La historia del libro a través de las colecciones de la Universidad Complutense.

La imprenta española en el siglo XVII:
Monarquía y Contrarreforma

El siglo XVII es un siglo de contrastes en el que el triunfo del barroco no puede ocultar la imagen de una Europa asolada por la guerra. La España de los Austrias, imbuida del espíritu de la Contrarreforma, lucha en Flandes y gobierna América sin poder evitar que profundas disensiones la hieran en su interior. Paralelamente, una grave crisis se instala en el tejido económico del país que ve como su industria del libro, como tantas otras, sufre un empobrecimiento general.

En este contexto, y dado que el mundo del libro no hace sino traducir la realidad social en la que nace, podemos contemplar obras de gran lujo puestas al servicio de la monarquía y la iglesia, mientras las brillantes creaciones del pensamiento de la época, el gran Siglo de Oro de la literatura, o los trabajos científicos, son ofrecidas al público en pobres publicaciones editadas en mal papel, con malas tintas y tipos gastados, solo ocasionalmente dignificados por elementos de ornamentación barroca.

Las ediciones lujosas tenían una finalidad propagandística de exaltación de una monarquía absoluta en la que confluía la unidad del Estado y de la Religión. Y varios tipos librarios respondieron fielmente a esta necesidad. El de las visitas regias, como la descrita por Leonardo del Castillo en Viage del Rey... Phelipe IV a la frontera de Francia (Madrid, Imprenta Real, 1667); el de las fiestas reales como la Noticia del recibimiento... de Maria-Ana de Austria ... en Madrid (¿1650?) cuya portada inventada por Lorenzo Ramírez de Prado, dibujada por Francisco Rizzi y grabada por Pedro de Villafranca convierte su espléndida iconografía barroca en propaganda alegórica propia del lujo y fasto que impregna la cultura oficial; o, finalmente, libros políticos sobre la monarquía, la educación del príncipe o la forma de gobernar, del que es un buen ejemplo la obra de Pedro Fernández Navarrete, Conseruacion de monarquias y discursos políticos (Madrid, en la Imprenta Real, 1626).

Características de la Contrarreforma son las obras que hacen exaltación de la fe cristiana y de los dogmas de la iglesia, ya sean la defensa del Santísimo Sacramento, las devociones marianas, o las conmemoraciones de santos. Ejemplos con magníficas ilustraciones se encuentran en la obra de Melchor Prieto, Psalmodia eucharística con grabados barroquísimos de Courbes, Popma y Schorquens (Madrid, por Melchor Sánchez, 1622); en la de Pedro González de Mendoza, Historia del Monte Celia de Nuestra Señora de la Salceda (Granada, Iuan Muñoz, 1616), en la que el grabador Strasser recoge, en una gran estampa, el momento de la aparición de la Virgen rodeada de diversos milagros obrados por su intersección, en una manifestación de la piedad popular muy característica de la época; o en la del escritor Torre Farfán, Fiestas de la Iglesia metropolitana y patriarcal de Sevilla al nuevo culto del rey San Fernando el tercero de Castilla y Leon (Sevilla, viuda de Nicolás Rodríguez, 1671) reputada como el mejor impreso del siglo XVII y donde la estética barroca religiosa llega a su máximo apogeo de la mano de artistas como Murillo, Valdés Leal o Matías Arteaga que, en magníficos grabados al aguafuerte, plasman la obra artística efímera que engalanó Sevilla en los festejos de la canonización de San Fernando.

 


GONZÁLEZ DE MENDOZA, Pedro, Arzobispo de Granada
Historia del Monte Celia de Nuestra Señora de la salceda.
Impresso en Granada: por Iuan Muñoz, 1616. 30x21 cm.
[FLL 6661].