Prólogo:
En la actualidad, el destino al que queda abocado el especialista de cualquier área de la ciencia es ceñirse cada vez más estrechamente al tema de su especialidad, aprendiendo cada vez más sobre cada vez menos materia, hasta acabar finalmente aprendiéndolo todo sobre nada. Su propia situación se transmite a los que pretenden comprender su actividad científica o investigadora.
La estructuración de la ciencia, hoy día, nos plantea esta reflexión, que reduce excesivamente nuestra comprensión del hecho científico, porque percibimos su estudio encerrado y aislado en parcelas, tal vez, demasiado pequeñas. Los avances tecnológicos han conducido inexorablemente a la ciencia por este camino, y ciertamente necesitamos entenderla de manera global.
Para esquivar este destino, seria necesario saber cada vez menos sobre más y más cosas, sin llegar a alcanzar la fase de saber nada sobre todo. En definitiva, desde la divulgación de lo científico, lograr un equilibrio que nos acerque a la ciencia de una forma sencilla, y que nos ofrezca una amplia visión panorámica de ella, cuando todavía estamos en la fase de aprender y conocer un poco sobre la mayoría de los temas científicos.
La figura de Athanasius Kircher, a mi parecer, nos acerca a este modo de entender la ciencia. En Kircher se revaloriza el concepto de polígrafo, opuesto al de especialista, y el de erudito. Del estudio y contemplación de su obra aprendemos que es posible acercarnos a la ciencia con profundidad y con elaboración crítica a la vez que nos introducimos, desde su experiencia vital, en un conocimiento amplio y variado.
La muestra que exhibimos en nuestras salas de la Biblioteca Histórica "Marqués de Valdecilla", ha sido ideada y promovida dentro de las acciones encaminadas a dar a conocer de manera ordenada y sistemática nuestros importantes fondos bibliográficos. En coherencia con nuestras reflexiones previas, lo hacemos con la intención de que la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, se acerque a la comunidad universitaria y a toda la ciudadanía, exponiendo de manera atractiva su riqueza bibliográfica.
Por ello, hemos aprovechado la conmemoración del cuarto centenario del nacimiento de este gran polígrafo alemán, para dar a conocer una de las mejores colecciones europeas de sus obras.
La exposición a través de unos 120 libros pretende tomar en consideración la compleja personalidad de Athanasius Kircher, poliédrico estudioso y jesuita del siglo XVII y del desarrollo de la ciencia en la Comanda de Jesús, durante ese mismo siglo mediante las aportaciones de sus discípulos y seguidores.
En su obra se expresa el universo barroco kircheriano hecho de intuición genial y de clamorosos errores, hijos ambos, de una ciencia que en aquél periodo, al igual que la poesía, tenía por fin último la "maraviglia", único motor del interés cultural.
Al padre Kircher le recordamos por la perspicacia de ser el primero en observar y comprender que los agentes de la peste son microorganismos, que llamo gusanos (vermiculi), estudiados con el instrumento que Galileo había regalado al príncipe de la Academia de Lincei Federico Cesi, descrito como "Anteojos para ver las cosas diminutas". Estos hallazgos los publicó en el libro "Scrutinium physico-medicum" editado en Roma en 1658. Nacido en Geisa, Alemania, en 1602, fue ordenado sacerdote en 1628. Llegó a hablar once idiomas y publicó cerca de 40 libros. Fue asimismo, de los precursores que consideraban fundamental aplicar el método experimental, a todos los procesos de la filosofía natural. Kircher diseño una serie de 27 símbolos con los cuales se podían comunicar todos los conceptos en un idioma universal, sentando de este modo las bases hacia la lógica simbólica y la memoria artificial. Profesor de matemáticas del Colegio Romano e iniciador del celebre Museo Kircheriano, se relacionó con los principales personajes de su tiempo, entre los que destacamos los nombres de Gianlorenzo Bernini, Cristina de Suecia, o Urbano VIII Barberini. Estudio sobre magnetismo, los chinos, los egipcios y describió y construyó un aparato para proyectar sombras, por lo que ha sido considerado el precursor del cinematógrafo.
El catálogo de la exposición y el estudio de la obra kircheriana ha sido realizado por el joven Facultativo de la Biblioteca Histórica Emilio Fernández, quien con rigor, brillantez y una extraordinaria dedicación, ha preparado y realizado la muestra. Asimismo ha elaborado una encomiable puesta al día del estudio de la ciencia de la Compañía de Jesús en el siglo XVII que, por otro lado, tanto contribuyó al desarrollo de nuestra Universidad Complutense y al desarrollo de la España moderna.
Ignacio Gómez de Liaño nos introduce en este universo de manera magistral por lo que merece un especial reconocimiento.
Una vez más, Manuel Sánchez Mariana, Director de la Biblioteca Histórica, ha sabido coordinar todos los esfuerzos y recursos de la Biblioteca que dirige y tutelar, desde su magisterio, la preparación del catálogo, para que la exposición cumpla, sobradamente, las expectativas que ha generado.
Al frente en estas iniciativas siempre está nuestro Rector Rafael Puyol que nos acompaña apoyándonos con gran entusiasmo. Por último, Debemos reconocer el mecenazgo desinteresado de la Fundación Aena, sin el cual los medios y el éxito de esta exposición habrían sido mucho menores. Este año 2001, la Fundación AENA ha contribuido, en diferentes ocasiones, a que la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, divulge con éxito su patrimonio bibliográfico. Como Director de la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid le doy las gracias en nombre de toda la comunidad universitaria.
© Francisco Javier de Jorge García-Reyes
Director de la Biblioteca de la Universidad Complutense