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EL DIPLOMATICO

NO QUIERO SER UN DIPLOMATICO DECORATIVO

RETRATO DEL POETA
Retrato de Vázquez Díaz
 

            Su labor como diplomático ocupa un amplio espacio en el Archivo. Se conserva incluso su nombramiento como cónsul de Colombia en Buenos Aires, que tuvo lugar en 1893. 

           En 1903 es nombrado cónsul de Nicaragua en París lo que le granjea una continuidad en su actividad diplomática. Dos años más tarde recibe el nombramiento, junto a  Vargas Vila, como miembro de la comisión de Límites con Honduras, bajo el arbitraje del rey de España.

          Producto de amistades consolidadas en el tiempo, son  también resultado de su pensamiento bolivariano y arielista como refleja su  interés por participar como delegado en la Conferencia Panamericana  de Río de Janeiro.  Sus palabras traslucen su decepción: "Aquella conferencia en la que los escritores eramos gigantes y los ministros pigmeos", que resume en los versos de la "Epístola a la señora de Lugones" : "yo panamericanicé/ con un vago temor y con muy poca fe"

MINISTRO EN ESPAÑA

Fatura de caballos y coches de lujo

 

 

           El presidente de Nicaragua, General José Santos Zelaya, tras el triunfal viaje por Nicaragua le nombra Ministro de Nicaragua ante la corte Española.

           Con motivo de la presentación de credenciales redacta un folleto titulado: Alfonso XIII, donde revela sus impresiones sobre el rey, cuya "seguridad y cordura" percibe de inmediato.

           El ambiente que encuentra en el salón de recepciones hace aflorar al poeta sobre el ministro.

         "Aquella pompa, aquella ceremonia, aquel joven descendiente de los más gloriosos Reyes, fueron, por unos instantes, la Historia".

LAS INCERTIDUMBRES DEL CARGO

Grabado
Muy siglo XVIII

 

            La caída en Nicaragua de sus amigos y presidentes  José Santos Zelaya y  José Madriz, a su llegada a México como Ministro delegado en la conmemoración de la Independencia, da origen a una situación desairada para Darío: el presidente Juan José Estrada ni le cesa como Ministro ni le renueva el nombramiento.

           En México grupos de jóvenes escritores e incluso personalidades de gran talla intelectual le brindan actos de adhesión. Sin embargo, Rodolfo Nervo, explícita pero diplomáticamente le indica que no será conveniente su llegada a la capital. El propio presidente, Porfirio Díaz, en carta dirigida a Darío  lamenta profundamente la ausencia del poeta en los festejos, puesto que el  poeta, en un alarde de diplomacia, se excusa de su incomparecencia antes de ser excluido.

          De esta manera y a partir de este momento, Darío  cesa su actividad diplomática.   

EN BUSCA DE LA UTOPIA

 Retrato de Rubén Darío
 

     Su utopía en torno al mundo que le tocó vivir se refleja con claridad en el inconcebible viaje en pro de la Paz que se le propone y que le lleva finalmente a León. Pese a la insistencia de Francisca y de sus amigos Vargas Vila y Eduardo de Ory, se empeña en emprender el último viaje.    Su llegada y  estancia en Nueva York (12 de noviembre) no pueden ser más desastrosas. Fatigado y enfermo, contempla como poco a poco se desvanecen los proyectos de lecturas y conferencias. Aislado, solo, apenas si consigue alguna colaboración en el periódico La Prensa de Nueva York, para poder subsistir. Los amigos -Fiallo y Bolaños-que en otra ocasión le habían protegido, ya no se encuentran allí.  Enferma gravemente de neumonía y tendrá que ser atendido en el hospital francés.  Sólo la cordura de algún filántropo como Huntington y la recepción en la Liga de Autores organizada por  Helen Woodruff  pueden hacerle más llevadera su estancia en un lugar inhóspito. Cuando recibe la medalla que la Hispanic Society brinda a los genios de la literatura, ésta no es la de oro, sino la de plata. Apenas si en febrero, tres meses después de su llegada, logra dictar su conferencia, el poema  "Pax",  en la Universidad de Columbia. Será su último legado: le queda menos de un año para,  tras una funambulesca estancia en Guatemala, alcanzar a llegar a León para morir.  Los amigos habían insistido ante Estrada Cabrera para cursar una invitación a Guatemala. Allí los banquetes y la participación en los múltiples cenáculos, deterioran aún más su ya maltrecha salud.  Rosario Murillo le sale al encuentro y marcha con él a Nicaragua.    

PAX
"Ved el ejemplo amargo de la Europa deshecha.
Ved las trincheras fúnebres, las tierras sanguinosas;
Y la Piedad y el Duelo sollozando los dos.
No, no dejéis al Odio que dispare su flecha,
Llevad a los altares de la Paz, miel y rosas.
         Paz a la inmensa América. Paz en nombre de Dios."
    

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