El Siglo de Oro de la encuadernación española.
 

El XVI puede considerarse como el Siglo de Oro de la encuadernación en España, tanto por la gran variedad de estilos empleados, como por la diversidad de técnicas y materiales empleados para darles forma. A partir del inicio del reinado de Felipe II puede considerarse que concluyó el estilo plateresco, siendo sustituido por varios modelos renacentistas, si bien es posible encontrar todavía en impresos de 1560 el uso de ruedas mudéjares sobre sus cubiertas.

Existe cierta confusión entre plateresco y renacentista en España. El primer estilo se desarrolló durante la primera mitad del siglo XV, pero a partir de la década de los cincuenta, el plateresco se mezcla con numerosas influencias italianas y franco-flamencas, de modo que se hace preferible hablar de un nuevo estilo. Es cierto que se conserva el gusto por las ruedas de medallones y zoomórficas, mas éstas se “manierizan”, curvándose, y se acompañan de nuevos hierros. Se introduce el entrelazo al estilo Grolier, e incluso se imitan cubiertas esmaltadas, al modo plantiniano. Además se producen algunos cambios técnicos notables, como la adopción casi masiva del “papelón” o cartón como soporte para las tablas de los libros, abandonándose de manera progresiva el uso de la madera. A partir de los años ochenta se observa además la irrupción de cubiertas en pergamino, doradas, denominadas “a la italiana”, y que ciertamente imitaban modelos utilizados ya en Francia y en Italia en las décadas anteriores. Se trataba todavía de encuadernaciones con pretensión de cubrir con cierto lujo los libros (la vitela o pergamino blanco era el material utilizado entonces). En pocas décadas se extenderá el empleo de un pergamino más basto, iniciándose un período de decadencia en este arte.

En 1615 Cristóbal Suárez de Figueroa en su Plaza universal de todas ciencias y artes (Madrid, Luis Sánchez, fol. 365), nos proporciona una detallada relación de los tipos y denominaciones que existían entonces para referirse a las encuadernaciones, comprobándose no sólo la gran variedad de modelos, sino lo inadecuado, en muchas ocasiones, de las etiquetas artísticas que nosotros empleamos:

“De sus librerias salen diferentes enquadernaciones, como la llana, de pergamino, á la italiana verdadera, dorada de breviario, llana de bezerro, de Breviario ó Missal, vayo, negro y otros colores. Breviario de quatro cortes, dorado, embutido las tablas, matizado de colores, bordadas y matizadas las hojas. Enquadernacion de cartones, llana ó dorada, libro de coro de Iglesia, de caxa, y otros”

Evidentemente, en el siglo XVI no tenían sentido denominaciones como renacentista o barroco.

Estilo Renacentista español S.XVI

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