La historia del libro a través de las colecciones de la Universidad Complutense.

La imprenta europea en el siglo XVI:
Plantino y Centroeuropa


BIBLIA. Políglota
Biblia sacra Hebraice, Graece et Latine cum
paraphrasi Chaldaica... Benedictus Arias
Montanus recensuit et provabit.
Antuerpiae: Christoforus Plantinus excussit,
1569-1573. 42x30 cm. [FLL 9576].

El impresor más importante en la Europa del siglo XVI fue el francés Cristobal Plantino quien a mediados de siglo eligió para instalar sus talleres la ciudad de Amberes, la más rica de los Paises Bajos por su población, vida comercial y desarrollo de la imprenta. Consiguió el favor del rey Felipe II y la causa católica con la edición de la Biblia Políglota Regia que, bajo la dirección de Arias Montano, quería superar a la Complutense. La impresión de la Biblia duró cuatro años (1568-1572) y se distribuyó en ocho volúmenes. Si no superó a la Complutense si que significó una serie de aportaciones de gran calado en los estudios bíblicos de la época como la inclusión del texto siríaco (además del latín, griego, hebreo y arameo), nuevas traducciones y complementos filológicos. Este trabajo, aunque conllevó para Arias Montano ciertos problemas con la Inquisición solventados con la ayuda del Padre Mariana, fue recibido con respeto y admiración por católicos y protestantes.

Plantino, además, obtuvo del rey el privilegio para la impresión de los libros del nuevo rezado, negocio lucrativo que le permitió editar más de 1600 obras, con su característica marca del compás de oro y su divisa Labore et Constantia, en una empresa que a su muerte fue continuada por su yerno Juan Moreto. Muchas de sus publicaciones fueron científicas como la obra Aromatum et simplicium aliquot medicamentorum apud indos nascentium historia (1579) de García da Orta, sabio naturalista portugués, amigo de Camoens y gran conocedor de los productos de la India Oriental y China, donde pasó gran parte de su vida.

Sobre el papel de Erasmo en la construcción de la nueva cultura europea se han escrito rios de tinta. Y nada mejor que su propia obra, Omnia opera (1540), para reflexionar sobre sus tesis de aperturismo de la Iglesia y lucha contra la ignorancia. Mantuvo, sin embargo, un difícil equilibrio entre protestantes y católicos lo que le llevó, finalmente, a ser acusado por unos y censurado por otros. Casi todas sus obras fueron impresas por su amigo y editor humanista Johann Froben de Basilea, ciudad que se convirtió a comienzos del siglo XVI en uno de los más importantes centros tipográficos.

Alemania, que durante este siglo consigue la primacía del sistema económico europeo, sigue a la vanguardia de la imprenta con talleres en sus principales ciudades: Maguncia, que poco a poco va perdiendo lustre, Estrasburgo, Nuremberg, Augsburgo, Wittenberg, famosa por editar las obras de Lutero y Colonia, entre otras muchas. En esta última trabajan las prensas de la familia Birckman, que produjeron obras en castellano para el mercado español, como la obra Libro de los comentarios de Gayo Iulio Cesar de las guerras del Gallia, Africa, y España (1549). Otro editor notable instalado en Colonia fue Bertran Buchhlotz cuya impresión de la obra de Georg Braun, Libri tertiur et quartus urbium praecipuarum totius mundi (1594), es una de las obras más bellas de entre las expuestas, por su colección de mapas y vistas de ciudades y paisajes con profusión de escenas populares, muchas de ellas coloreadas a mano.