El arte de los estériles

me cierne sobre su capa,

livianas repugnas destruyen

la gestación de un nuevo tallo.

No hay acristalado viento

que broncee mi escarpado rostro,

ni desfile blanco

que me abanique bajo su halo.

No rozará tu papila

los placeres de azucares celestiales,

ni exhalará la noche ,

de rocío sus amables hechizos.

Cuando el negro se torne blanco

habrán renacido, de nuevo los espinos

y entre niebla vagará el ruiseñor,

entre niebla de aromas mestizos.

ˇAhí resuenan los timbales de lo ordinario!

ˇYa bajan los emisores de la rutina!

ˇQue todo invierno es mejor

que el destemplar de la brisa matutina!