HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO EN ESPAÑA : SIGLOS XIX Y XX

Beatriz García García

La España de fines del siglo XIX es fundamentalmente agraria. Sin embargo, en aquel cambio de siglo, el desarrollo de la industria en algunas de sus ciudades, generó una nueva clase social, la clase obrera, cada vez más consciente de su mísera situación y de la necesidad de la unión para mejorar sus condiciones laborales y, en definitiva, su calidad de vida.

 

A partir de 1868 y hasta comienzos del siglo XX se intensifica la lucha y el movvimiento obrero entra en una de sus fases decisivas.

 

En 1869, una asociación anarquista, seguidora de Bakunin, celebra su primer congreso. En 1870, se celebra el Primer Congreso Obrero en Barcelona.

 

Las dos tendencias del movimiento obrero, en la línea de lo que ocurría en el escenario internacional, serían la anarquista, con los seguidores de Bakunin y Proudhon, y la socialista, con los seguidores de Marx.

 

Dentro de esta última tendencia, nos encontramos con la fundación de la Unión General de Trabajadores (UGT), cuyo primer congreso se celebraría en Barcelona, en 1888. En él, entre otros objetivos, se defendió la necesidad de alcanzar la jornada de 8 horas y la huelga como arma fundamental de lucha del movimiento obrero.

 

Por defender la jornada de 8 horas, se produjo el trágico suceso de Chicago en 1886, con una violenta represión policial que ocasionó la muerte de varios trabajadores, y en cuya memoria se dedicará en lo sucesivo la fecha del 1 de mayo, que, hasta el día de hoy, reivindica los derechos de los trabajadores y celebra los logros alcanzados por el movimiento obrero.

 

En España, la primera celebración tiene lugar el 4 de mayo de 1890, en Barcelona, y en ella se reivindicó el descanso de 36 horas ininterrumpidas semanales y la erradicación del trabajo de los menores de 14 años.

 

Los primeros años del siglo XX serán de radicalización del movimiento obrero, contrario a las guerras de España por defender sus colonias, en las que morían muchos trabajadores por causas que no eran las suyas.

 

Así, ante la movilización de los reservistas, padres de familia, por el gobierno de Maura oara combatir en Marruecos, se producen los alzamientos de julio de 1909, conocidos como la Semana Trágica, con una huelga general, la declaración del estado de guerra y la muerte de muchos huelguistas (más de 600 sólo en Barcelona), además del procesamiento y ejecución de Francisco Ferrer y Guardia.

 

En 1911 se funda la CNT, el sindicato anarquista, y entre 1912 y 1917 se radicalizan sus posiciones con atentados como el asesinato de Canalejas en 1912.

 

Culmina este proceso en 1917, con una huelga general el 13 de agosto en cuya represión se produjeron más de 70 muertos.

 

En los años 20, de las discrepancias entre los socialistas y de su escisión, surgirá el Partido Comunista de España (PCE), en 1921.

 

Prosiguen los actos de violencia del movimiento obrero ante las pésimas condiciones de vida de la mayor parte de la población española y, a comienzos de los años 30, la proclamación de la Segunda República se ve como una puerta abierta a la esperanza, siendo acogida con grandes muestras de júbilo por la clase obrera.

 

Sin embargo, la República no pudo resolver los graves problemas de la sociedad española y, a lo largo del año 1932 se sucederán graves conflictos sociales y la sublevación del general Sanjurjo contra la República, cercada así desde la derecha y desde la izquierda, por el movimiento obrero y las fuerzas más radicales.

 

La radicalización del movimiento obrero se plasma en la sublevación de Casasviejas, en 1933, reprimida violentamente, como también lo sería la sublevación de Asturias de 1934.

 

Así, la República, cercada por todos los frentes, poco pudo hacer para evitar la sublevación militar de julio de 1936, que se prolongaría a lo largo de tres años en una cruenta guerra civil.

 

En esos primeros meses de la contienda civil, el protagonismo del movimiento obrero alcanza su máximo nivel, con la colectivización de las tierras en Andalucía y de las empresas de Cataluña.

 

La lucha de los obreros contra el fascismo, corrió a la par que la preocupación por extender la cultura como medio de superación personal y social, y ese anhelo de conocimientos por parte de la clase obrera se vivió en las dos grandes corrientes del movimiento obrero en aquellos años.

 

La victoria militar trajo consigo el retroceso en lo alcanzado por el movimiento obrero, que siguió su lucha desde el exilio. La falta de libertades se encubrió con un sistema paternalista de protección social y laboral, plasmada en la Ley de Bases de la Organización Sindical de 1940, que desarrollaba los principios del Fuero del Trabajo. La afiliación al Sindicato Vertical o Central Nacional Sindicalista (CNS) era obligatoria y englobaba a empresarios y trabajadores, los cuales participaban a través de los jurados de empresa.

 

En los años 60, desde dentro del propio sistema sindical franquista, surgen las comisiones obreras que se constituían para resolver problemas puntuales y se disolvían después para evitar represalias. Con los años, darían lugar al sindicato Comisiones Obreras.

 

En el año 1976, tras el periodo de represión franquista, los sindicatos abandonan la clandestinidad, aunque las libertades se fueron alcanzando muy lentamente. La fragilidad de la situación política y social queda reflejada en el asesinato de los abogados laboralistas de la calle Atocha de Madrid, en enero de 1977. La serenidad en la respuesta del movimiento obrero y de las fuerzas de izquierda en general, afianzó el asentamiento de la democracia, consolidada con la legalización del Partido Comunista de España y la Ley de Asociación Sindical en abril de 1977.

 

En 1980 se aprueba el Estatuto de los Trabajadores. La década de los 80 será la de la definitiva consolidación de la democracia en España, pero también la de mayor dureza para la clase obrera, con la reconversión industrial.

 

A finales de los años 80, y durante la primera mitad de los 90, se rompe el diálogo social por la política laboral del gobierno socialista en varias ocasiones, siendo contestadas por los sindicatos las reformas que consideraban regresivas con respecto a lo alcanzado por el movimiento obrero español tras el restablecimiento de la democracia. Ese descontento se plasma en varias huelgas generales convocadas por los sindicatos mayoritarios, las de diciembre de 1988, mayo de 1992, enero de 1994 y la de 1995.

 

Si en la segunda mitad de los años 90 la calma parece volver en las relaciones entre el nuevo gobierno del Partido Popular y los interlocutores sociales, de nuevo se produce la quiebra en sus relaciones con ocasión del decreto gubernamental que modificaba las condiciones del subsidio de desempleo en 2002 y que sería contestado con una huelga general el día 20 de junio y masivas concentraciones que se repetirían el 5 de octubre del pasado año. Días después, el gobierno anunciaría la retirada de los puntos más conflictivos de dicho decreto.

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

 

La utopía obrera : historia del movimiento de los trabajadores españoles / Josep Pont Vidal, Rafael Iniesta de Manresa. – 1ª ed. – Barcelona : Flor del Viento, 2002

 

España fin de siglo, 1898 : exposición : Sala de Exposiciones del Ministerio de Educación y Cultura, 13 enero – 29 marzo 1998 : Centre Cultural de la Fundación “la Caixa”, 20 mayo – 26 julio 1998. – Barcelona : Fundación “la Caixa”, D.L. 1997

 

Regeneración y reforma : España a comienzos del siglo XX : Madrid, Sala Fundación BBVA, enero – marzo 2002 : Bilbao, Sala Fundación BBVA, abril – mayo 2002. – Madrid : Fundación BBVA, D.L. 2002

 

Imágenes de UGT, 1888 – 1988. – Madrid : Editorial Largo Caballero, D.L. 1988

 

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España século XX : escenas do traballo : [exposición]. – Pontevedra : Diputación Provincial de Pontevedra, D.L. 1999

 

Preservar la historia, conquistar el futuro : XX Aniversario de la constitución de la Unión de Madrid de Comisiones Obreras : catálogo de la exposición / [coordinadores, Pedro Reyes & José Babiano. – Madrid : GPS, 1996