Y volveran los tiempos
en que el pinchazo de una aguja
se transforme en momentos
agonizantemente interminables.
Se postrará cabizbaja la luna
ante las derrotas de sus dulces estrellas
y partirá la armonía celestial
en busca de sendas más calmadas.
Arderán los pasos del peregrino
y estallarán las suplicas del desgraciado,
mientras asomen, ondeando trás cada esquina,
las corbatas de acero
que un día el herrero
se arrepintió de forjar
y vió en violencia convertido
su pasado esmero.
Buscarán los gritos de rebeldía
las aguas de un nuevo oceano,
y serán vuestros suspiros
los que errantes impulsen sus barcos.
Y el humo de mis ancestros,
será apartado por estrechos horizontes,
alcanzables a tu mano,
desdeñables para sus mentes.
Los pinos surgirán bocabajo,
y los cerezos criarán hormigoneras,
habrá surgido el hambre en nuestros ojos
y el silencio en nuestras carteras.