Prólogo de Luis Alberto de Cuenca y epílogo de Miguel Argaya
Madrid, Devenir, 2008 (Col. Devenir Poesía, 220).
Sensación de Universo es un libro escrito en 1997 y publicado tal cual. El título procede de un sintagma aplicado, en una conferencia pronunciada en 1927, por Paul Valéry a la poesía.
Está dividido en tres partes. La primera de ellas está dominada por la soledad; son poemas de incertidumbre exterior pero de certidumbre interior, de certezas íntimas. La segunda parte es ya de compañía, pero intelectual, cultural; en ella se dan cita algunas lecturas, algunas referencias culturales del autor. La tercera parte es de compañía cordial y su corpus de poemas son de corte amoroso.
El verso de forma clásica y ritmo cuidado (predomina el endecasílabo y la rima asonante) es continente para la expresión intelectual y afectiva de recuerdos y esperanzas, los dos polos en torno a los cuales se ordena este poemario y puede ordenarse la creación artística en general
Anhaga[1]
" Heht mec wunian on wuda bearwe,
Under actreo in bam eordscraefe."[2]
The Wife's Lament
"que del vuelo las alas he quebrado."
Fray Luis de León
Hace tiempo que aguardo
el legado fruncido del invierno,
que afresque de albayalde
el aladar doblado del calvero,
que adelgace sus ondas insistentes
negando la arrogancia que del eco
nos devuelve su ciclo pretendido.
Tiempo ha que pronuncio los secretos
sagrados de la luz y la gramática,
que descifro del ángel su alfabeto
de unción y trascendencia,
que ahondo la esperanza y el tormento
en mi claro lagar
ganado a rebatiña a los espejos.
Tiempo ha que comprendo los caminos,
que distingo el banquete de los gestos,
que habito la conforme comunión
que yunta las criaturas y los verbos.
Que aunque calle, sé bien lo que diría
de tanto transitar por el silencio.
De la jornada
"Cristiano espero, espero siempre
de hinojos en la piedra circular que está
en las cien esquinas de esta suerte
tan vaga a donde asomo."
César Vallejo
"Por ahora me ahínco en mi presente,
Y aunque sé lo que sé, mi afán no taso."
Jorge Guillén
Aguardo el ofertorio de las sales,
la inicua partición de las soldadas,
la menstruación del ocio prefijado.
Hoy voto por mi suerte y su cruzada,
por el pulso fatal que antes de ayer
se amusgaba en los bordes de mi infancia.
Ya sé que mi designio es obra mía,
que soy yo quien instila las fianzas,
su caudal azaroso de talentos,
la lluvia capilar de las desgracias.
Y sé que sólo yo con mi verdad
habré de fatigar el monte a caza,
que nadie salvo tú, y quien tú sabes,
ha de tenderme desde allí su palma.
Pero quiero afincarme en mi derrota,
saber que sin legados ni embajadas
zozobré en el estrecho cecuciente,
recordar que los ácimos me bastan,
que me sacia la savia del sarmiento
y que sigo esperando en tu alianza.
ubi sum?
"No vine por mis pies a tantos daños"
Garcilaso de la Vega
Y hace vidas que aguardo
la fractura infantil de los cortejos,
que trunque la hojalata su paso acompasado,
su ordenada instrucción de crisantemos.
Hace ya tantos años
que no tengo
la fausta permisión de los desmayos,
que no puedo
parar siquiera a contemplar mi estado,
que confundo el dulzor con el acedo,
la ausencia de la noche con el blanco.
Sin embargo, hay tal vez que sé tan cierto,
como sé del erial en que habitamos,
que aunque deba entregar nueve veces el diezmo
de la escueta cosecha de mis campos,
soy capaz de recuperar mi reino
con la hueste arrojada de tus manos.
Ahora ya no me curo del desprecio,
ni del mal que se viene
tan callando.
¿Qué se hicieron los cálculos del miedo,
la humillada cerviz en los agravios?
Decidme, ¿qué se hicieron?
¿Qué se hizo la culpa que inculcaron
aquellos que indulté de mi recuerdo?
¿Qué se hizo el dolor inoculado
con su rito de horror y de destierro?
Decidme qué se han hecho los ingratos
que jugaban las ropas y el incienso
al pie de la pasión en los calvarios.
Decidme, ¿qué se han hecho?
Los cuidados,
quizá las esperanzas, acaso los deseos:
con cada despertar algo se va despacio;
tan sólo alguna vez, sensación de universo.
eardstapa[3]
"faeder on heofonum paer us eal seo faestnung stonde"[4]
The Wanderer
Cada día me importan menos cosas,
y menos cada vez, las larvas del ruido;
su espuria intimidad ya no me importa.
Desde ayer me recuesto entre tus libros,
en la cuenca salobre de sus hojas
de luz y de infinito.
Allí converso con la ley a solas
lamiéndome las culpas vestido de domingo.
Ya sólo incendio el sueño si me nombras.
He aprendido a querer durante siglos
besando torpemente los labios de la Historia,
| escoliando el tenor de sus versículos. |
Ahora ya nada sé, que todo es sombra:
tan sólo la espesura del abismo,
los brotes del silencio y la memoria,
la turbia voluntad de los instintos,
la sabia promisión que nos custodia,
tan sólo soledad o ser contigo.
"...cuyo nombre se escribió en el agua"
Ante el sepulcro de John Keats en Roma
Si he venido a escuchar
tu nombre sobre el agua,
esta noche que el cielo se deshoja.
Si he querido traer a mis espaldas
la núbil soledad que nos designa.
Si he logrado ascender por las escalas
que acogieron el pálpito final de tus bacilos.
Si he llegado hasta ti porque mañana
ya era tarde y ayer no te sabía.
Si he fruncido ciliar mi asombro como el águila,
igual que se curvaron tus repentes
ante la ciega claridad de Chapman.
Si me tienes aquí, al pie de Cestio,
y es tanta entre nosotros la distancia.
Si sabes que reniego la elusión
y el mercurio cobarde de las máscaras.
Si he venido a encontrarte, sin embargo,
a la tierra vocal y necesaria,
es que aún me queda fe
en la impúber verdad de tu palabra.
Desde donde sale el sol hasta el ocaso
"Confieso que te quiero como nadie me quiso"
Ángel García López
A pesar de que hayamos fatigado
el coto seminal de las especies.
Aunque hayamos sellado su sigilo.
Aunque hayamos poblado tantas veces
de liturgias el silbo de la sangre,
y me hayas regalado, si amanece,
la redención en par donde varar mi noche.
Aun habiendo negado nuestros vértices
en el juicio salado de la carne...
cada tanto te acechan mis hespérides
con sus hordas granates de miseria,
con su dura blasfemia entre los dientes.
Y tú, de nuevo tú,
calladamente,
avientas el dolor
por ver si llueve.
Y tú, de nuevo tú,
me indultas la condena de la frente
y enhebras con tu luz la excoriación
cardinal de mis dos heridas verdes.
Y tú, de nuevo tú,
virginal resplandor de mi poniente.
[1] "Ser solitario", en la lírica anglosajona. Aparece en The Wanderer y en Beowulf, entre otros.
[2] "Se me obligó a vivir en el bosque, en una cueva excavada en la tierra".
[3] "Vagabundo", en la lírica anglosajona.
[4] "Nuestro padre del cielo, en el cual descansa toda nuestra seguridad".