La mayoría de los escritores, incluso los de más éxito, pasan por un cierto purgatorio literario después de su muerte. Es como si lectores, críticos y académicos necesitaran ajustar el valor de la obra de la persona desaparecida a los vaivenes del canon, siempre en construcción. Corín Tellado (Viavélez, 1926- Gijón 2009) no es una excepción. Una efeméride –el décimo aniversario de su fallecimiento, que se cumplió el pasado jueves– y la representación hoy, en el gijonés teatro Jovellanos, de un espectáculo sobre la vida y los trabajos de la gran dama mundial de la novela rosa han devuelto a la actualidad a esta autora de récords, admirada por Mario Vargas Llosa, premio Nobel, o el muy exigente e inteligente Guillermo Cabrera Infante.
Las escritoras asturianas reivindican la figura de Corín Tellado frente a su olvido