Libros antiguos de Física en la Biblioteca Histórica de la UCM
  

Palabras preliminares.Francisco Javier de Jorge García-Reyes, Director de la biblioteca de la UCM

Resultaría grato poder afirmar que la ciencia y el hombre han vivido felizmente juntos desde el comienzo pero no es menos cierto que las dificultades que enfrentaban a ambos han sido una constante. La complejidad de la ciencia ha venido intensificándose con el paso del tiempo. Durante el siglo posterior a Newton era posible todavía, para un hombre dotado, abarcar todos las campos científicos pero, ésto resulto algo enteramente impracticable a partir de 1800. Conforme avanzaba el tiempo ha sido más necesario para el científico limitarse a una parte del saber, imponiéndose la especialización de la ciencia debido a su propio e inexorable crecimiento.

Las comunicaciones de los científicos, referentes a su trabajo individual, nunca han sido tan abundantes ni tan incomprensibles para los profanos. Se ha establecido un léxico de entendimiento válido sólo para los especialistas, lo cual ha supuesto un grave obstáculo para la ciencia; para los adelantos básicos en su conocimiento que, a menudo, son fruto de la mutua fertilización de los conocimientos de diferentes especialidades.

Los científicos han llegado a ser contemplados casi, como si de magos se tratase, temidos, en lugar de admirados, y por esta razón, han conducido al hombre actual, pese a su intimo contacto con el progreso científico, a apartarse de la ciencia, de su auténtica comprensión, significado y contribución.

Nuestra sociedad industrializada se funda en los descubrimientos científicos de los dos últimos siglos y esta misma sociedad descubre que la están perturbando ciertas repercusiones indeseables de su propio éxito. La contaminación de nuestras aguas, la polución creciente con el indeseable calentamiento global, debido al progreso industrial y a los motores de combustión y la creciente demanda de materias primas, entre otras cosas, está destruyendo y empobreciendo nuestra corteza terrestre. Si el conocimiento crea problemas es evidente que no podemos resolverlo mediante la ignorancia, lo cual no acaban de comprender quienes optan por la fácil solución de responsabilizar de todo a la ciencia y los científicos.

La Física (al igual que la Química) forma parte de la vida cotidiana. Nadie puede desinteresarse de esta disciplina que penetra nuestra cultura, transforma nuestra imagen del mundo y condiciona la solución de los problemas de la paz, de la energía o de la polución. La Física necesariamente descriptiva, nos dice cómo y cúando suceden las cosas. Por eso, su máxima aspiración es descubrir leyes, es decir, reducir el comportamiento de las cosas a regularidades comprobables y repetibles. Grandes investigadores (Langevin, Monod, de Broglie, Kastler...) han insistido, reiteradamente en la necesidad, para comprender adecuadamente una ciencia, de conocer su historia.

Sin embargo, para apreciar satisfactoriamente los logros de un determinado campo de la ciencia no es preciso tener un conocimiento total de la misma. Escuchar con placer una sinfonía de Mozart no requiere por parte del oyente la capacidad de componer una pieza equivalente. Se puede incluso sentir placer en los hallazgos de la ciencia, aunque no se halla tenido ninguna inclinación a sumergirse en el trabajo científico creador.

No podemos sentirnos realmente a gusto en el mundo moderno a menos que tengamos alguna noción inteligente de lo que trata de conseguir la ciencia. Este acercamiento, insisto, puede causar gran placer estético, satisface el deseo de conocer y permite apreciar las magnificas potencialidades de la mente humana.

Este objetivo, es el que persigue la Biblioteca de la Universidad Complutense con la nueva exposición de Libros Antiguos de Física en la UCM, el de aproximarnos a su historia, para comprenderla adecuadamente y a su vez, transmitir placer en el conocimiento de los hallazgos de la Física a través de sus libros históricos.

El Comisario general de la Exposición Francisco González de Posada y sus colaboradores Francisco A. González Redondo, Dominga Trujillo, Jacinto del Castillo y Carmen Crespo Tobarra, nos conducen en la exposición, a través de un criterio narrativo sencillo, didáctico y admirablemente estructurado, reflejado en un catalogo comprensible que no precisa un conocimiento amplio de los contenidos que muestra ni de las materias que la conforman. Nos presenta el progreso histórico de la física a través de los libros antiguos existentes en nuestra Universidad, y nos acerca a su comprensión en relación con la evolución de las técnicas y su repercusión en las estructuras económicas y sociales que generaron y continúan generando.

En 2003 año Internacional de la Física y del Centenario de la Real Sociedad Española de Física y Química, la nueva exposición continua con la exhibición de los fondos bibliográficos científicos de nuestra Universidad en una programación que ya ha dado a conocer a toda la comunidad universitaria y científica madrileña, los libros de matemáticas, los de geografía, los de medicina y que tendrá su prolongación en una próxima exposición dedicada a los Rivas una familia de investigadores en Farmacia y Botánica.

Un ciclo de conferencias que analizará La Física en la Historia; El encanto y valor de los libros antiguos de Física; El movimiento, el azar y la necesidad; El magnetismo: contribución española; La luz: ¿ondas o corpúsculos?; La materia: del atomismo a los quarks y La nueva Cosmología, completan la muestra y le aportan un valor añadido extraordinario mediante la palabra y el magisterio de profesores que han dedicado su vida a esta ciencia.

La Universidad tiene de nuevo una deuda impagable con AENA y con su Fundación que por segunda vez patrocina una exposición bibliográfica de la Complutense; la primera fue la de los Libros antiguos de Geografía en la Universidad Complutense. Es obligado mencionar el impulso de la iniciativa realizado por el Vicerrector de Relaciones internacionales y Vicepresidente de la Real Sociedad española de Física y Química Carlos Seoane Prado . Tenemos también que reconocer el saber experto del Director de la Biblioteca Histórica Manuel Sánchez Mariana y el trabajo de toda la plantilla de la biblioteca Marqués de Valdecilla que contribuyen siempre al éxito de las muestras que en ella se realizan. Por último, debo agradecer, una vez mas, al Rector de nuestra universidad por su renovado interés en el apoyo a todas las iniciativas que realiza la biblioteca.

 

© Francisco Javier de Jorge García-Reyes
Director de la biblioteca