RETOS PARA
LA UE DE LA AMPLIACIÓN AL ESTE. LA INCIDENCIA DE LOS FLUJOS MIGRATORIOS
EDUARDO DEL RÍO COBIÁN
Doctor en CC. Económicas y Empresariales. Profesor EBS
(Cámara de Comercio de Madrid)
INDICE
1. Introducción
2. Retos para la UE de la ampliación al Este
3. Principales factores que impulsan los flujos
migratorios
4. La Gestión de los Flujos Migratorios.
5. Referencias
bibliográficas.
1. INTRODUCCIÓN
El reto de
mayor importancia histórica de la UE en la actualidad es su ampliación hacia el
Este. Si consideramos el número de países candidatos, y la brecha en niveles de
desarrollo económico, en madurez política y en capacidad de las instituciones,
nos daremos cuenta en una primera aproximación de la magnitud de los retos
planteados.
Me gustaría
aclarar en primer lugar, que los retos se pueden ver desde dos perspectivas
distintas.
En primer
lugar, desde los países candidatos, que deben realizar un enorme esfuerzo de
adaptación, no sólo para cumplir los criterios de admisión, sino también para
prosperar una vez dentro de la Unión Europea.
En segundo
lugar, desde la UE actual, que debe realizar un reforma de sus instituciones y
de algunas de sus políticas, si quiere evitar que la entrada de nuevos miembros
suponga inestabilidad social o desequilibrio presupuestario.
Como el tema
es muy amplio, este artículo se va a centrar en los retos desde el ángulo de la
UE, aun cuando en el planteamiento de algunas propuestas se tenga en cuenta la
repercusión en la evolución de los esfuerzos de los países candidatos. Además,
se va a desarrollar fundamentalmente un aspecto, el de la incidencia de los
flujos migratorios procedentes del Este.
No sería justo
desarrollar el tema de los retos para la UE de la ampliación al Este sin dejar
claro en esta introducción que ante todo es una oportunidad.
Una oportunidad económica, pues la entrada
de nuevos miembros supone en definitiva nuevos mercados y nuevas oportunidades
para el comercio y para la inversión de los países de Europa occidental.
Una oportunidad geopolítica, pues una Europa
ampliada gana peso específico, influencia y capacidad de negociación en la
escena internacional.
Una oportunidad moral, pues supone apoyar y
consolidar formas de organización de la vida colectiva, (democracia y economía
de mercado), en países sometidos a sistemas totalitarios y economías
planificadas durante medio siglo, de forma que sus habitantes han vivido sin
oportunidad real de elección.
Una oportunidad para la estabilidad. Los
problemas de medio ambiente, de pobreza, de drogas, de inseguridad, traspasan
las fronteras. Integrar a estos países en la UE supone, o debería suponer en
tanto en cuanto el proceso se gestione bien, una mayor estabilidad, tanto para
los países del Este como para los del Oeste.
Además de
Chipre, (y la reactivada candidatura de Malta), son diez los países de Europa
Central y Oriental, (PECO) aspirantes a la adhesión: Polonia, la República
Checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Rumania, Bulgaria, Estonia, Letonia y
Lituania.
Aunque el
proceso de ampliación al Este se puso oficialmente en marcha en marzo de 1998,
con la celebración de la primera sesión de la llamada Conferencia Europea que
reúne a los Estados miembros de la UE y a los
países candidatos a la adhesión, los orígenes del mismo se sitúan en la
caída del muro de Berlín en diciembre de 1989.
Los PECO
iniciaron entonces una difícil transición hacia la democracia y la economía de
mercado, y la UE comenzó a instrumentar una serie de acuerdos comerciales y una
política de cooperación, (a través del programa PHARE), con el fin de apoyar
sus reformas políticas y económicas.
Un segundo
paso importante en este camino lo estableció el Consejo Europeo de Copenhague,
celebrado en junio de 1993, en el que la UE decidió adoptar una estrategia de
preadhesión respecto a los PECO y definió las condiciones que éstos habrían de
cumplir para poder llegar a convertirse en su día en Estados miembros:
i)
El logro de unas instituciones estables que
garanticen la democracia, la primacía del Derecho y el respeto de las minorías.
ii)
La implantación de una economía de mercado viable
que permita hacer frente a la competencia y adaptarse al normal funcionamiento
del mercado único europeo.
iii)
Tener la capacidad de asumir las obligaciones de la
UE, (el acervo comunitario), incluida la observancia de los fines de la unión
política, económica y monetaria.
Un tercer y
decisivo paso hacia la ampliación lo llevó a cabo el Consejo Europeo de
Luxemburgo, celebrado en diciembre de 1997, en el que , en base a los informes
de la Comisión sobre la situación de los países candidatos, (en cuanto al grado
de cumplimiento de los criterios referidos), se decidió seleccionar a seis de
dichos países, (el llamado grupo de 5 +1 o de primera velocidad), para comenzar
con los mismos las negociaciones de adhesión en abril de 1998.
Además de
Chipre, se trata de Polonia, Hungría, la República Checa, Eslovenia y Estonia.
Son los países mejor preparados hoy para la integración en la UE, aunque
todavía no lo estén completamente.
Los más rezagados son Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Letonia
y Lituania, los cuales serán admitidos cuando progresen adecuadamente. Mientras
tanto, forman parte de la mencionada Conferencia Europea, una sala de espera a
la que se invitó también a Turquía, pero que rechazó dicha invitación como protesta
formal por su exclusión del grupo de “primera velocidad”, (mientras tanto,
Turquía ha pretendido dificultar la integración de Chipre, un país bipartido
desde que se produjera la ocupación turca del norte de la isla en 1974). En
cambio Malta ha pasado a incorporarse a la Conferencia Europea tras la
reactivación en 1998 de su solicitud de ingreso en la UE.
2.
RETOS PARA LA UE DE LA AMPLIACIÓN AL ESTE
El calendario de adhesión va a depender del avance de las
negociaciones de la UE con los países del primer grupo y de los progresos de
los países del segundo grupo en el cumplimiento de los criterios estipulados.
Según las previsiones de la Agenda 2000, la quinta ampliación de la UE sólo
comenzará a producirse a partir del año 2002, contemplándose en las perspectivas
financieras 2000-2006 tanto un capítulo de ayuda a la preadhesión como una
línea de fondos disponibles para la adhesión.
La integración
de estos países en la UE será más difícil que en cualquier otra ampliación
anterior, dadas sus características estructurales en los ámbitos económico y
social. Se trata, en general, de países pobres, cuya renta per cápita
representa, en conjunto, en torno a un tercio del promedio comunitario. Las
mayores exigencias se centran en:
i)
Adecuación del marco institucional:
Se ha
realizado parcialmente en la cumbre de
Niza. Aquí tan sólo merece la pena comentar que la reforma de las instituciones
es condición necesaria pero no suficiente para la ampliación. La reforma de
Niza debería ayudar a una mayor agilidad en el proceso de toma de decisiones,
imprescindible para evitar la parálisis en una Unión ampliada.
ii)
Reforma de la PAC:
No estaba
incluido en Niza. Sin embargo, es evidente que Polonia, un país de 39 millones,
de los cuales la cuarta parte todavía vive de alguna forma de la agricultura,
no puede recibir un tratamiento tan generoso como el que han recibido los
agricultores de Francia Alemania o España, pues en ese caso las finanzas de la
UE necesitarían un fuerte incremento de los ingresos.
iii)
Reforma de los Fondos Estructurales:
La entrada en
la Unión de países del Este supondrá una reducción inmediata de la media
europea, por lo que algunas regiones españolas quedarían excluidas de esos
fondos, que en buena parte serían destinados a los nuevos Estados de la UE.
El problema se plantea a partir del
año 2007, pues las previsiones del período 2000-2006 ya están fijadas. En estos
años España va a recibir 43.087 millones de euros, (7,16 billones de pesetas)
de los fondos estructurales, a los que hay que sumar los 11.160 millones de
euros, (1,85 billones de pesetas), del Fondo de Cohesión[1].
Las ayudas estructurales son
destinadas a regiones que no superan el 75% del producto interior bruto medio
comunitario por habitante. Bajo esa condición, en ese período citado reciben
ayudas europeas 11 regiones españolas: Andalucía, Extremadura, Galicia,
Castilla La Mancha, Murcia, Ceuta y Melilla, Asturias, Castilla y León,
Cantabria, Comunidad Valenciana y Canarias.
Prácticamente todos los países
candidatos están por debajo de esas tasas. Su renta media supera ligeramente el
35% de la registrada en la actual UE. Sólo los diez candidatos del Este
aportarán a la futura UE 50 regiones de las que 48 no sólo están por debajo del
75% del PIB medio comunitario, sino que se mueven entre el 30 y el 40%.
En el ministerio de Economía ya se
ha hecho una evaluación teórica de las consecuencias. De no variar la
legislación actual, sólo Extremadura y Andalucía tendrán derecho a percibir
esas ayudas europeas. Galicia y Castilla-La Mancha se situarían en el límite,
pero las demás serían excluidas.
Para el Gobierno español, la
solución al futuro reparto de las ayudas consiste en hacer “esfuerzos
adicionales”, es decir, en convencer a los países contribuyentes netos de la
UE, sobre todo Alemania como principal aportador al presupuesto de la Unión, de
que deben pagar más para que los nuevos países de la Unión reciban lo que les
corresponde, pero que España o Portugal también sigan recibiendo suficientes
ayudas.
Esto es lo que rechaza Berlín, que,
obviamente prefiere que los fondos que hoy reciben las regiones menos ricas
sean trasladadas a las zonas más deprimidas cuando se produzca la ampliación.
Aunque el pulso entre España y Alemania ya se ha iniciado en los medios de
comunicación, la batalla no ha hecho más que comenzar.
Las peleas más
duras se producirán a partir del año 2004, cuando se inicie el debate sobre las
perspectivas financieras de la UE para el período 2007-20013. Será entonces
cuando se discuta realmente del reparto de cantidades, del dinero, y no sólo de
conceptos, como ahora. Dada la importancia de las cantidades totales dedicadas
a la ayuda regional[2], (213 mil millones de
euros, lo que supone el 35% del presupuesto de la UE), las negociaciones serán
duras.
El nuevo
reparto será aprobado por unanimidad, como impuso España en la cumbre de Niza
del año pasado, y por tanto todos los países tendrán derecho de veto. En las
negociaciones, España no estará sola. Como se puede ver en el gráfico[3],
Grecia, Portugal e Italia, también se benefician del sistema, con lo que
probablemente presten su apoyo.
iv)
Libre circulación de trabajadores.
Dadas las
diferencias de renta y de oportunidades de trabajo entre los países, garantizar
un inmediato derecho a la libre circulación de trabajadores supondría fuertes
migraciones. En unas recientes declaraciones[4],
el canciller alemán Gerhard Schröeder se pronunció por un periodo transitorio
de siete años para la libre circulación de trabajadores y por el
establecimiento de limitaciones para servicios como la construcción y la
artesanía.
Un plan muy
parecido fue propuesto recientemente por la Comisión. La idea es que no se
permitirá acceso completo a los mercados de trabajo occidentales durante un
periodo transitorio de cinco años, (más dos si algún país lo desea), a contar
desde su ingreso[5]. De alguna forma la
propuesta de la Comisión intenta tranquilizar el miedo de Berlín a una
avalancha de inmigrantes. ¿Es este miedo exagerado?.
3.
PRINCIPALES FACTORES QUE IMPULSAN LOS FLUJOS MIGRATORIOS
Conocer las
razones por las cuales las personas emigran es un tema complejo sobre el cual
se está publicando mucho en los últimos años[6].
En general se suelen distinguir dos tipos de factores: los de oferta o de “empuje” que afectar a la
voluntad y al interés de emigrar y los de demanda
que afectan a la demanda de inmigrantes en el país de destino.
En el lado de la oferta,
las diferencias en las expectativas de ingresos entre el país emisor y el
receptor se considera como uno de los factores más importantes a la hora de
emigrar. Estas diferencias se pueden estimar de forma aproximada comparando las
diferencias de renta per capita entre los dos países, por un lado, y los
sueldos promedios, por el otro.
Por otra parte
las diferencias en las expectativas de ingresos es tan solo una medida
estadística que no puede incluir la totalidad de los costes y beneficios que el
emigrante espera obtener de su cambio de residencia.
A menudo, los
emigrantes que vienen del Sur hacia el Norte no provienen de los sectores más
pobres de la población: tienen generalmente mejor formación y gozan de mejor
posición que la media de la población de los países del Tercer Mundo con
emigración.
Entre los
factores que explican el aumento de los flujos migratorios, pesan los
relacionados con el dinamismo del capitalismo internacional y con el
“empequeñecimiento” del mundo, lo que facilita al emprendedor emigrante del Sur
los planes para ir al Norte y encontrar maneras de llevarlos a cabo[7].
La
globalización de los medios de comunicación, las mejoras en el transporte y en
las telecomunicaciones, facilitan a los potenciales emigrantes el conocimiento
de las oportunidades económicas en los países avanzados, y los medios para
llegar a ellos.
Entre los
aspectos no económicos con incidencia en los flujos migratorios destacan los
culturales y lingüísticos. En igualdad de condiciones, un emigrante de Ecuador
va a preferir España, ( mismo idioma y proximidad cultural), a Irlanda. De esta
forma, la dificultad de adaptación que se deriva del desplazamiento a otros
país con una cultura y un idioma distinto afectan a la decisión de partida y a
la elección del país de llegada.
Tanto los factores económicos como los no económico están
influidos a su vez por la existencia de redes de emigrantes en el país de
acogida, especialmente de familiares, que suelen ser un poderoso factor
impulsor en la elección del país de destino, pues proporcionan información,
apoyo emocional y económico.
En el lado de
la demanda, se ha señalado la
importancia de la necesidad de trabajadores en el país de acogida. En este
punto se puede observar una evolución en la mayoría de los países
desarrollados. Mientras que desde mediados de los 50 a mediados de los 70
Francia, Alemania, Australia o Estados Unidos incentivaban la inmigración como
resultado de la escasez de trabajadores, desde el primer shock del petróleo
esta demanda cayó. En la actualidad se registra una carencia de trabajadores
cualificados en el sector de la tecnología.
Desde este
planteamiento, al observar la realidad actual, encontramos datos que apoyan el
argumento que afirma que el miedo a una avalancha de trabajadores procedentes
del Este es exagerado:
i) Evidencia histórica: La incorporación a la
Comunidad Europea de los países menos desarrollados y con mayores niveles de
desempleo del sur de Europa, (España, Grecia y Portugal) despertó en su momento
el temor a que se dieran nuevamente grandes éxodos migratorios. Esto llevó al
establecimiento de un período transitorio de siete años durante los cuales se
restringió la libre circulación de trabajadores. Sin embargo, es significativo
que cuando finalmente se eliminaron las restricciones, los flujos migratorios
fueron de escasa entidad.
De hecho, la
magnitud de los movimientos migratorios dentro de la UE durante los últimos
veinte años ha sido muy pequeña, a pesar de la desigual distribución nacional y
regional de las tasas de desempleo[8].
ii) La
situación del mercado de trabajo en el conjunto de la UE, que no ha resultado
muy favorable en los últimos años. Además, en comparación a Estados Unidos, en
Europa se dan barreras formativas, culturales y lingüísticas las cuales tienden
a frenar el movimiento de los flujos migratorios.
iii) Hay
indicios que apuntan a la resistencia al desarraigo de las poblaciones del
Este. En la República Checa y en Hungría, las capitales, Praga y Budapest,
están registrando un fuerte crecimiento económico, mientras que otras partes
del país registran un fuerte desempleo. Sin embargo, no ha habido migraciones a
las ciudades. Por otro lado, cuando Alemania anunció hace unos meses que
concedería visas a trabajadores del sector de las Tecnologías de la Información
procedentes de Europa del Este, los polacos no cubrieron toda su cuota[9].
Partiendo de
estos indicios, optimistas o no alarmistas, sobre la posibilidad de flujos
migratorios masivos, un estudio del Consorcio para la Integración Europea
estimaba que en los primeros años posteriores a la plena liberalización de los
mercados de trabajo, alrededor de 335.000 trabajadores del Este de Europa se
desplazarían al Oeste. A lo largo de la década, los flujos migratorios
llegarían a ser de 2.9 millones de personas, de las cuales aproximadamente el
65% terminaría en Alemania, y el 12% en
Austria[10].
A pesar de que estos datos invitan a no exagerar el miedo
a una posible avalancha de trabajadores procedentes del este, hay otros datos a
tener en consideración:
i) En primer
lugar, y tal y como se puede apreciar en la tabla[11],
existen fuertes diferencias de renta entre los países del Este y los de la UE.
País |
Población, (millones) |
Renta per cápita en $ 1999 |
República Checa |
10 |
5,060 |
Hungría |
10 |
4,650 |
Polonia |
39 |
3,960 |
Eslovenia |
2 |
9,890 |
Estonia |
1 |
3,480 |
Bulgaria |
8 |
1,380 |
Rumania |
22 |
1,520 |
Eslovaquia |
5 |
3,590 |
Lituania |
4 |
2,620 |
Alemania |
82 |
25,350 |
Francia |
59 |
23,480 |
Reino Unido |
59 |
22,640 |
España |
39 |
14,000 |
Portugal |
10 |
10,600 |
Estas diferencias de
renta, por otro lado, se reducen cuando la renta se ajusta según la paridad del
poder adquisitivo:
ii) En segundo lugar,
además de las fuertes diferencias de renta entre los países del Este y los de
la UE, que ya hemos comentado, se dan fuertes diferencias en los salarios
medios.
Tal y como se
puede ver en el gráfico[12],
en términos nominales, el sueldo promedio de los diez países de Europa Central
candidatos a la admisión es tan solo el 14% del de la UE 15. Incluso aun cuando
se ajustaran según la paridad del poder adquisitivo, la diferencia es
importante, (el promedio de Europa Central no llega a ser el 40% del promedio
de la UE 15).
iii) En tercer lugar, la
tasa de desempleo ha crecido de forma significativa en la mayoría de los países
candidatos, como resultado de la reestructuración económica[13].
Excepciones
son Hungría, Eslovenia (la tasa de desempleo ha descendido al 7% y al 7,6% respectivamente),
Chipre y Malta, (las tasas se mantienen bajas en el 3,6% y 5,3%
respectivamente),
Sin abordar
países tan desvertebrados como Bulgaria o Rumanía, preocupa el caso de un país
tan poblado como Polonia. A pesar de registrar un fuerte crecimiento en la
segunda mitad de los 90, con un crecimiento promedio del P.N.B del 5,5% al año,
su tasa de desempleo ha crecido desde el 11% en 1997 hasta el 17% este año. La
OCDE, en un reciente informe, responsabiliza parcialmente a la política laboral
del gobierno polaco. Unos impuestos directos excesivamente altos, la rigidez
del mercado de trabajo y la ausencia de políticas que incentiven a la gente a
buscar trabajo han contribuido al aumento del desempleo, especialmente entre
los que abandonan la enseñanza secundaria[14].
iv) En cuarto
lugar, dada la dificultad del conjunto de reformas políticas y económicas que
deben realizar estos países, y la estrecha interdependencia entre unas y otras,
no es improbable un revés político o económico en algún o en algunos de los
países de la zona, lo que elevaría enormemente el numero de emigrantes.
En este
sentido, merece la pena mencionar la evolución política en Polonia. Un país que
desde el punto de vista de las reformas económicas y políticas es un ejemplo a
seguir por la mayoría de los países del Este. Sin embargo, el éxito previo no
garantiza el futuro progreso. Dada la crisis de la derecha, es previsible que
en las elecciones del próximo Otoño ganen los socialistas, (“la alianza de la
izquierda democrática”), con lo que su líder, Leszek Miller, se convertiría en
el primer ministro del país.
El problema de
Miller es que es un ex - comunista que no se arrepiente de su pasado, el cual
incluye cuatro años como ministro del interior de un gobierno comunista, (de
1993-97). Probablemente sea el encargado de la realizar la fase más intensiva
de las negociaciones para la entrada de Polonia en la UE, que tendrán lugar en
el primer semestre del 2002. Para muchos diplomáticos occidentales, su reciente
conversión a la democracia y a la economía de mercado es tan sólo un medio para
llegar al poder[15].
v) Las nuevas
previsiones económicas para el año 2001 en la mayoría de los países de la UE
registran una ralentización de la economía, lo que supone una menor creación de
empleo, y por tanto una menor capacidad de acogida de los mercados de trabajo
de los países del Oeste. En concreto, las previsiones se han reducido del 3,6%
al 3,2% en España, y del 2,8% al 2,1% en Alemania[16].
vi) Los flujos
migratorios de los países candidatos del Este no son los únicos con los que
tiene que contar la UE. Medio millón de inmigrantes buscan en estos momentos la
vía, ilegal en la mayoría de los casos, de entrar en un país de la UE. España,
Italia, Alemania y Austria son las principales fronteras[17].
Dadas las divergencias en las tasas demográficas y de crecimiento económico de
los países de África y los de la UE, estos flujos continuarán aumentando.
vii) No hay
que olvidar por otro lado el factor psicológico/político. La ampliación al Este
no se puede realizar en contra de la voluntad de los ciudadanos de los países
de la UE. No hay que olvidar que en el momento en el que las negociaciones
bilaterales entre la UE y los países candidatos hayan finalizado, los acuerdos
todavía deberán ser ratificados por los parlamentos de los miembros de la
actual UE. Si la negociación implica condiciones muy desventajosas para un
país, no hay que dar por sentada la ratificación.
Encuestas
recientes realizadas en Alemania señalan que tan sólo el 36% de los alemanes
apoyan la ampliación, en parte como resultado del temor a la avalancha de
trabajadores procedentes del Este[18].
En otra encuesta realizada por el Eurobarómetro, el balance entre partidarios y
opuestos a la ampliación era claramente negativo, no sólo en Alemania, sino
también en Francia, Austria y el Reino Unido[19].
Merece la pena
subrayar la existencia de unos seis millones de gitanos en Europa Central y del
Este. La mayoría son muy pobres, con lo que tendrán fuertes incentivos para
buscar mejores oportunidades en el Oeste. De hecho, una vez se consiga plena
libertad de movimientos en una Europa ampliada, los gitanos disfrutarán de los
mismos derechos que cualquier otro ciudadano europeo, lo que incluye un acceso
limitado a los beneficios del Estado de Bienestar de otros países de la UE. La
fuerte hostilidad desatada por los gitanos actuales en países como Gran
Bretaña, Alemania y Bélgica sugiere que un movimiento más amplio de gitanos
hacía el Oeste podría dar lugar a fuertes problemas políticos[20].
4. LA GESTIÓN DE LOS FLUJOS MIGRATORIOS
En el apartado anterior vemos que hay datos que sugieren
que sería imprudente ignorar la posibilidad de que los flujos migratorios
procedentes de algunos países del Este
de Europa sean de una cierta importancia.
Desde el punto de vista económico, los flujos migratorios
no tienen por qué ser negativos. El desarrollo económico de países como
Australia, Estados Unidos o Canadá se ha realizado gracias a estos flujos
migratorios.
De hecho, un reciente estudio de la OCDE llegaba a la conclusión
de que en la mayoría de los casos la inmigración tiene un impacto global
positivo para el país de acogida[21].
Además, otros
estudios señalan que los 15 países de la UE necesitan 1,4 millones de
inmigrantes al año para mantener sus actuales cifras de población activa y así
garantizar los sistemas estatales de pensiones y beneficios sociales. Este es
el precio del drástico envejecimiento de la población continental[22].
Entre 1995 y 2025, el Eurostat estima que la población de la UE crecerá muy
poco: de 373 millones a 386. Sin embargo, la población activa, (es decir de 20
a 64 años), disminuirá. En 1995, Europa tenía una población activa de 225
millones de personas; en 2025 serán 223 millones, es decir, dos menos.
En definitiva, la inmigración en sí no tiene por qué se un
problema desde el punto de vista económico, sino al contrario, una oportunidad
y un elemento beneficioso para la UE.
Sin embargo,
el mismo estudio de la OCDE matizaba que la distribución de los costes y
beneficios no es uniforme, y depende sobre todo del tipo de cualificación de la
población emigrante y de la del país receptor. En este sentido, algunos grupos de trabajadores, sectores
económicos, o zonas geográficas, pueden verse más afectada que otras, sobre
todo si el ritmo de los flujos es excesivamente fuerte.
Esto nos hace pensar que en el caso en el que los flujos
migratorios sean masivos y descontrolados, si pueden suponer un problema para
la economía del país de acogida, sin ser una solución para los emigrantes, que
después de haber realizado el esfuerzo de cambiar de país, no encuentran
trabajo.
De esta forma,
parece necesario y conveniente encauzar,
gestionar, los flujos migratorios procedentes de estos países. Lo ideal es
ajustar el flujo de cada año a la coyuntura tanto del país de acogida como del
de llegada. para llegar a una optima capacidad de adaptación, de absorción, por
parte de los países receptores.
¿Cómo
hacerlo?. Aquí se pueden comentar varias propuestas:
i) La
limitación a la libre circulación de trabajadores de los países nuevos durante
un periodo de tiempo de siete años parece razonable.
En una
evolución negativa de la coyuntura económica de los países del Este de Europa,
o de las del Oeste, o de ambos, impediría una avalancha incontrolada, que
siendo difícil de absorber por los países receptores, crearía hostilidad en la
población del Oeste, y no ayudaría de forma significativamente a la del Este.
En una
evolución positiva, en la que los flujos fuesen fáciles de absorber, serviría
para disipar los temores psicológicos entre la población de los países miembros
de la UE. Sin embargo, este plan debe ser flexible
tanto desde el punto de vista temporal como del geográfico.
El plazo de tiempo de siete años se podría recortar en el
caso de países concretos. A petición de los candidatos apropiados y dadas las
condiciones, se podrían eliminar las limitaciones antes de que se cumpla el
periodo. De esta forma se tendría en cuenta el factor psicológico, esta vez en
relación a la moral y a las expectativas de los países candidatos, que deben
saber que si la evolución económica, jurídica y política de su país es
positiva, las restricciones se levantarían.
Además, debe
adaptarse a las peculiaridades de la demanda de trabajo de cada sector
económico. Mientras que algunos servicios como la construcción o la artesanía
pueden necesitar una protección especial, el sector de las tecnologías de la
información claramente lo que necesita es personal cualificado, al que se debe
admitir.
ii) Se debe
incrementar la Asistencia Financiera y el apoyo técnico a estos países antes de
que se incorporen.
En concreto el
programa Phare, que ya ha cumplido diez años, se debe aumentar. Con un
presupuesto de 1.500 millones de euros, cofinancia actividades de refuerzo de
la capacidad institucional y de inversión en el acervo.
El refuerzo de
la capacidad institucional ayuda a los candidatos a afrontar el problema de la
mejora de su capacidad administrativa y judicial, con objeto de aplicar el
acervo. Esta ayuda es importante, pues una administración competente y eficaz
es condición necesaria tanto para el desarrollo económico interior como para el
aprovechamiento de la ayuda exterior[23].
Desgraciadamente,
todos los informes señalan que las administraciones de estos países son
incompetentes y corruptas. La transición desde administraciones comunistas a
países democráticos no es fácil, en parte por las inercias organizativas y de
mentalidad, y en parte por el desconocimiento de las formas de trabajo y de las
instituciones de los países occidentales[24].
Estos
problemas son especialmente graves en el caso de las administraciones
regionales. Las administraciones locales, por otro lado, adolecen de una
excesiva atomización[25].
En este
sentido, parece acertada la política de hermanamientos,
por medio de las cuales se envía en comisión de servicios a largo plazo a
funcionarios de los ministerios, órganos regionales, organismos públicos y
organizaciones profesionales de los Estados miembros, para que trabajen en los
organismos correspondientes de los países candidatos. Así se garantiza la
transferencia de conocimientos técnicos y administrativos de manera práctica y
directa.
También son
interesantes otros dos instrumentos que han empezado a funcionar desde el año
pasado. ISPA, que asigna más de 1000 millones de euros al año para inversiones
en transporte y medio ambiente, y SAPARD, que dedicará más de 500 millones de
euros al año al desarrollo agrícola rural.
Sin embargo,
estos programas no pueden hacer frente sino a una proporción muy pequeña de las
necesidades financieras de los países candidatos. En este sentido, es
importante la ayuda del Banco Europeo de Inversiones en la etapa preadhesión.
Para el periodo de enero de 1997 a enero de 2000, sus recursos ascienden a 7000
millones de euros para préstamos en Europa Central y Oriental y en Chipre.
También son esenciales las inversiones directa de las empresas de la UE.
Afortunadamente están creciendo en los últimos años[26],
en especial las dirigidas a los países más “maduros” desde el punto de vista
económico e institucional, (Hungría y Polonia, entre otros).
Además, una
vez admitidos, las diferencias de renta y de capacidad para aguantar la presión
de la competencia continuarán, lo que nos lleva al tercer punto.
iii)
Aumentar la dotación dedicada Fondos Estructurales
en el Presupuesto Comunitario.
La política de
cohesión regional ha dado sus frutos en el caso de España, Portugal y Grecia.
Se debe mantener y reforzar en estos países si queremos que puedan soportar la
presión de la competencia en el mercado único. Esto puede afectar a España. Hay
que señalar que Michel Barnier, Comisario de Política Regional de la UE ha
señalado recientemente que su elección personal sería mantener el actual umbral
del límite del 75% con un período largo de transición para las regiones del
Este. Aznar propone dos umbrales distintos, uno para los Quince y otro para las
nuevas adhesiones[27].
El tema del reparto de fondos estructurales en la Europa post- ampliación será
objeto de duras negociaciones en los próximos años.
iv)
Informar y Concienciar a los Ciudadanos de los
países de la UE.
No se puede
llevar a término un proyecto tan ambicioso como este sin el apoyo y la
convicción de una parte mayoritaria de la sociedad de todos los Estados
miembros. Para ello es fundamental informar tanto de la importancia de las
oportunidades que se nos brindan como de la dificultad de los retos que se nos
presentan. Debates, Medios de Comunicación y libros deberían centrarse en este
tema.
5. CONCLUSIONES
La Ampliación al Este supone una gran oportunidad económica,
geopolítica y moral para la UE. Además, y sobre todo, es una oportunidad para
la estabilidad de toda Europa.
Dado el número
de países candidatos, y su nivel de desarrollo actual, también va a suponer
grandes retos.
Entre ellos se
pueden destacar el funcionamiento de las instituciones en una Europa ampliada,
la reforma de la Política Agraria Común, el reparto de los fondos
estructurales, y la gestión de los flujos migratorios.
Las
oportunidades y los retos se relacionan entre sí. Contra mejor se resuelvan los
retos, más se aprovecharan las oportunidades. En último término, con la
ampliación lo que se intenta es mantener y reforzar la estabilidad en toda
Europa, de forma que este criterio es el que debe informar la jerarquía de
prioridades, los plazos de tiempo y los medios elegidos.
Aunque es
imposible cuantificar con precisión la magnitud de los flujos migratorios
procedentes del Este, los datos que manejamos invitar a pensar que sería
imprudente ignorar la posibilidad de que los flujos migratorios procedentes de
algunos países del Este de Europa sean
de una cierta importancia en el futuro.
El bienestar
de los emigrantes y la estabilidad de las sociedades receptoras sugieren la
conveniencia de una buena gestión de los flujos migratorios procedentes de
estos países.
La limitación
flexible a la libre circulación de trabajadores procedentes del Este durante un
período transitorio, el aumento del apoyo económico y técnico prestados a estos
países antes de la incorporación, el énfasis en el refuerzo de sus
instituciones en general, y su administración en particular, y el aumento de
los fondos estructurales dedicados a estos países, una vez hayan entrado, son
algunas de las propuestas planteadas para gestionar estos flujos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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unwashed one day?, 21 de abril de 2001.
[1] EL PAÍS, Enganchados por los fondos, EL PAÍS, Domingo 20 de mayo de 2001.
[2] The Economist: What´s ours is ours, The Economist, May 26th 2001.
[3] Gráfico: Asignación de
fondos estructurales, 2000-06, en miles de millones de euros a precios de 1999.
Fuente: Comisión Europea.
[4] EL PAÍS, martes 19 de diciembre de 2000.
[5] The Economist: Will Western Europe receive the great unwashed one day?, The
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[6] OECD: Trends in Immigration and Economic Consequences. Economics Department Working Papers No. 284. ECO/WKP, Febrero 2001. Obtenido en www.oecd.org.
[7] Sen Amartya: ¿Por qué realmente debemos preocuparnos por la desigualdad internacional?. en Norte-Sur. Un Nuevo Orden Mundial Humano. Editorial Complutense, 1996.
[8] Jordán Galduf J.M: El mercado de trabajo y la política de
empleo, Economía de la Unión Europea, 3ª Edición. Editorial Civitas, 1999.
[9] The Economist: Will Western Europe receive the great unwashed one day?, The
Economist, 21st April 2001.
[10] The Economist: Will Western Europe receive the great unwashed one day?. The Economist, April 21st 2001.
[11] Tabla: Población y renta de algunos países del Este. Elaboración propia a partir del World Development Report 2000/2001.
[12] Gráfico: Sueldos brutos
mensuales, a mediados del 2000, como % del promedio de la UE. Fuente: European Integration Consortium.
[13] European Commission: Regular Reports from the Commission on Progress towards Accession by
each of the candidate countries, November 8, 2000.
[14] The Economist: Emerging Market Indicators, The Economist April 21st
2001.
[15] The Economist: Leszek Miller, Poland´s wily man of the future, Charlemagne, The
Economist, April 21st 2001.
[16] EL PAIS, 25 de abril de 2001.
[17] EL PAÍS, jueves 26 de abril de 2001.
[18] The Economist: Will Western Europe receive the great unwashed one day?, The
Economist, 21st April, 2001.
[19] The Economist: A survey of European enlargement, The Economist May 19th
2001.
[20] The Economist: A survey of European Union enlargement, The Economist May 19th
2001.
[21] OECD: Trends
in Immigration and Economic Consequences, Economic Department Working paper
N0 284. ECO/wkp 2001.
[22] EL PAÍS, jueves, 26 de abril de 2001.
[23] North, Douglass: Institutions, institutional change and economic performance, Cambridge
University Press, 1990.
[24] Comisión Europea: Agenda 2000. Ampliación. Boletín de la Unión Europea. Suplemento 2/99.
[25] Comité de las Regiones.
Unión Europea: La Unión Europea ante la
Perspectiva de la Ampliación. La descentralización en los países candidatos
para una adhesión inminente. Comunidades Europeas, 2000.
[26] European Commission: Strategy Paper. Regular Reports from the Commission on Progress towards Accession by each of the candidate countries. November 8, 2000. Obtenido en www. europa.eu.int/comm/enlargement.
[27] EL PAÍS, viernes 27 de abril de 2001.