La historia del libro a través de las colecciones de la Universidad Complutense.

La imprenta española en el siglo XVIII:
Carlos III y los impresores (1)


SALVADOR CARMONA, Manuel
Carlos III Rey de España y de las Indias
Pintado por Mens, grabado por Carmona.
1783. [GRABADO]

Es en la segunda mitad del siglo XVIII cuando en España se alcanza el más alto grado de perfección en las artes gráficas, coincidiendo con el reinado de Carlos III, uno de cuyos mejores Retratos, del grabador de la Real Cámara Manuel Salvador Carmona sobre diseño de Antonio Rafael Mengs, podemos contemplar aquí. Una gran actividad legislativa apoyó decididamente al libro y a los profesionales de la imprenta y la librería. Se renueva la imagen física del libro apoyada en una estética clasicista y se hace presente el gusto por el equilibrio, la sobriedad, y la delicada decoración, desarrollando el arte del grabado en primosoras y lujosas ediciones.

Entre los impresores destaca Joaquín Ibarra, cuya obra más conocida es el Quijote que editó por encargo de la Academia en su esfuerzo de recuperación de antiguos clásicos españoles y, en cuya ilustración participaron los mejores artistas de San Fernando. Ya en la espectacular edición de la obra de Salustio La conjuración de Catilina y la guerra de Yugurta (Madrid, Joaquín Ibarra, 1772), patrocinada por el Infante don Gabriel y considerada la mejor obra salida de sus prensas, había dejado constancia de su buen hacer y perfección formal. Es un impreso neoclásico de excepcional calidad y como tal fue regalado a los principales personajes de la época, como Benjamín Franklin.

Dentro de la línea de trabajo de publicar grandes obras de erudición, Ibarra edita la Biblioteca Hispana (Madrid, Joaquín Ibarra, 1783-88) de Nicolás Antonio, verdadero monumento bibliográfico de España que recoge la producción nacional desde tiempos de Augusto hasta finales del siglo XVII y que refleja la mentalidad ilustrada dominante de recuperar la memoria colectiva. No hay que olvidar que la obra de Nicolás Antonio, cuya primera edición es de 1672-1696, fue un modelo para lo que se ha dado en llamar bibliografía nacional retrospectiva y reputada como la mejor que se había publicado en toda Europa. Es un magnífico impreso en folio con preciosas cabeceras alegóricas llenas de putti y angelotes jugando con libros.

En la recuperación de la literatura española del Siglo de Oro y los clásicos latinos y griegos juega un papel fundamental el impresor, editor y librero Antonio Sancha que publica varias colecciones bajo los principios ilustrados de orden y razón. Un brillante ejemplo es la Poética de Aristóteles. Las obras de erudición y los grandes estudios tienen, también, cabida en su producción destacando por su decoración la obra de Antonio Capmany, Memorias históricas sobre la Marina, Comercio y Artes de la Antigua Ciudad de Barcelona (Madrid, Antonio Sancha, 1779-92), con grabados de Moles bajo dibujos de Camarón, Montaña y Carnicero que reflejan composiciones naturalistas y escenas del puerto de Barcelona. La obra, encargada por la Real Junta de Comercio de Barcelona, se divide en tres partes: las primeras navegaciones de los barceloneses desde el siglo XI, la extensión de su comercio, y el origen, progresos y decadencia de las artes en Cataluña.

El taller de Benito Monfort es el más representativo de la imprenta valenciana dieciochesca tanto por la calidad de sus libros como por su vinculación a instituciones académicas. Muestra de todo ello es la obra De Numis hebraeo-samaritanis de Francisco Pérez Bayer (Valentiae Edetanorum, ex Offcina Benedicti Monfort, 1781), Director de la Biblioteca Real Pública durante el reinado de Carlos III, preceptor de los infantes y prototipo de hombre ilustrado y erudito que en esta obra evidencia su profundo conocimiento de la numismática y de las lenguas orientales. La edición está repleta de bellas láminas de medallas y monedas grabadas.