Los pensamientos son aquellas rarezas que nos visten de humanos.

Sábanas, mesas, etiquetas y un despertador, es la quintaesencia del "Carpe diem" de Horacio. ¿No lo creéis?

Las matemáticas son versos sin resolver. Aquí vemos qué pasa cuando se despeja la "Y" pensando que la "X" sólo es un señor tumbado en un potro de la Santa Inquisición esperando una inculpatoria rima.

La noche es una propuesta de denuncia en los juzgados de guardia y así nace esta pequeña poesía, envuelta -como diría Ana y Victor Manuel- "en un halo de lunática tristeza".

En este texto durísimo se explica la irracionalidad de un maltrato, pero también establece las pautas para sentir el síndrome entre los silencios mortales de un latido sin pulso, la sempiterna venganza.

Conocí al sujeto H. de P. hace unos años cuando en el café de Gijón...¡que no! ¡tranquilos! mucho más sencillo. Pasé una encuesta a unas mil millones de neuronas que se conformaron en lo que parecía ser una inteligencia y enseguida me cautivó, ¿sería porque ni yo mismo sabía quién habría de ser ese señor llamado H. de P.?

Una amiga americana me dijo hace algún tiempo que no había conocido otra ciudad donde hubiera más gente con más piercing. Quise que se llevara otra impresión de esta ciudad y realmente se lo justifiqué con el siguiente texto...aunque la realidad en este caso supera a la ficción.

Este texto me gusta especialmente porque contiene al final un pequeño tributo a mi admirado Juan Larrea (Versión Celeste).

Multiplicar dos ojos en cuatro, y así en una progresión aritmética galopante, me vuelve un tonto más de los de lanza en astilleros. Qué pena que todos sepamos el final del cuento y tengamos miedo de continuar leyendo. Este texto es un desafío a mi único yo socialmente aceptado.

Os propongo otro pequeño juego del teléfono con 4 palabras para construir una poesía borracha que roza el coma, la coma, y el punto.