Frente a los libros lujosos, bellamente ilustrados, que
se imprimían en Francia, Italia y España, en Inglaterra se inclinan en
este siglo por libros sin grabados, en los que el mérito consiste en una
buena arquitectura tipográfica, una buena impresión sobre buen papel y
buen texto. La figura más importante de la tipografía inglesa, y una de
las más importantes de la Europa del XVIII fue John Baskerville, quien
destacó en la fabricación de tintas y papel, en la construcción de sus
prensas y, sobre todo, en el diseño de sus tipos, cuya estética se
impondría en el resto del continente y, todavía en este siglo, sigue
vigente. Publicó pocos y escogidos libros, fundamentalmente clásicos
latinos, en los que eliminó cualquier adorno superfluo. Sus sobrias
portadas, limpias y equilibradas, con sus capitales espaciadas, dan un aire
de distinción a los libros, aunque hay quien opina que el efecto resulte un
poco frío. Para valorarlo se puede contemplar su obra de Salustio (Birminghamiae,
typis Joannis Baskerville, 1773).
Mientras, la imprenta escocesa del momento tenía su
mejor representación en el trabajo de los hermanos Foulis de quien se
expone la Ilias de Homero (Glasguae, Robertus et Andreas Foulis,
1748). Para incluir un ejemplo de clásico de la literatura inglesa se ha
seleccionado el Paradise regain’d de John Milton (London, printed
for J. and R. Tonson, Draper, Longman, 1753) en una preciosa edición muy al
gusto de la época.
La imprenta y la edición alemanas, sin tener un papel
sobresaliente, como en otros tiempos, durante el siglo XVIII mantiene el
nivel correspondiente a su alto desarrollo económico, educativo, literario
y científico. La representa la obra de Gessner, Die so nöthing als
nützliche Buchdruckerkunst und Schriftgiesserey (Leipzig, C. F. Gessner,
1740-43), interesante historia de la imprenta con grabados alusivos,
retratos y marcas de impresores, y considerada por Updike como una de las
fuentes básicas para el estudio de la imprenta alemana. Asimismo, en la
obra de Johann Jakob Brucker Bilderssal heutiges Tages lebender (
Augsburg, Jo. Jacob Haid, 1747-1755), el padre de la historia de la
filosofía nos ofrece una pinacoteca de hombres ilustres de su época en la
que subrayamos los magníficos retratos grabados por Haid. La producción de libros en los
Países Bajos durante el siglo XVIII fue
cuantiosa. Buena parte de ella correspondía a la impresión de libros que
habían sido prohibidos por la censura en otros países, y también a la
difusión de ediciones piratas. Sin embargo, su rica tradición tipográfica
les permite publicar obras de la riqueza y envergadura del Theatro moral
de la vida humana (En Amberes, Viuda de Henrico Verdusse, 1733) en la
que, al estilo de los libros de emblemas, una imagen simbólica va
acompañada de sentencias moralizantes.