia, el Caribe y el Pacífico.
La UE se constituye, por
tanto, no solo en un mercado interior plenamente constituido, sino que, a través
de la política comercial convencional:
·
Amplia
las condiciones de este mercado a los países europeos fronterizos con la UE,
permitiéndoles el acceso al mismo.
·
Elimina
las barreras y potencia la creación de Zonas de Libre Cambio con países en los
que no se puede llevar a cabo una ampliación.
·
Participa
activamente en el desarrollo económico y técnico de los países en vías de
desarrollo.
Esta triple vertiente nos
permite apreciar que la UE no solo no está plenamente formada, sino que tiene
el objetivo de ampliar su mercado, bien vía integración, bien a través de
mejoras en las posibilidades de entrada de sus productos a nivel global,
teniendo este último caso efectos inmediatos en la Política Comercial Autónoma,
puesto que los tratados comerciales mejoran de forma considerable el régimen
general aplicable a los productos, estableciendo un régimen especial para los
países firmantes de éstos tratados.
Como hemos
indicado, la UE no solo no se encuentra aislada del resto del mundo, sino que
participa activamente en el desarrollo económico y comercial del mismo.
Continua su proceso de ampliación, crea Zonas de Libre Cambio, participa en el
proceso de desarrollo económico de los países desfavorecidos, y todo ello
afecta a sus relaciones comerciales y al posicionamiento de sus productos a
nivel internacional.
La creación de una nueva
moneda y la desaparición de las monedas de la “Zona Euro” tiene
necesariamente que tener consecuencias fundamentales en el régimen comercial de
la UE y de sus Estados miembros, no solo a efectos de su mercado interior, sino
también a efectos del total de su amplia red de relaciones comerciales
internacionales.
Efectos del EURO en el comercio interior.
Efectos del
EURO en el comercio de los países integrantes de la UEM.
El efecto fundamental de la
creación del Euro y su aplicación en los países integrantes de la Unión Económica
y Monetaria es la desaparición del denominado “riesgo de cambio” en todas
las operaciones comerciales realizadas entre ellos, con la consiguiente
disminución de los costes financieros, eliminando las comisiones de cambio y
los productos de cobertura del riesgo de cambio, lo que permite un ahorro
considerable para las empresas y los consumidores finales.
La desaparición del
“riesgo de cambio” afectará de forma distinta a las empresas radicadas en
estos países dependiendo de su volumen, su tipo de actividad y el destino
habitual de sus operaciones internacionales.
Podemos decir que, con carácter
general, el Euro permitirá armonizar la actividad financiera de las empresas en
todos sus ámbitos, lo que permitirá una correcta gestión de los costes,
puesto que desde la materia prima al personal todo se contabilizará en la misma
moneda, teniendo como efecto una correcta determinación y comparación de los precios, al no verse
esos afectados por la variación propia que determinaba la utilización de
distintas monedas en cada uno de los centros productivos y de distribución.
Esta afirmación es correcta
para el caso de que todos los componentes y servicios incorporados a sus
productos sean originarios de la Unión, puesto que no debemos olvidar que sigue
existiendo un mundo exterior que suministra materias primas, componentes y
servicios asociados a la actividad comercial y de distribución, que no tienen
porqué utilizar la moneda única.
En cualquier caso, la
armonización de la moneda no tiene porque determinar una armonización de los
costes de producción, ya que estos no dependen exclusivamente de la moneda,
sino que se ven influidos por otros factores como son, entre otros, la
fiscalidad, el régimen laboral o el acceso a materias primas, lo que determinará
que sigan existiendo diferencias entre los distintos países a la hora de
determinar donde se radicarán los centros de producción.
La utilización de la moneda
única obligará a los Estados miembros a cambiar sus políticas empresariales,
ya que la diferencia de moneda que constituía un factor fundamental de cara a
la competitividad desaparece, por lo que, para poder competir vía precio las
empresas deberán ajustar sus costes o reducir sus márgenes, o bien, competir vía
calidad.
La política de precios de
las empresas deberán seguir adecuándose a los consumidores, puesto que existen
una serie de factores que no están vinculados a la moneda como es la distancia,
que incorpora costes de transporte y seguro o la capacidad económica de los
consumidores, que no es homogénea en todos los Estados miembros.
Efectos del
EURO en el comercio de los Estados europeos no integrantes de la UEM.
En los Estados
europeos que no han entrado en la primera fase de la UEM, Dinamarca e Inglaterra
parecen permanecer en su escepticismo respecto a la nueva moneda, Suecia
permanece en una postura indeterminada entre el no quiero y no puedo, así como
Grecia tras la revisión del Consejo celebrado bajo presidencia portuguesa, se
considera ha alcanzado el nivel necesario de convergencia con las otras once
economías para incorporarse en breves fechas a la UEM.
Dinamarca,
Suecia, Reino Unido y Grecia aparecen vinculados de forma natural al mercado
interior por lo que, aún no siendo el Euro su moneda nacional, si será su
moneda normal de utilización en sus relaciones en el mercado interior. Este fenómeno
introducirá la doble circulación monetaria en dichos Estados.
La Libra
Esterlina, muy vinculada al dólar americano, controla aproximadamente el 6% del
mercado internacional, por lo que se podría mantener fuera del Euro, pero su
vinculación comercial con el continente, especialmente desde el punto de vista
de las expediciones de productos, ha determinado que, independientemente de la
decisión política de mantenerse fuera de la moneda única, las empresas británicas
hayan decidido realizar sus operaciones y llevar su contabilidad en Euros.
El Franco Suizo
representa el 5,6% de las emisiones mundiales, pero está muy ligada a las
monedas europeas integrantes del Euro, lo que unido al hecho de que el 60% de
sus exportaciones van dirigidas a la UE ha determinado que las empresas suizas
mantengan cuentas en esta moneda para no perder su negocio tradicional.
Mónaco, El
Vaticano, San Marino y Andorra adoptarán el Euro, ya que, al no poseer moneda
propia utilizan monedas integrantes del sistema, Franco Francés, Lira y Peseta,
por lo que la sustitución se producirá de forma automática.
Los países de
Europa Central y Oriental que tienen prevista su entrada entre el 2004 y el 2010
aparecen vinculados al Euro tanto por ser ésta la moneda en la que reciben la
mayor parte de sus ayudas internacionales[3] como por el volumen que suponen sus
relaciones comerciales con los países integrantes de la UEM. Estos países irán
pasando a formar parte del Euro con la consiguiente desaparición de sus monedas
nacionales a medida que se vayan integrando en la UE y cumpliendo los criterios
de convergencia de la UEM.
Efectos del EURO en el comercio exterior de la UE.
El Euro desempeñará un
papel trascendental en las relaciones con los países mediterráneos ya que la
UE se constituye como su principal socio comercial, estando prevista la creación
de una Zona de Libre Comercio en el año 2010, lo que unido a su dependencia
tradicional al Franco Francés nos permite prever la utilización del Euro como
moneda usual de comercio.
El resto de los países de la
zona francófona africana (CFA) seguirán los mismos parámetros al ser el
Franco Francés su moneda común de intercambio, con lo que al desaparecer éste
el Euro pasará a ser su moneda para su operativa internacional.
La extensión de las
fronteras de la UE y la influencia del Euro a los países de Europa Central y
Oriental supondrá un cambio fundamental en las relaciones comerciales
internacionales de la CEI, antiguas repúblicas soviéticas y Mongolia, tanto
por la cercanía de mercados en los que el Euro se constituye como moneda única
o habitual como por la recepción de ayudas comunitarias nominadas en esta
moneda.
El bloque asiático va a ser
probablemente donde menos se perciban los efectos de la aparición del Euro,
puesto que su comercio exterior con la UE es muy inferior a sus relaciones
comerciales con Estados Unidos[4]
, aunque si se notarán sus efectos en la política de inversiones de los países
asiáticos y especialmente de Japón puesto que se prevé un desplazamiento de
las inversiones niponas de la zona asiática caracterizada por su volatilidad y
fragmentación económica hacia una Europa unificada y política y económicamente
estable.
América Central y América
del Sur mantienen una dependencia tanto económica como comercial de Estados
Unidos, aunque, por vía tratados, sus relaciones comerciales con la Unión
Europea se van ampliando y normalizando, con lo que previsiblemente el Euro
pasará a ser la segunda moneda de intercambio comercial para éste grupo de
Estados.
BIBLIOGRAFÍA
Hitiris, T y Vallés, J: Economía de la Unión
Europea.
Prentice Hall. Cuarta Edición. Madrid. 1999
Delage, F: "Dudas y Esperanzas sobre la Unión Económica y Monetaria" Política Exterior. Vol 6. nº 29. Otoño
1992
Fernández, E: "Entorno al Tratado de la UE", Política Exterior. Vol 6. nº 29. Otoño 1992.
Comunidades Europeas: Dictamen sobre
las relaciones entre la Unión Europea y el ASEAN. Comité Económico y
Social. Bruselas. Febrero de 1996.
5. UNA
VISIÓN CRÍTICA A LAS ÁREAS MONETARIAS ÓPTIMAS. UN ENFOQUE DINÁMICO DE
REORDENACIÓN INTERNA DE LA INVERSIÓN.
Fernando Alonso Guinea. Dr. en CC. Económicas
UCM Madrid. Profesor del Departamento de Economía Aplicada I (Economía
Internacional y Desarrollo) UCM Madrid y Profesor del Centro Universitario
Francisco de Vitoria.
La teoría de las áreas
monetarias óptimas es una de las teorías monetarias más consistentes. Su
creador, Robert Mundell expone como las uniones monetarias en áreas
convergentes económicamente crean escudos protectores para esas economías
respecto de los shocks procedentes del exterior. En la siguiente exposición,
trataremos de demostrar como las consecuencias son muy diferentes dependiendo de
la posición que tenga cada país. La forma en que esas diferencias se harán
explícitas será a través de movimientos en los mercados de capitales
abandonando los países periféricos y desplazándose hacia los países
centrales de los sistemas.
Introducción
Los tipos de cambio son una variable de ajuste en los sistemas
económicos, una válvula de escape de los desequilibrios internos y externos
que se producen en un país. La vieja discusión entre tipos de cambio fijos y
tipos de cambio flexibles ha abierto un nuevo paradigma en el que se perfila una
nueva situación en la que áreas de países vinculan las paridades de sus
monedas estableciendo un sistema de paridades flotantes frente a terceros países.
Partamos de la base de que un
área monetaria óptima reduce los niveles de variabilidad de las monedas frente
al exterior. Consideremos asimismo que el área monetaria determina a través
del equilibrio interno las variables de ajuste del sistema. Sin embargo, surge
una pregunta adicional ¿Cuál es el tamaño óptimo del área monetaria? ¿hasta
donde llegan las fronteras que determinan un área de estabilidad monetaria? ¿Cómo
establecer la conveniencia de expandir o reducir el uso de una moneda? ¿Qué
tipo de regulaciones se han de imponer para determinar las limitaciones a la
circulación interna y externa de los capitales? ¿Cómo se transmiten los
shocks? ¿Qué hacer para reducir su impacto? ¿Cómo se redistribuye el efecto
de los shocks a nivel interno dentro de cada área monetaria?
Estas cuestiones, que a
primera vista pudieran parecer con claros componentes académicos se convierten
en aplicaciones tras el primer experimento aplicado de las áreas monetarias óptimas
cuyo ensayo se ha venido a llamar Unión Monetaria Europea y su moneda
determinada por los tipos de cambio irreversibles "euro".
Condiciones Necesarias
La primera y fundamental
consiste en la existencia de un Banco Central que organice el mercado monetario
y el sistema financiero. Entre las competencias de la máxima autoridad
monetaria estará elegir las variables instrumentales y objetivos finales de la
política a seguir. Será, por tanto, un instrumento de vital importancia para
potenciar la libre circulación de capitales y facilitar los usos de sistemas
interregionales de pagos. En el caso de la Unión Monetaria Europea, dicha función
la desempeña en la actualidad el nuevo sistema de compensación y liquidación
de cobros y pagos en tiempo real (sistema TARGET). De este sistema debe emerger
la cooperación entre los diferentes bancos centrales (SEBC) y mediante acuerdos
adoptar posiciones comunes en la aplicación y sesgos de las políticas.
Asimismo, otro componente que puede introducir distorsiones en el sistema es la
emisión de moneda y el control sobre el banco emisor. Los diferentes ciclos
económicos vividos en los diferentes países obligan al banco central a aplicar
políticas monetarias que no agradarán por igual a todos los miembros del área.
Mientras a un país que esté en un ciclo expansivo de su economía una subida
de los tipos de interés ralentizaría su índice de crecimiento, a otro que está
en un ciclo recesivo, le ayudaría a controlar la transmisión de la expansión
de la demanda a incrementos en los precios.
Sin embargo, la labor del
banco central debe respetar las opiniones de todos los miembros, si bien,
resulta imposible satisfacer las necesidades de todos a un tiempo. Por ello, las
autoridades monetarias de un área monetaria, regidos por el principio de
prudencia, ejecutan políticas monetarias poco arriesgadas y que estén
descontadas por los agentes de los mercados de capitales para incidir con sus
actuaciones en pequeñas dosis. La consecuencia son impulsos monetarios débiles
de impacto inferior al que tendrían las actuaciones individuales de cada uno de
los bancos centrales integrados en la zona.
Bajo estas consideraciones,
en un sistema de tipos de cambio fijos, los ajustes económicos se realizarán a
través de variables reales y no nominales. Sin embargo, no debemos olvidar que
en un área monetaria óptima, las relaciones con terceras monedas permanecen
bajo un régimen de cambios flexibles que suponen una válvula de escape para el
área monetaria en su conjunto. Por tanto, nos encontramos ante una situación
en la que los equilibrios internos se producen a través de las variables
reales, pero los desequilibrios externos del área se resuelven asimétricamente
a través de variables nominales como son fundamentalmente el diferencial de
tipos de interés y las variaciones de los tipos de cambio. Se produce, por
tanto, una solución dicotómica entre los desequilibrios internos y externos.
Definición del Modelo
Veamos a continuación cual
es la capacidad que tiene cada uno de los países para distribuir y absorber en
su economía los impactos procedentes de terceros países. Definimos la variable
absorción como la parte sobre el
impacto total que recae en cada uno de los países del área monetaria óptima.
Según la construcción de la
nueva variable, en el mercado de capitales[5] se producen variaciones cuando
elementos externos hacen variar el escenario para los inversores. Si queremos
medir el impacto de los shocks externos en las áreas monetarias óptimas,
tendremos que valorar la diferencia en los flujos de inversión extranjera
interna al área y externa al área que reciba cada uno de los países. Esta será
la forma que utilizaremos para medir la variable absorción de impactos externos
de cada economía.
Si definimos la variable a i (t) como la cantidad de inversión captada por el país i-ésimo en el periodo t, nuestra variable q i la podemos definir como:
q i = a i
(t) - a i (t - 1)
La solución teórica a
nuestro problema sería que si las diferentes variables q son idénticas para todos
los países se cumple una equidistribución
de los costes ocasionados por el impacto externo. En cada uno de los países se
debe guardar una relación entre el PIB de cada uno de los países y la
capacidad de absorber los impactos procedentes del exterior.
El fenómeno habitual cuando
se produce un shock procedente del exterior se traduce en movimientos de los
mercados de capitales, sobre todo aquellos cuyas posiciones vencen en el corto
plazo. Este desplazamiento del capital produce sesgos en las carteras de inversión
que recolocan sus posiciones en función del riesgo. Al fin y al cabo, un shock
procedente del exterior resulta equivalente a una elevación del riesgo ante un
fenómeno desconocido o cuya incidencia se desconoce. Ante una situación con
riesgo específico, la actitud de los inversores institucionales se mueve en
bloque, desviando fondos desde la renta variable a la renta fija, buscando las
elevaciones de los tipos de interés, la restricción monetaria y la seguridad
en sus inversiones. Esta elevación en los tipos, pone en marcha los elementos
de ajuste interno de las economías. Sin embargo, los efectos dinámicos no han
hecho sino empezar. Al proceso de ajuste determinado por la movilidad de
capitales hay que asignarle dos componentes:
§
El
primero de ellos viene provocado por las variaciones existentes en las
posiciones a corto plazo por parte de los inversores institucionales que pueden
desviarse en dos sentidos
ð El primero a través de un
reajuste interno de flujos de inversión a lo largo de los diferentes países
que formen parte del área monetaria óptima.
ð El segundo reasignando los
flujos de inversión fuera del área en cuyo caso los efectos tampoco tienen por
qué ser equivalentes para todos los países, ya que dependerá de qué tipo de
países se retiren las inversiones. Las estructuras de riesgos determinan que en
aquellos países en los que se experimenta un crecimiento más inestable serán
los candidatos primeros para que los inversores institucionales retiren con
mayor premura sus inversiones. Son precisamente los países con estructuras
macroeconómicas más inestables aquellos sobre los que la incidencia de los
shocks externos se dejará sentir con mayor virulencia.
Figura 5.1
Elaboración propia
El proceso de ajuste ante un
shock con tipos de cambio flexibles determina el equilibrio a través de
variaciones en variables de tipo nominal como son los tipos de interés y
fundamentalmente los tipos de cambio, que acaban afectando a la competitividad y
a la generación de riqueza y ahorro. La variable de ajuste determina los saldos
en las balanzas de pagos. Este es el caso que se dio a principios de los ochenta
con tipos de cambio flotantes e importantes desajustes derivados del
comportamiento de los tipos de interés y la deuda externa. Sin embargo, con
tipos de cambio fijos, nos introducimos en un sistema en el que los ajustes se
provocan a través de variables de tipo real y no nominal. Un país con una
posición débil en su balanza verá salir capitales y reducirse su masa
monetaria, obligándole para detener dicha dinámica a elevar los tipos de interés.
Las reducciones de la masa monetaria tendrán efectos recesivos sobre la demanda
y, si no se producen operaciones de esterilización por parte del estado, la no
contracción de la masa monetaria alimentará subidas en los precios que acabarán
afectando a la competitividad del país. Como el tipo de cambio es fijo, la
competitividad será menor y esto implicará una menor capacidad para vender
fuera provocando en las empresas exportadoras una situación complicada para su
subsistencia que obligará a reducir sus producciones ante la caída de la
demanda exterior. Ante esta situación, los empresarios pueden tomar dos
estrategias:
ð Desviar sus producciones
enfocadas al exterior hacia el mercado interno, en cuyo caso, la entrada de
nuevos competidores desplazará a otras empresas dedicadas al abastecimiento del
propio mercado, expulsando a aquellas que tengan pequeñas cuotas de mercado
obligándolas a reducir personal o cerrar
ð Buscar nuevos mercados
exteriores o cerrar su actividad.
En cualquiera de los casos,
la consecuencia pasará por reducir el índice de empleo respecto del de
actividad. La expulsión de mano de obra al desempleo no se hará esperar,
reduciendo a su vez dichas personas su demanda de bienes y servicios. Esta caída
en la demanda hará caer de nuevo los precios ya que la capacidad adquisitiva de
un desempleado es significativamente inferior a la de un empleado. Además, por
el efecto de aumento de precios en el mercado interno, los bienes comerciables
se buscarán en el mercado exterior. El efecto del incremento de la demanda
externa sobre los mercados de nuestros socios comerciales se traduce en un
incremento de la presión sobre los precios por un doble efecto:
ð
Primero
porque el incremento de la demanda obligará a contratar más trabajadores o a
que los que ya lo hacen dediquen horas extraordinarias al trabajo. En cualquiera
de los casos, se traduce en un incremento de la capacidad adquisitiva y un
incremento de la demanda interna.
ð
La
demanda procedente del exterior, al incrementarse por los reducidos precios,
presiona al alza sobre los mismos.
El efecto combinado de ambos
incrementos de la demanda provoca una pérdida de competitividad que devuelve el
equilibrio a su estado inicial.
Ajuste Interno
Figura 5.2
Elaboración propia
Los inversores
institucionales aglutinan el porcentaje más importante de las inversiones
transnacionales. A la hora de configurar sus carteras de inversión han de
elegir el coeficiente que dedican de las mismas a la renta fija y la renta
variable. Los elementos tomados en consideración a la hora de elaborar dicha
composición suelen buscar una mayor rentabilidad en renta variable y unas
garantías superiores en la renta fija. Asimismo, deben discriminar acerca del
destino de las inversiones en función del riesgo correspondiente al país en el
que depositan sus inversiones y las rentabilidades esperadas en los mismos.
La cartera está formada por
una rentabilidad fija. De esa cantidad tememos que decidir su composición. Si
ordenamos las inversiones en función del riesgo, si el mercado de capitales es
eficiente, debieran quedar también ordenadas en función de la rentabilidad.
Tendrán mayor rendimiento aquellas inversiones situadas en los países con
economías más emergentes que crecen a ritmos más vivos en relación a otros
con economías más consolidadas que lo que ofrecen al inversor son cotas más
elevadas de seguridad en sus inversiones. Por tanto, un inversor tipo ante un
clima de estabilidad, dotará un mayor porcentaje en la composición de su
cartera hacia activos más rentables con mayor componente de riesgo, dotando un
porcentaje menor en aquellos países con economías consolidadas cuyas
rentabilidades serán más ajustadas.
El porcentaje atribuible a
cada país de la cartera vendrá determinado por el coeficiente a asignado
a cada estado.
Siendo:
En este hecho se basa la crítica
de las áreas monetarias óptimas, en que los coeficientes ai son cambiantes y, aunque la
suma de todos ellos sigue determinando la unidad, la composición especifica de
los mismos asociada a los porcentajes invertidos en cada uno de los países van
sufriendo variaciones, especialmente en el caso de enfrentarse a un shock
procedente del exterior. Las reacciones iniciales ante un fenómeno de esta
naturaleza son:
ð En los países con economías
periféricas se incrementa el riesgo de país de forma superior al incremento
experimentado en los países centrales con economías más sólidas basadas en
la competitividad real. Esto hace que se reduzca el coeficiente ai en los países periféricos y se incremente en los centrales.
Se produce una reordenación de las inversiones en la que gana importancia la
seguridad y pierde importancia la rentabilidad. Se produce un sesgo en el
inversor institucional que le obliga a llevar sus inversiones hacia renta fija y
variable de estados estables.
ð Para evitar la salida de
capitales, en los países periféricos, ante el incremento del riesgo país y la
elevación de su riesgo específico, realizan elevaciones en los tipos de interés
a largo plazo, para compensar el incremento de su prima de riesgo. Bajo esta
circunstancia, se establece un efecto compensador sobre ai en función del
comportamiento del diferencial de tipos.
Para introducir en nuestro análisis
la variable "Diferencial de tipos de
interés a largo plazo" [6] A la variable resultante de sustraer
las ecuaciones (1) y (2) la llamaremos bi
Sean Ki los
capitales a invertir en cada uno de los países pertenecientes a área monetaria
óptima. Las cantidades a invertir son diferentes en cada uno de ellos,
dependiendo de la riqueza acumulada y de las tasas de ahorro e inversión
existentes.
bij = Flujo neto de inversión
desde el país i hacia el país j
bji = Flujo neto de inversión
desde el país j hacia el país i = - bij
bii = Flujo neto de inversiones
de un país en su propia economía
Por tanto, cada una de las filas y columnas
de la matriz M representa el flujo neto de inversiones realizado por cada país
o de inversiones netas recibidas por cada país
La diagonal de la
matriz M representa los porcentajes que cada país dedica de su capital a
invertir en su propia economía, por tanto, lo que dedica a invertir en el
extranjero será:
Por tanto, las
variables bij son acumulativas de la
información:
q
Diferencial
entre el riesgo país de los países j e
i
q
Diferencial
de rentabilidad media entre los países j e
i
q
Diferencial
de desviación típica en la rentabilidad media de los países j e
i
La matriz M es una matriz simétrica
en la que bij y bji son iguales pero con signos
cambiados. Esto confiere a la matriz una serie de propiedades matemáticas. Además,
si todos los países invirtiesen en su propio país (situación de autarquía
inversora o restricción total al movimiento de capitales), la matriz M
resultante será la matriz identidad, obteniendo para dicho caso los siguientes
resultados:
El resultado de las
inversiones resultantes en cada país sería:
Para el caso general en el
que las inversiones se distribuyen entre los n países
del área monetaria óptima, tendremos que la composición y distribución a lo
largo de ellos será:
Siendo el sumatorio de las
filas el flujo neto de inversiones del país 1, 2,....., n y el sumatorio de las
columnas la inversión realizada en el resto del Area Monetaria Optima por el país
1, 2, ....., n
Ajuste Externo
Ante un acontecimiento
inesperado para los inversores, éstos incrementan su aversión al riesgo. Los
cambios de posiciones son mucho más rápidos en el caso de los inversores
institucionales, que realizan grandes operaciones en periodos muy cortos de
tiempo. En las teorías ortodoxas, dichos movimientos se califican de
perjudiciales para multiplicar los efectos de las crisis. Uno de los factores más
beneficiosos de las Áreas Monetarias Óptimas es precisamente la protección
que prestan a los países ante sucesos inesperados procedentes del exterior. Por
tanto, tenemos dos efectos que repercuten en las inversiones financieras del
Area Monetaria:
1.
El comportamiento de los inversores particulares, cuyas inversiones
suelen ser a más largo plazo que las de los inversores institucionales debido
al coste mayor de las comisiones que les cobran los intermediarios financieros.
Son los que, por no ser especialistas, acumulan el mayor porcentaje de pérdidas
por reaccionar con posterioridad en caso de producirse crisis.
2.
Los inversores institucionales que tienen porcentajes muy altos de
inversión fuera de sus países de procedencia del capital. Suponen un
porcentaje mucho mayor que el de los inversores particulares y reaccionan con
rapidez y virulencia a los shocks procedentes del exterior. Dentro de los
inversores institucionales tendremos que diferenciar dos casos:
a.
Los inversores de dentro del área monetaria óptima que redistribuirán
sus inversiones variando los coeficientes de inversión otorgados a cada país
del área y que repatriarán parte de las inversiones que tienen realizadas en
el exterior ( n...m ).
b.
Los inversores institucionales de fuera del área monetaria óptima que
redistribuirán sus inversiones variando los coeficientes de inversión y
redistribuyendo en función del riesgo desde los países emergentes del área
hacia otros que ofrezcan mayores niveles de seguridad, trasladando de renta
variable a renta fija y, sobre todo, repatriando capitales, sobre todo los de
tipo especulativo hacia sus países y monedas de referencia ($
fundamentalmente).
Llamaremos K* = [K n+1,
K n+2 , ...., K m ] que son a las inversiones de capital procedentes de los m - n países del exterior que invierten dentro del área monetaria
óptima. También dentro de esos m - n
países estarán aquellos en los que nosotros invertimos. Puede ser que existan
países en los que invertimos am+2> 0 , aunque ellos no
inviertan en nuestro país, y otros en los que no invirtamos, aunque ellos si
inviertan en el área monetaria al que pertenecemos. Estos flujos se determinan
a través de los sumatorios de las filas y las columnas. En el caso en que
invertimos fuera en el país k, pero ellos no invierten en nuestro área:
Si tenemos que el grupo de países
m - n exterior al área monetaria óptima puede suponer una partición
dentro de la matriz M, obtendremos que:
En la matriz M la primera
partición, la superior izquierda representa los flujos de capital netos entre
cada uno de los países del área monetaria óptima. La segunda partición,
superior derecha, representa los flujos de capital netos entre el área
monetaria óptima (desde el área al exterior). La tercera, inferior izquierda,
representa los flujos de capital desde el exterior al área, y la cuarta,
inferior derecha, determina los flujos entre los países que no pertenecen al área
monetaria óptima.
(1)
Análisis
Gráfico
Para realizar el análisis gráfico,
tendremos que utilizar la curva de aversión al riesgo de los inversores. Para
definir esta curva tenemos que partir de varios supuestos:
1.
Para definir la tendencia creciente o decreciente de la curva y su
concavidad y convexidad, partimos de la relación existente entre los
coeficientes ai y la variable riesgo que
vamos a definir como variable s que depende del shock que
definiremos a través de la variable t
Si el país i es un país del área monetaria óptima
con alta rentabilidad y riesgo, se cumplirá que:
Si el país j es un país del área monetaria óptima
con baja rentabilidad y gran seguridad (baja volatilidad en la rentabilidad de
sus emisiones):
2.
Clasificamos los países en función del riesgo y la rentabilidad de
mayor a menor en el eje de ordenadas. Así, el país con mayor riesgo y
rentabilidad estará en la parte superior (emergentes) y los más seguros estarán
en la parte inferior (centrales)
3.
En el eje de abcisas mediremos el riesgo. A medida que vayamos hacia la
derecha, el nivel de riesgo será mayor.
4.
Por último, decir que en una situación de estabilidad, los inversores
asumen mayores riesgos para obtener mayor rentabilidad, ya que el grado de
volatilidad de las inversiones es menor. Bajo un ambiente de incertidumbre
dominado por situaciones de shocks externos, la aversión al riesgo del inversor
se desplaza hacia la izquierda y los mismos niveles de riesgo se convierten en
mayores añadiendo a la desviación típica el efecto del shock.
Figura 5.3
Conclusión
Los efectos de los impactos
procedentes del exterior no son equidistributivos. Las áreas monetarias óptimas
resultan, por tanto una solución de Second
Best consiguiendo incrementar la eficiencia global del sistema monetario.
Sin embargo, no resultan tan óptimas desde el lado de la equidad. Para medir la
diferencia en el comportamiento de los distintos miembros de la zona, hemos
visto que la variable absorción del impacto, al menos a nivel teórico resulta
ser diferente para cada país. Ante un impacto externo, se produce un
reordenamiento interno de los capitales invertidos por los propios países del
área y por los externos al cambiar las condiciones de riesgo y estabilidad de
las economía. Podríamos hablar de que las economías más seguras y estables
ofrecen un refugio a los inversores internacionales. Estos
países son especialmente beneficiados por la existencia de shocks procedentes
del exterior. Hasta podríamos decir que, ante la necesidad de inversiones
procedentes del exterior a un país refugio le es más propicio para atraer
capitales producir un shock externo lejos de sus fronteras que elevar sus tipos
de interés. Estas conclusiones las
hemos obtenido del análisis de los coeficientes a i para los casos
en que se producen ajustes tanto internos como externos. Por último, solo señalar
que el modelo resulta consistente en la teoría, falta por ver si también
soportará la contrastación empírica que será objeto de estudios posteriores.
BIBLIOGRAFÍA
Alonso, F: "Diferenciales de inflación y tipos de cambio en el Sistema
Monetario Europeo". Actualidad
Financiera. Nº 6. Abril 1996.
González, S y Mascareñas, J: El Sistema
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Internacional y el Mercado de Divisas.
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Quaterly Journal of Economic, LXXXIV, nº 2, Mayo 1960. Pgs 227-257
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(Junio) 1957.pgs. 321-335.
Mundell, R: "The Euro and the Stability of tje International Monetaryu System".
Recent Policy Essays. Columbia
University. Enero 1999
[1] La UE Establece como objetivo de la política de cooperación “El desarrollo económico y social sostenible, la inserción armoniosa y progresiva de la economía mundial y la lucha contra la pobreza” Art 130 U del Tratado de la UE.
[3] La UE es el mayor donante de estos países a través del Programa PHARE.
[4] El 6% frente al 25%.
[5] Es el único mecanismo que funciona con una relativa libertad en el mercado único y se convierte, por ello, en el principal mecanismo para ajustar las economías, ya que el resto de libertades tienen aún serios problemas para operar de facto, aunque no los tengan de iure.
[6] Se determinan en función de los tipos publicados por los Bancos Centrales para títulos de Deuda Pública a Diez años. En caso de no existir emisiones de éste tipo, se tomarán como referencia para los cálculos las cotizaciones de los bonos nocionales a diez años en los mercados de derivados.
Sugerencias: Biblioteca de Económicas y Empresariales. Servicios de Internet-- Universidad Complutense
Fecha de actualización de esta página: 05/02/01