Exposición Luis Simarro. Psicología científica en España

 

Desarrollo de la psicología española comtemporánea. Helio Carpintero

    La psicología española ha tenido un gran desarrollo en las últimas décadas, tanto en el aspecto profesional como en el académico, aunque su historia a lo largo del siglo XX incluye también momentos regresivos, en los que se interrumpe el trabajo científico y se sitúa en una orientación de carácter más filosófico. La creación, en el último cuarto de siglo, de los estudios superiores en Psicología trajo consigo una gran expansión en la disciplina. Por otro lado, también se habían conseguido logros significativos por parte de algunos psicólogos españoles emigrados a Latinoamérica, por causa de la Guerra Civil. Aquí se presentan las líneas principales de este desarrollo, partiendo del hecho de cumplirse ahora los cien años de la primera Cátedra de Psicología en la Universidad Central de Madrid -el antiguo nombre de la actual Universidad Complutense.

Introducción

    En el momento actual, la Psicología española se encuentra en un período de crecimiento y expansión, tanto a través de los estudios superiores, «masters» y doctorados en instituciones educativas, como por las aplicaciones profesionales que se extienden a todo tipo de actividades en empresas públicas y privadas. Pero el desarrollo de la Psicología científica en Españía ha sido un proceso bastante complejo (CARPINTERO, 1982, 1994). Aunque dio sus primeros pasos en las últimas décadas del siglo XIX, hay que esperar hasta las primeras tres décadas del siglo XX para observar un verdadero crecimiento del interés por sus aplicaciones. En ese tiempo, el país estaba envuelto en un proceso de industrialización acompañado de un fuerte desarrollo cultural y científico que promovieron el interés por la nueva ciencia.

    Se ha afirmado a veces que en realidad fue la psicología aplicada la que posibilitó la introducción en España de la psicología general y experimental. Si ello es cierto, se trata de un fenómeno común a muchos países que se han apoyado en una ciencia ya reacia y estructurada para implantar nuevas aplicaciones.

    Los cambios políticos que tuvieron lugar en la década de 1930 terminaron en una trágica Guerra Civil que puso fin a los logros anteriores y produjo una cierta regresión, aunque afortunadamente no asfixio del todo los esfuerzos hacia la normalización cultural y política. Desde la llegada de la democracia al país, en 1975, la psicología ha avanzado a tal velocidad que ha llegado a ponerse al día, tanto en lo académico como en lo profesional. A fin de ofrecer un marco conceptual adecuado para la comprensión de este desarrollo, esbozaremos aquí sus líneas principales.

Primer periódo: desde sus orígenes hasta 1936

    En psicología, España ha sido más receptora que creadora. Dejaremos de lado las contribuciones de algunos eruditos del Renacimiento (como Juan Luis Vives, Gómez Pereira o Juan Yuarte de San Juan, que trataron en sus investigaciones de diversas cuestiones empíricas dentro de las tradiciones aristotélica y galénica, que dominaban entonces en toda Europa ), para concentrarnos en la historia más reciente. La llegada de ideas nuevas se debe sobre todo a la influencia de un pequeño grupo de hombres ilustrados, europeístas, que mostraron especial interés en la psicología aplicada como un medio para apoyar la regeneración social y la reforma educativa, necesarias en un país que se encontraba en estado de subdesarrollo. Con el surgimiento de la industrialización aparecieron ciertas necesidades que hacían conveniente la intervención de la psicología. Esta ciencia, en efecto, parecía llamada a resolver los problemas educativos, a selección profesional y la rehabilitación de inválidos del trabajo, entre otras tareas en que se hacía necesario contar con capacidades e intereses de muchos individuos para dar solución a cuestiones sociales (CARPINTERO, 1982,1994).

    Desde principios de siglo se había ido consolidando un cierto interés por las ciencias sociales; se fueron creando cátedras de sociología (M. Sales y Ferré), de antropología (M. Antón), y de psicología (L. Simarro ). Además, el premio Nobel otorgado a Ramón y Cajal en 1906 resultó también ser un estímulo más para el cultivo de la ciencia en el país. En particular, la figura señera de Simarro (1851 -1921), del que se trata con amplitud en el presente volumen, y por ello se pasa aquí en silencio, imprimió a la ciencia naciente un sello más bien clínico que experimental, y más neurológico que psicológico, al tiempo que la actividad desplegada en torno a cuestiones sociales y políticas -el librepensaniento, los derechos del hombre- no dejó de repercutir en la imagen que de aquella figura pudo irse haciendo la sociedad de la época.

    En el período que ahora consideramos, en torno al comienzo del siglo XX, dos grupos no totalmente independientes pero sí diferentes, las llamadas Escuelas «de Madrid» y «de Barcelona» comenzaron a trabajar en estos temas. Ambas estuvieron dirigidas por médicos: Gonzalo Rodríguez Lafora (1886- 1971) y José Germain (1898-1986) en Madrid, y Emilio Mira López (1896-1964) en Barcelona. En las dos se desarrollaron aplicaciones psicotécnicas, en línea con otros grupos europeos; hubo gran interés en la construcción de tests y otras herramientas y aparatos, y se desarrollaron programas de investigación en evaluación y orientación psicológicas.

    En Madrid se valoró la psicología no sólo por sus aplicaciones educativas, sino también por las terapéuticas y las sociales. A este respecto se crearon algunas instituciones, como el Patronato Nacional de Anormales, el Instituto de Reeducación de Inválidos del trabajo y un Instituto Médico-Pedagógico. La evaluación era llevada a cabo por colaboradores, en su mayor parte médicos y educadores formados en centros europeos como la Escuela de Ginebra o el centro Decroly en Bélgica.

    La escuela de Barcelona se centró preferentemente en la psicotecnología. Emilio Mira, psiquiatra en ejercicio gue puede considerarse sin duda como el primer psicólogo español, organizó y dirigió el Institut d'Orientació Professional (1918), donde se habla establecido un Laboratorio Psicométrico. Allí realizó investigaciones pioneras en psicologia forense y psicotecnia, y creó un test de personalidad expresivo y proyectivo, el Test Miokinético (PMK), que fue ampliamente utilizado entre los clínicos durante la década de 1950. Organizó dos reuniones de la Asociación Internacional de Psicología Aplicada (IAAP, entonces aún llamada Société lnternationale de Psychotechnique) en Barcelona, en 1921 Y 1930, fundó dos revistas psicológicas y promovió la formación especializada en la Universidad de Barcelona. Su actividad se vio interrumpida por la Guerra Civil y se vio forzado a un exilio que duraría el resto de su vida, aunque, como veremos más adelante, ello no supuso una merma en sus actividades científicas.

    Se fue fortaleciendo el interés por la psicotecnia. Es de destacar la creación en 1928 de una red de Oficinas-Laboratorio por todo el territorio nacional, así como de sendas instituciones en Madrid y Barcelona bajo la dirección de J. Germain y Emilio Mira, respectivamente, donde se estudiarían los problemas de Seguridad Vial, Orientación Profesional y Psicología Industrial, así como nuevos instrumentos de evaluación (PEIRO, 1990).

    Por aquellos días, la psicología estaba presente en el influyente movimiento cultural que dominaba el país, de clara tradición francesa y alemana, y era apoyada por una creciente intelligentsia. Se produjo una incorporación a la sociedad de la ciencia y la técnica modernas. Ya hemos hecho referencia al ejemplo de Ramón y Cajal (1883-1934); él mismo aceptó presidir una Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1907), cuya eficaz política de apoyo a la ciencia ya la nueva educación produjo extraordinarios progresos. Además, la acción intelectual provocadora y estimulante de filósofos-escritores como Miguel de Unamuno (1864-1936) Y José Ortega y Gasset (1883-1955) reforzaron el nuevo clima intelectual. Los temas psicológicos resultaron habituales en sus análisis de los problemas humanos r sociales. Por otra parte, se tradujeron muchas de las obras fundamentales de la psicología, desde el psicoanálisis freudiano hasta la fenomenología, incluyendo los textos principales de Pavlov, Binet, la Gestalt, Piaget, Bühler o Spranger.

    De este modo, hacia el comienzo de la década de 1930 la psicología española se hallaba orientada hacia el conocimiento teórico y las aplicaciones técnicas, especialmente a la psicotecnia, área que fue ganando progresivamente reconocimiento internacional. Entre los logros principales en esta etapa, debería mencionarse: la citada red nacional de psicotecnia de Mira y Germain; la teoría psicosocial del llamado «hombre-masa» de Ortega y Gasset (1930); la ingente investigación sobre la teoría neuronal de Ramón y Cajal y su escuela; y una precursora teoría cognitiva de las emociones desarrollada por el endocrinólogo Gregorio Marañón (1923) , que encontraría luego confirmación con los descubrimientos de S. Schachter en Estados Unidos en torno a 1950.

Segundo período: la interrupción de la guerra y la lenta recuperación (1936-1970)

    Poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial tuvo lugar en España una dramática Guerra Civil que duraría tres años (1936-1939). Un grupo de militares y conservadores, de ideología próxima al fascismo italiano, se alzó contra el Gobierno de la República, y finalmente se hizo con el poder y sustituyó el sistema democrático por un régimen totalitario. A la derrota republicana siguieron grandes cambios, en especial la sustitución de la modernización y la reforma social previas por una Weltanschauung conservadora y de extrema derecha. A la confrontación ideológica que supuso la guerra le siguió un amplio movimiento de emigración de personas de todas las clases y niveles, que fueron recibidas en su mayoría por países latinoamericanos que les ofrecieron nuevas oportunidades. Consecuencia nefasta de este exilio fue la pérdida de personas altamente cualificadas en muchas instituciones, cátedras universitarias, publicaciones especializadas y centros artísticos y literarios, que en ocasiones se vieron forzados a desaparecer. Entre los psicólogos, cabe destacar la destrucción de la red de interrelaciones, que venía constituyéndose desde principios del siglo xx, entre los centros internacionales y algunos grupos e instituciones españoles. Al mismo tiempo, el gobierno vencedor trató de rectificar la dirección intelectual dominante en las décadas anteriores, permitiendo en el campo de la filosofía y de la psicología un regreso hacia las doctrinas de la filosofía escolástica. En el caso de la psicología, se desnaturalizaban así sus contenidos e impedía su desarrollo como disciplina científica dentro del mundo académico.

    En este período debe, además, quedar constancia tanto de los logros de la psicología española en Hispanoamérica, gracias al trabajo de los emigrados, como los debidos a algunos jóvenes que permanecieron en la Península y con su esfuerzo posibilitaron su desarrollo posterior.

La labor de los emigrados

    Los psicólogos españoles emigrados realizaron una inmensa labor en sus países de adopción respectivos; entre otros, cabe destacar a Ángel Garma (1904-1993), Emilio Mira y López (1896-1964), Mercedes Rodriga (1891-1982) y Gonzalo Rodríguez Lafora (1886-1971). Todos ellos, cada uno en su especialidad, determinaron en gran medida el campo de la psicología en sus países adoptivos.

    Emilio Mira realizó una obra importante asentando la psicología aplicada en Latinoamérica, tras establecerse en Brasil como director del Instituto de Seleçao e Orientaçao Profesional (ISOP), que creara en Río de Janeiro la Fundación Getulio Vargas. Publicó libros, emprendió estudios y ejerció una influencia duradera en los países de su entorno hasta convertirse en una de las primeras figuras de la psicología latinoamericana (CARPINTERO, 1994; ARDILA, 1971).

    Lafora, en México, realizó trabajos significativos en psiquiatría y psicología, y fundó un Instituto privado de Enfermedades Mentales. Alcanzó gran reconocimiento allí, no exento de conflictos, lo que parece haber impulsado su vuelta a España en la década de 1970.

    Ángel Garma, en Argentina, llegó a ser uno de los padres fundadores del psicoanálisis institucional, creando asociaciones y revistas y llevando a cabo un vastísimo programa de investigación en temas psicosomaticos y psicoanalíticos.

    Otros emigrados, como Mercedes Rodriga en Colombia, o Guillermo Pérez Enciso en Venezuela, hicieron posible la organización de la carrera de psicología en aquellos países. Otros muchos -Jose Peinado, Juan Cuatrecasas, Francisco del Olmo...- contribuyeron con su labor a fortalecer y asentar la psicología en el área hispanoamericana (ARDILA, 1987), y en muchos casos, hicieron posible una muy importante labor editorial de que se benefició toda la comunidad lingüística hispanohablante.

El proceso de recuperación en la Península

    Fue José Germain, un antiguo colaborador de Lafora, quien posibilitó la lenta recuperación de la psicología científica, a través de la formación de un grupo de jóvenes investigadores que llegarían a ser los responsables de la situación actual.

    A él se debe el trabajo de un pequeño centro en Madrid, dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde se reanudó la investigación en psicología aplicada. También, años después, la creación de una Escuela de Psicología para licenciados, en la Universidad de Madrid, así como de una sociedad científica (la Sociedad Española de Psicología, 1952) y de una revista -la Revista de Psicología General y Aplicada.

    Sobre todo, fueron sus discípulos -Mariano Yela (1921-1994), José Luis Pinillos (1919), Miguel Siguán (1918) y Francisco Secadas (1920)- quienes, tras ampliar su formación en centros americanos y europeos, introdujeron nuevas técnicas y programas de investigación y con ello se recuperó la investigación científica, especialmente en sus diversas aplicaciones sociales.

    Mariano Yela, antiguo discípulo de Thurstone, durante muchos años promovió el conocimiento de las técnicas matemáticas y el análisis factorial, y destacó en el estudio de la inteligencia y la conducta verbal; José Luis Pinillo s, tras ampliar estudios en Alemania y Gran Bretaña, ha desarrollado investigaciones importantes en el campo de la personalidad y los temas sociales, y su libro Principios de Psicología, original síntesis del conocimiento conductual, consciente y cognitivo, es uno de los libros que han resultado ser más influyentes en los últimos años. Miguel Siguán ha sido el promotor de la psicología e n Cataluña desde su cátedra en Barcelona, donde había creado una Escuela Profesional de Psicólogos en 1964; es autor de importantes investigaciones sobre el bilingüismo. Francisco Secadas en nuestra población.

    Madrid (liderada por Germain, y después por Yela, Pinillos y Secadas) y Barcelona (con Siguán a la cabeza) fueron los dos polos principales de desarrollo de la investigación y la formación en psicología. Sin embargo, también es significativo el papel jugado por una escuela privada creada en la Universidad Pontificia de Salamanca, cuyos cursos de formación fueron muy apreciados. La institucionalización de la psicología en los circulos académicos y profesionales fue uno de los resultados significativos de la actividad en este periodo.

    También se llevaron adelante algunos proyectos científicos al margen de aquel grupo principal: recordemos los estudios de dinámica cerebral de Justo Gonzalo, o la investigación de J.M. Rodríguez Delgado (en parte realizada en Estados Unidos) sobre estimulación cerebral y control de la conducta, entre los más destacados.

    El panorama iba a cambiar drásticamente cuando en 1968 se crean los estudios superiores en psicología y desde 1971 empiezan a tomar posiciones en nuestra sociedad los nuevos psicólogos

Tercer período: el período de expansión (1970-2000)

    El punto de inflexión fue la creación de la carrera de Psicología en 1968. La demanda creció inmediatamente y se crearon múltiples departamentos para poner en marcha los estudios, y como consecuencia comenzó a aumentar el número de investigadores, publicaciones, revistas, asociaciones y reuniones en psicología. Las investigaciones muestran un enorme y rápido incremento en la aparición de revistas, la mayor parte aún vivas, así como de manuales, monografías y trabajos presentados en reuniones de carácter general o especializado (ALCAÍN Y CARPINTERO, 2001).

    A partir de 1980 se crearon las facultades y secciones de psicología en Madrid, Barcelona, Valencia, Murcia, Granada, Salamanca, Sevilla, Oviedo, Santiago, Málaga, Castellón, Tarragona, Jaén, Almería, el País Vasco, La Laguna, Islas Baleares, Elche, y en la UNED, y también en universas como la Pontificia de Comillas o la Pontificia de Salamanca, o la Ramón Llull. El estado de las autonomías, que produjo una gran descentralización en muchos aspectos de la vida pública, ha promovido estos estudios, que encabezan los más demandados por los alumnos.

    También en 1980 tuvo lugar la creación del Colegio Oficial de Psicólogos, que actualmente aglutina a más de treinta mil profesionales, cuyo fin principal es la promoción del rol del psicólogo en nuestra sociedad y el apoyo de toda clase de actividades prácticas, científicas y editoriales. Publica un buen número de revistas y organiza congresos nacionales especializados periódicamente.

    Se han fundado en este tiempo numerosas asociaciones que apoyan el trabajo interdisciplinar y la especialización en campos como la evaluación psicológica, la terapia de conducta, el análisis transaccional, las técnicas proyectivas, la psicología experimental, comparada, clínica o la historia de la psicología, entre otros (YELA, 1987). Dos de ellas, el Colegio Oficial de Psicólogos y la Federación Española de Asociaciones de Psicología -la amtigua Sociedad Española de Psicología-, han sido reconocidas como miembros representativos en la Asamblea de la International Union of Psychological Sciences (IUPsyS).

Una visión general

    La psicología española muestra también algunos cambios cualitativos en su evolución reciente, claramente relacionados con las variaciones que han afectado las orientaciones teóricas dominantes en la disciplina, muy similares a las producidas en Estados Unidos.

    Desde un punto de vista científico, se ha pasado por una variedad de puntos de vista teóricos, bajo la fuerte influencia de una comprensión real de los problemas filosóficos y la dimensión «humanística» que subyacen a los propios fundamentos de una psicología abierta a temas antropológicos y filosóficos. En las décadas de 1950 y 1960 dominaba el interés por pero ya en 1970 la influencia conductista ganó aceptación en el ámbito académico, mientras que en la década siguiente se deja paso a visiones más cognitivas, que siguen dominando en el presente. El psicoanálisis tiene considerable influencia entre los psicólogos clínicos, y tampoco deben olvidarse las aproximaciones «humanísticas».

    Por otra parte, los profesionales han ganado amplio apoyo y consideración social, y han abierto nuevas líneas de intervención en el mundo del deporte, los servicios sociales y comunitarios, la salud, la seguridad vial y las adicciones, entre otros.

    A pesar de esto, aunque la psicología académica ha avanzado con independencia del desarrollo profesional y aplicado, en los últimos tiempos ambas líneas se encuentran cada vez más conexas. La tecnología y la investigación han crecido juntas en estrecha colaboración, muestra de la gran vitalidad, no exenta de problemas, de la psicología española. También se ha activado la comunicación y colaboración con grupos y centros latinoamericanos.

   En conclusión, podemos decir que la psicología española ha alcanzado un nivel de plena inserción en la investigación internacional, con grupos de muy alto nivel de competencia, y hay que suponer que le espera un futuro muy prometedor.



Referencias

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Helio Carpintero
Universidad Complutense. Madrid