Nº 1 Enero, año 2001 |
Sumario | Otros Números | Foro | Colaborar | Redacción | Enlaces | Biblioteca |
LA CUESTIÓN NACIONAL Y
LOS PROBLEMAS DE MINORÍAS EN EUROPA DEL ESTE.
Ruth
Ferrero*
1.- Introducción.
En
Europa Central y Oriental siempre han existido conflictos entre las diversas
poblaciones que la conforman. El problema se agravó con el nacimiento del
concepto de nación y, sobre todo, con el de Estado nación. Este problema ha
pervivido en la región bajo los distintos Imperios que se han sucedido en toda
la región, incluyendo el soviético. Sin embargo, los regímenes comunistas se
hicieron famosos por reprimir tanto las divisiones étnicas como sus conflictos,
lo que, por cierto, no los hizo desaparecer. Además se encargaron del diseño
de los nuevos límites de los distritos administrativos, por supuesto
incongruentes con las divisiones étnicas correspondientes. Así, después de la
disolución del Pacto de Varsovia, los Estados con minorías nacionales dentro
de sus fronteras temieron por su desintegración (albaneses de Macedonia y
Kosovo, húngaros en Eslovaquia y Rumanía, y los turcos de Bulgaria) y no
estuvieron errados al anticipar el hecho de que los Estados protectores de estas
minorías las protegerían, lo que, en casos extremos, tomó la forma de anexión
directa del territorio ocupado por dicha minoría.
2.- Problemas conceptuales.
Así
y para una mejor comprensión de los problemas que encontramos en esta zona de
Europa vamos a distinguir cuatro tipos diferentes de nación claramente
identificables:
1.-
Una mayoría étnica gobernando su propio estado del que son claros ejemplos:
Polonia, 99%, Hungría, 98%, Albania, 98% o la República Checa, 97%.
2.-
Una minoría étnica aislada en un estado controlado por una mayoría étnica
diferente, como es el caso de los eslovacos en Checoslovaquia, este tipo de
minorías poseen, normalmente un cierto grado de autonomía
administrativa y un tratamiento de igualdad para con su lengua madre.
3.-
Aquellas minorías que pertenecen a otra nación distinta de la de la nación
mayoritaria en un determinado estado, como pueden ser los casos de los alemanes
de los Sudetes en el periodo de entreguerras, los húngaros de Transilvania y el
sur de Eslovaquia, los albaneses de Macedonia y Kosovo o los serbios de Bosnia.
4.-
Las minorías transnacionales cuyos ejemplos más significativos en esta región
son los judíos y los gitanos.
En
este breve ensayo, sin embargo, tan sólo se tratarán aquellas que pertenecen
al segundo y tercer grupo.
Del
mismo modo que se han distinguido los distintos tipos de nación existentes en
esta zona, hay que diferenciar las dos modalidades, ya clásicas, de
nacionalismos que prácticamente en ningún caso se dan de manera pura e
incontaminada: el nacionalismo étnico y el
nacionalismo cívico.
Se
suele entender por nacionalismo étnico cuando el valor de la pertenencia a un
grupo étnico particular es lo prioritario. La comunidad étnica se ve a sí
misma distinta a otras comunidades puesto que comparte historia, ancestros
comunes, cultura similar (tradiciones, mitos y folklore), el mismo antecedente
religioso y una lengua común. Así los grupos étnicos no necesitan a los
estados para llegar a ser naciones. Polacos, checos, macedonios, húngaros,
serbios, albaneses y búlgaros eran ya "naciones" bajo la ocupación
del Imperio, cualquiera que éste fuese. Del mismo modo, durante el periodo de
entreguerras la "nación húngara estuvo dividida entre cuatro estados:
Hungría, Rumanía, Yugoslavia y Checoslovaquia.
Sin
embargo, también es un hecho que cuando los estados-nación se forman en torno
a poblaciones étnicamente homogéneas, tienden a ser estables unidades políticas
cohesionadas (Polonia, Hungría o la República Checa). Del mismo modo, cuando
se trata de un estado mixto fundado sobre la base de la etnicidad, a menudo
excluye al extranjero o al "otro" de la comunidad nacional. En este
tipo de estados, el nacionalismo étnico puede llegar a tener profundos efectos
desestabilizadores: persecución de las minorías por el grupo étnico dominante
(serbios por croatas, húngaros por eslovacos y rumanos); la ruptura no violenta
(Checoslovaquia) o violenta (Bosnia) de los estados multi-étnicos existentes;
y, por último, conflictos inter-estatales (Primera y Segunda Guerras
Mundiales).
Por
otro lado, se entiende que el nacionalismo cívico, al contrario que el
anterior, permite la identidad y la ciudadanía a través de la pertenencia al
estado, independientemente de la etnicidad o los ancestros comunes, lo que
significa que todos los miembros del estado son iguales. El acento se sitúa en
una participación dentro de la comunidad política, basado en valores cívicos
y democráticos y una identidad a través de la residencia en el estado, en
lugar de la pertenencia a un grupo étnico.
Vistas
las diferencias entre ambos tipos de nacionalismos se pueden ya focalizar los
problemas que el nacionalismo étnico presenta en los países de la Europa
Central y Oriental en donde:
1.-
Hay una fuerte tendencia al "pensamiento ideológico", puesto que
muchos de los acontecimientos se explican en clave de retórica nacionalista.
2.-
El nacionalismo étnico ha sido utilizado por políticos oportunistas como un método
extremadamente eficiente de movilización de masas y como base de legitimación
más que suficiente para aquellos que han querido mantenerse en el poder de lo
que se pueden encontrar claros ejemplos en prácticamente todos los países de
la zona, Milosevic en Antigua Yugoslavia, Meciar en Eslovaquia, Iliescu y Vadim
Tudor en Rumanía, etc.
3.-
El nacionalismo étnico llega a convertirse en la división principal de la
sociedad, puesto que es más difícil el compromiso con más de una etnia (se es
serbio o croata, húngaro o rumano, búlgaro o turco).
4.-
Los derechos colectivos de la nación mayoritaria tienen prioridad sobre los
derechos individuales de los ciudadanos (en 1992, Eslovaquia igualó ciudadanía
con nacionalidad eslovaca, excluyendo de este modo a los húngaros).
5.-
El grupo nacionalista mayoritario se ve como la "encarnación de la nación"
y ve a los miembros de los otros grupos minoritarios como "enemigos de la
nación y "no-patriotas".
6.-
El grupo minoritario es discriminado por la comunidad mayoritaria: restricciones
en el uso de la lengua, puestos políticos y económicos copados por miembros de
la mayoría, el cierre de las universidades y escuelas de lengua minoritaria y
la crítica a la minoría en los medios de comunicación (minorías húngaras en
Rumanía y Eslovaquia, albaneses de Kosovo y serbios de la Krajina en Croacia).
A
todos estos factores favorables para el surgimiento de un nacionalismo étnico
excluyente en la región, se unió la presencia del estalinismo de manera
permanente en todos estos países, en mayor o menor medida y con sus
peculiaridades nacionales, durante prácticamente cuarenta años, lo cual
potenció la aparición virulenta de este tipo de nacionalismos a lo largo y
ancho de toda la región objeto de estudio, puesto que tanto uno como el otro
poseen características muy similares: como ideologías intentan otorgar a la
gente un sentido profundo de pertenencia; en ambos casos la gente piensa en términos
ideológicos absolutos, estando a favor o en contra de algo, blanco o negro; las
elites que dominan el Estado excluyen a otros grupos de las posiciones de poder;
las dos son ideologías colectivistas, en las que el individuo es menos
importante que la "clase" o la "nación"; ambos tienen una
tradición mesiánica en la que todo el mundo será más próspero tan pronto
como las naciones individuales sean independientes o la clase trabajadora sea
libre; animan las teorías conspirativas en el sentido de la búsqueda del
enemigo interno: por el "burgués" o "no patriota"; por último,
son ideologías que reclaman una forma particular de política que es
inherentemente natural y, por lo tanto, un derecho de los pueblos.
3.- Las minorías nacionales y la cuestión de la autonomía.
La
Europa post-comunista, por lo tanto, arrastra sombras y temores del pasado. Las
minorías se siguen percibiendo como una amenaza, como una quinta columna dentro
del Estado, lo que, por supuesto, fomenta el exclusivismo étnico y la represión
preventiva. El resultado final es, efectivamente, la búsqueda de ayuda, por
parte de las minorías nacionales, en sus estados protectores, para defenderse
de la discriminación y de las actividades hostiles ejercidas por la mayoría,
lo que será interpretado por ésta como una confirmación de todas sus
sospechas. Llegados a este punto, la mayoría étnica criticará a la minoría
por la desestabilización del Estado, viéndola como enemigo interno y culpándola
por todos los problemas económicos y políticos, lo que cohesionará aún más
a la minoría.
En
estos países la legislación y las normas principales están en manos de la
mayoría, que las utiliza con fines de exclusión étnica. De este modo la
actitud de la minoría parte de una situación de desventaja y desequilibrio.
Las elites de este grupo, por lo tanto, tratan de forma permanente, de llegar a
ajustes frente a las iniciativas de la mayoría, a no ser que las relaciones
entre ambos, mayoría y minoría, permitan a ésta última llegar a un acuerdo
para la autonomía. Allí donde la constitución del Estado y sus políticas sean
razonablemente abiertas, las transacciones entre las dos comunidades pueden
tener lugar dentro de la dimensión cívica, reduciendo el papel de la etnicidad
en la relación.
Sin
embargo, en Europa Central y Oriental, llegar a este tipo de acuerdos
es bastante improbable, puesto que, la autonomía es interpretada por la mayoría
como una demanda encubierta para la secesión. La mera propuesta de que un área
particular disfrute de un estatus especial es un anatema para los miembros de la
comunidad mayoritaria, la cual rechaza, de manera sistemática, las peticiones
de la minoría, tomándolas como un ataque frontal a la identidad del Estado. Un
hecho concreto
que ha predispuesto a las mayorías contra soluciones de descentralización
territorial han sido las sucesivas y, más o menos, violentas, disoluciones de
las federaciones (Yugoslavia, Checoslovaquia y URSS). Se intuye que en el
momento que tiene lugar una secesión, ésta producirá una reacción en cadena
o, por lo menos, peticiones de tipo autonomista. Un buen ejemplo de ello es la
secesión eslovaca, una vez ésta se realizó, los húngaros del Estado recién
constituido (Eslovaquia), reclamaron su propio derecho a la secesión basándose
en la aplicación de los mismos criterios.
La tan traída y llevada cuestión de la autonomía como se ha
podido observar produce en, prácticamente, todos los caso un impacto negativo
en las relaciones entre mayorías y minorías.
Siguiendo a Shöpflin,
la autonomía puede definirse como operativa en tres niveles:
personal, cultural y territorial, teniendo implicaciones: políticas,
culturales, legales, administrativas en cualquiera de los tres casos:
1)
Autonomía personal: El individuo
debe ser libre para definir su propia identidad étnica y el Estado debe
reconocerla y evitar la discriminación en base étnica. En los países
occidentales esto se ha hecho a través del sector privado: negocios, escuelas,
iglesias, clubs, periódicos, partidos políticos.
2)
Autonomía cultural: Es una relación
estructurada entre la mayoría y la minoría, con un reconocimiento explícito
por parte de la mayoría de que la minoría tiene un área legal política
diferenciada. La existencia de algún tipo de reconocimiento de la identidad
colectiva de la minoría es una condición "sine qua non" para la
autonomía cultural. En este caso la minoría se beneficia del Estado, su
ciudadanía es entendida como lealtad al estado y a la comunidad étnica sin
existir contradicción entre ambas. Aquí será el Estado y no el ámbito
privado el que proveerá de educación en lengua materna, implantará una
administración bilingüe allí dónde sea necesario, y legislará contra la
discriminación por razones étnicas.
3)
Autonomía territorial: Designa áreas
particulares donde la minoría étnica está concentrada y declara que en estos
distritos la minoría tiene el derecho a elegir las estrategias que quiera. Esto
puede traer la creación de asambleas locales, incluso conseguir el monolingüismo
de la minoría, y todo ello
financiado por los fondos del Estado (Estatuto Catalán).
Sin embargo, la inexperiencia política, el legado de la
atomización tradicional en la zona y la disolución de las federaciones ha
influido en la predisposición de las mayorías contra las soluciones
territoriales. En resumen, la palabra autonomía es automáticamente relacionada
como reivindicación territorial.
El excesivo pero inevitable énfasis en la
etnicidad se observa como el único camino para la salvación política, social
y cultural de los países, lo que
lleva a la confusión en los programas étnicos y cívicos y a contemplar
conspiraciones mundiales y, todo ello, como
consecuencia de la pobreza en la que se hayan inmersas estas sociedades.
Tanto la diversidad como la debilidad de los
instrumentos cognitivos explican las dificultades causadas por la etnicidad en
la Europa post-comunista. El comunismo no enseñó el compromiso democrático ni
la tolerancia puesto que permanentemente puso el énfasis en la homogeneidad.
Las consecuencias son palmarias puesto que en casi todos los estados
postcomunistas la relación de mayoría-minoría está regulada efectivamente
para los ciudadanos y, por lo tanto existe una fuerte tendencia hacia la
etnicidad de los estados., en los que la minoría estará excluida de derechos
pero no de obligaciones.
De este modo, entre mayorías y minorías se llegarán a
acuerdos basados en reglas escritas y no escritas con fronteras indivisibles que
ninguna de las dos partes deberá cruzar autolimitándose y cediendo en algunos
puntos. Así, la minorías tendrán que abandonar aspiraciones tales como el
autogobierno y el estado en nombre del compromiso y la estabilidad; y la mayoría
por su parte tendrá que reconocer que incorporando a la minoría tendrá que
renunciar al completo control sobre todo el territorio. La alternativa es
la etnicización del Estado, lo que afectará negativamente a ambos, miedo y
sospecha mutuos y la amenaza de un enfrentamiento constante. En Estados
etnicizados las minorías siempre pierden. Los miembros de esas minorías tienen
denegado el acceso a altos puestos en política, fuerzas armadas, administración,
etc, y terminarán concluyendo que el Estado ha sido etnicizado por la mayoría
y como resultado están siendo excluidos de los beneficios de la ciudadanía
(serbios - albaneses de Kosovo).
Durante el periodo del socialismo real
operaron un gran número de factores que acentuaron esta situación y que
permanecieron en el seno de estas sociedades, así uno de los legados del
estalinismo fue la ausencia de confianza por la que los individuos comenzarán
con la premisa de que los otros son antagonistas potenciales y que sólo un
asalto frontal a sus oponentes podrá salvaguardar sus intereses. De este modo,
la minoría supone un peligro para la integridad del Estado, puesto que su
lealtad se en encuentra en otra parte. Esta actitud aparece reforzada cuando
co-nacionalidades de la minoría viven muy cerca, al otro lado de la frontera.
Así las opciones de actuación quedan
reducidas a dos: integración, por la que se aceptan los códigos políticos
dominantes y los procedimientos establecidos por el Estado, y la asimilación,
por la que se produce la internacionalización de todas las normas culturales y
la aceptación de las asimilaciones por la mayoría, por lo que la minoría
adquiere ciertos hábitos cívicos y políticos del Estado en el que está
asentada.
Sin embargo cuando un Estado desaparece las identidades cívicas se
desvanecen. A no ser que el Estado reconozca este vacío y ofreciera al grupo étnico
una medida de identificación afectiva, la minoría intentaría llenar ese vacío
con la etnicidad. Por lo tanto, y como ya se ha apuntado anteriormente, las
minorías prefieren una fórmula política amplia más que una estrecha. Suelen
tener una alta lealtad hacia el Estado, a no ser que sean directamente excluidas
o estén sujetas a genocidio.
En definitiva, el reto al que se enfrentan los nuevos y antiguos estados
de Europa Central y Oriental es su capacidad de acomodar todas las variantes,
tanto nacionales, como étnicas que conforman la totalidad de la ciudadanía
dentro de un marco legal de estado de derecho que respete en primer lugar los
derechos fundamentales, pero también el derecho a la diferencia.
El conseguir un estado de derecho, tanto en la forma como en el fondo,
así como la búsqueda de soluciones al problema de las minorías debe
ser el objetivo prioritario para todos estos países en los próximos años.
Crawford,
K. (1997), East Central European politics
today. From Chaos to Stability. New York: St. Martin’s Press.
Behrens,
G. (1994), “Love, hate and nationalism”. Time (March 21): pp.52
Cucó,
A. (1999), El Despertar de las Naciones.
Valencia: Publications de la Universitat de Valencia.
González
Enríquez, C. y Taibo, C. (1996), La
transición política en Europa del Este. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales.
Holmes,
S. (1997), Post-Communism. An Introduction.
Cambridge: Polity
Kemp,
W. A. (1999), Nationalism and Communism in
Eastern Europe. A Basic contradiction?.
London: Macmillan Press.
Kupchan,
Ch. A. (1995), Nationalism and
Nationalities in the New Europe. Ithaca and London: Cornell University
Press.
Latawski,
P. (1995), Contemporary Nationalism in
East Central Europe. London: Macmillan Press.
Offe,
C. (1996), Varieties of Transition.
The East European and East german Experience. Oxford: Polity Press.
Petrie,
R. (1997), The fall of Communism and the
rise of Nationalism. London: Cassell.
Taibo,
C.
(2000), Ni OTAN, ni
Milosevic. Madrid: Los Libros de la Catarata.
(1998), Las transiciones en la
Europa Central y Oriental. Madrid: Los Libros de la Catarata.
Veiga,
F. (1995), La trampa balcánica. Barcelona: Grijalbo.
VVAA
(1998), Transiciones en el Este.
Papeles de la FIM: (1 semestre) nº 9.
La revista no se hace responsable de las opiniones expresadas por sus colaboradores. Los trabajos pueden ser reproducidos siempre que se cite la fuente de referencia.
© El copyright de los artículos pertenece a sus autores. Pueden ser enlazados o reproducidos electrónicamente para fines docentes, sin alteraciones e indicando su procedencia. Para su reproducción en publicaciones impresas, debe solicitarse la correspondiente autorización a los autores.
Son
bienvenidos artículos, informaciones o comentarios