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La Biblioteca de la Residencia de Estudiantes (1910-1936) y el fondo histórico de la biblioteca del Colegio Mayor Ximénez de Cisneros

 

  

Etapa Fortuny

La Residencia de Estudiantes, dirigida por Alberto Jiménez Fraud, se creó en 1910 como un colegio universitario a imitación de los colleges de Oxford y Cambridge. Su primera ubicación, un chalet alquilado en la calle Fortuny, nº 14 de Madrid, se amplió paulatinamente a una manzana completa, los números 8 a 14, así como un piso alquilado en la próxima calle Rafael Calvo. Desde el primer año se habilitó un local para la biblioteca, y se conoce una somera descripción de sus instalaciones porque su traslado a un local más amplio se hizo en 1912, coincidiendo con el ingreso en la Residencia, de uno de sus más ilustres huéspedes, Juan Ramón Jiménez. El propio Jiménez Fraud nos dice: "No sabíamos como aposentar a tan gran huésped. Por fin, le destinamos el cuarto que había sido primeramente biblioteca de 'el 14', y que tenía tres ventanas al jardín. Aún quedaban las estanterías donde el poeta colocó sus libros. Y el cuarto lo presidía el primero de los retratos que Sorolla le pintó"[1]. La revista Residencia, reproduce una instantánea de esta primera ubicación, curso 1910-1911.[2] 

La nueva localización de la biblioteca está también descrita en la prensa del momento, incorporada en una entrevista hecha por José Mª Carretero, El caballero audaz, a Miguel de Unamuno en una de sus estancias en la Residencia, en 1914: "La biblioteca era el lugar noble de la casa, sus dimensiones eran modestas, limitadas a un simple cuarto algo mayor que los demás. El zócalo estaba recubierto de una madera escura, y a lo largo del mismo se extendían unas sólidas estanterías que se alzaban apenas un metro del suelo, con los primeros libros de la residencia. Sobre ellas había alguna figurilla de loza, alguna fotografía enmarcada y algún cuadro en la pared. Las mesas, de la misma madera que los estantes, eran rectangulares y livianas, y en torno a ellas se disponían, meticulosamente ordenadas, varias sillas de madera con un bajo respaldo de tiras curvas que trazaban una circunferencia hasta los brazos. En la biblioteca había también alguna butaca de mimbre, como las que existían en el saloncillo"[3]

 

Los libros que se van adquiriendo, y que se conservan todavía en la biblioteca del Colegio Mayor Ximénez de Cisneros, se pueden identificar con facilidad, ya que el sello utilizado en ese momento en la biblioteca repite la dirección de la Residencia en la calle Fortuny, y hay que suponer se dejaría de usar en el momento de su traslado a las nuevas instalaciones de la calle Pinar. El 1 de enero de 1915 existen en la biblioteca de la Residencia muy pocos libros, 213 obras con 694 volúmenes.[4]

 

En estos últimos años de la calle Fortuny se inician también la gestión de importantes donativos oficiales. Así, en la Memoría de la J.A.E. de 1914-1915 se reseña "el envío de una colección de historiadores y clásicos franceses hecho a la Residencia por el Ministerio de Instrucción pública de Francia, en virtud de gestiones de Mr. Coulet, Director de la Oficina Nacional de Universidades y Escuelas. La Junta quiere dar aquí público testimonio de su agradecimiento"[5].

 

Etapa Pinar

Una nueva etapa se inicia en la evolución de la biblioteca con el traslado de ubicación de la Residencia de Estudiantes. El conjunto residencial de la calle Fortuny queda pequeño rápidamente, a pesar de haber ido incorporando paulatinamente nuevos edificios. En 1913 se inicia la construcción de un nuevo conjunto residencial en los Altos del Hipódromo, en la calle Pinar, detrás del entonces Palacio de la Industria y de las Artes, hoy Museo de Ciencias Naturales y Escuela Superior de Ingeniería Industrial.

 

Los tres primeros pabellones están ya preparados al inicio del curso 1915-1916 para poder realizar el traslado de los residentes desde la calle Fortuny, y dejar libres esos edificios para la inauguración allí de la Residencia de Señoritas. La biblioteca se instala en estos primeros momentos en el tercer pabellón, planta baja, cerca de los locales destinados a laboratorios. "Con los nuevos locales se han ganado además campos de juegos, laboratorios y bibliotecas. Esto ha permitido un avance en la acción intelectual sobre los estudiantes y ha dado favorables elementos de ambiente moral y de espíritu corporativo"[6].

 

En octubre de 1916, la inauguración de nuevos edificios posibilita el traslado de la biblioteca a un nuevo local construido ad hoc, con dimensiones 14,25 por 12,20 m.[7] Cuenta ya con depósito de libros y una sala de lectura de dimensiones suficientes para dar servicio a los residentes, dejando además sus antiguos locales libres para su transformación en laboratorios. Hay también una descripción de la biblioteca en las memorias de los años 1916-1917, la de la biblioteca general, ya que, la diversificación de las zonas de la Residencia e instituciones anejas para distintas funciones, sobre todo para laboratorios, hace que se formen también colecciones físicamente diferenciadas en unos u otros locales, si bien para todas las colecciones se gestiona un único catálogo general, de autores y metódico, "de modo que es fácil, hasta para personas extrañas a los Laboratorios, encontrar y consultar las obras"[8]

 

Los datos recogidos en la Memoria nos dan también un conocimiento bastante ajustado de su funcionamiento[9]. La biblioteca cuenta con un número aceptable de puestos de lectura, 96, contando además con que los residentes pueden llevarse los libros a su habitación, y a los que hay que añadir los que existan en los distintos laboratorios de la Residencia. El horario de apertura es amplísimo, dieciséis horas diarias, que pasan a ser quince en años posteriores, lo que supone que está abierta todas las horas de actividad del centro, desde que los residentes se levantan hasta que se acuestan[10]. Significa también que el bibliotecario no tiene funciones de control de su uso (se pueden sacar los libros de la sala de lectura, apuntándose en un registro), sino de gestión de ejemplares y de información al lector, además de facilitar a los residentes las adquisiciones de libros que desean hacer privadamente, dando informes o noticias, y gestionando la compra con ciertas ventajas, cuando así lo requieren los interesados.

 

Se conoce el nombre de los residentes que atendieron la biblioteca prácticamente desde el principio del periodo Pinar, el becario Francisco Peinado Chica, hasta finales de los años veinte, y a partir de esa fecha José María Navaz.

 

"Funcionó en este local hasta 1934, era una sala rectangular, amplia y limpia, con varias filas de mesas de madera ordenadas de forma lineal, que contaban con un espacio individualizado con una repisa propia, un amplio tablero, lámparas de lectura también individuales, y los libros colocados alrededor de las paredes en elegantes estanterías de madera, protegidas con puertas de cristal. Bañada por el sol a través de los amplios ventanales, con calefacción, y aislada de los ruidos domésticos al encontrarse en un local prácticamente independiente, el espacio noble de la casa carecía de la majestuosidad de la Biblioteca Nacional o la del Ateneo, pero era una sala bastante confortable"[11].

 

Para facilitar la adquisición de libros y fomentar aún más el uso de la biblioteca se crea en 1916 la Sociedad de Lectura, para el que se diseña un sello propio. "Los lectores de la misma han constituído una Sociedad que va por el segundo año de su existencia, y que suscribe otras 20 revistas escogidas, complemento de la colección", y de la recepción de una serie de volúmenes de gran interés, sobre todo a través de donativos: "Además de la cantidad que a ello dedica la Junta, cantidad cuidadosamente aprovechada, debe aquélla una buena parte de sus libros a la generosidad creciente de los donantes. Hay que añadir a los ya citados en la memoria anterior, los nombres de don Santiago Alba, siendo Ministro de Instrucción Pública; de M. Dumuis, director de la Société des l'Aciéries et Forges, de Firminy; de los académicos franceses, MM. Bergson, Perrier, Widor e Imbart de la Tour; de D. Juan C. Cebrián, de San Francisco (California); y de la Sra. Dª Fermina Pieltain de Bolívar, que ha regalado una interesarte colección de obras de Historia. En 1917 ha recibido también la Biblioteca el considerable beneficio de disfrutar la que fue del ilustre hombre de Ciencia, D. Domingo de Orueta, padre del distinguido Ingeniero de Minas del mismo nombre, que éste ha cedido en depósito a la Residencia. La Biblioteca del Sr. Orueta consta de unos 2.000 volúmenes, y hay en ella libros y colecciones de gran valor"[12].

 

Por datos recogidos en las Memorias de la J.A.E., podemos suponer que en el curso 1927-1928 se tomó la decisión de cambiar la organización de la biblioteca, pasando a ordenarse los libros por la clasificación Dewey. Se adquieren ficheros metálicos, aprovechando este cambio para empezar a utilizar en las fichas el tamaño de las fichas implantado internacionalmente, 125 x75 mm., con horadación en la parte inferior para una mayor seguridad, y para crear un nuevo catálogo, el de títulos, que va a complementar a los existentes hasta ahora, de autores y metódico [13].

 

Los acontecimientos culturales y científicos que tenían lugar en la Residencia de Estudiantes desde su fundación se multiplican enormemente a partir de los primeros años de la década de los 20, gracias a la creación del Comité Hispano-Inglés (1922)y de la Sociedad de Cursos y Conferencias (1923), con clara repercusión en el número y calidad del fondo bibliográfico de su biblioteca. Ninguna de las dos organizaciones eran estrictamente residenciales, sino resultado de la colaboración del centro con iniciativas privadas, y contribuyeron a intensificar el contacto de la Residencia con el exterior -tanto en el ámbito español y madrileño, como en el internacional-, y de forma más amplia, la acción cultural, con proyección pública, desarrollada en su sede[14].

 

La biblioteca de la Residencia de Estudiantes se enriquece enormemente con esta apertura al exterior. Los conferenciantes y sus acompañantes gustan de depositar en la biblioteca sus libros dedicados, y también las personalidades que asisten a los actos. Las autoridades de la Residencia salen también al exterior: Portugal, Hispanoamérica, Inglaterra, etc. y de sus visitas también gustas de traer ejemplares dedicados de los intelectuales con los que se han entrevistado.

 

Asimismo se encuentran en la colección ejemplares regalados por los becarios extranjeros que residieron temporalmente en la Residencia de Estudiantes, como ejemplo, el de Irwin Bullock, el primer becario inglés, que donó al menos dos libros, o la publicación del hispanista Edward Meryon Wilson, residente durante dos años, mientras tradujo las Soledades de Góngora, gracias a una Beca Howard del Comité Hispano-Inglés, o también de alumnos extranjeros, especialmente norteamericanos, que asisten a los cursos de verano.

 

En la colección conservada en el Colegio Mayor Ximénez de Cisneros hay ejemplos claros de estas relaciones institucionales y personales establecidas con Europa y América por la Residencia de Estudiantes. Este es sin duda el origen de la destacable colección de literatura portuguesa e hispanoamericana, de los libros que se conservan de los conferenciantes que intervienen en la Residencia, muchas veces dedicados, como los de Leclerc de Sablon, Keynes, Obermaier, o de las numerosas obras existentes de intelectuales muy unidos a la Residencia, como Azorín, Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós, Eduardo Marquina, etc. También queda constancia en los fondos de la biblioteca de la celebración en los locales de la Residencia., mayo de 1929, del Congreso Internacional pro Sociedad de Naciones.

 

Etapa del Auditorio

Los locales de la Residencia vuelven a quedarse pequeños para dar un servicio adecuado a la intensa actividad cultural que se organiza en el centro, lo que lleva a las autoridades de la J.A.E. a plantearse la necesidad de levantar un edificio exento, que incluya una sala de conferencias, biblioteca y clases para cursos especiales, y "donde pueda desarrollarse la intensa actividad de la Residencia en este sentido cultural que tanta estimación obtiene de la opinión pública con sus beneficios para la elevación de nuestro nivel espiritual". La memoria del proyecto para la construcción de este edificio se firma el 25 de junio de 1931, inaugurándose en 1933, con un concierto de canciones populares interpretadas por la Argentinita, acompañada al piano por Federico García Lorca.

 

En este edificio, el ala de la biblioteca va a contar con una sala de lectura y de depósito de libros, al que se añade un semisótano previsto con el mismo fin. Cuenta además con una serie de dependencias complementarias, como son secretaría, sala de juntas, despacho para el bibliotecario, sala de catálogo y fichero, más un pequeño guardarropa. El traslado de la biblioteca se hizo en el mismo año 1933, dejando sus locales anteriores libres para ser ocupados por el Laboratorio de Histología, que dirigía en esos momentos Pio del Rio Hortega.

 

La separación entre los espacios destinados a la biblioteca y el Auditorio se consigue a través de un patio-claustro, que todavía hoyexiste, como una dependencia más de los locales del C.S.I.C. en la calle Serrano de Madrid, mientras que el Auditorio se convirtió tras la Guerra Civil en la iglesia del Espíritu Santo, adscrita también al C.S.I.C.

 

Las Memorias de la J.A.E. de nuevo nos da escasa pero significativa información sobre la biblioteca. Así, la Memoria correspondiente a los años 1933-1934 nos habla de la implantación por parte de la J.A.E. de una "sección de publicaciones de Derecho político, a la que se dedica marcado interés". De esta colección adquirida en estos últimos años de funcionamiento de la Residencia hemos localizado múltiples ejemplares, incorporados en la sección 34 del catálogo[15].

 

Asimismo, el Comité Hispano-Inglés consigue que se le asigne varias salas dentro de este nuevo edificio para instalar una biblioteca propia y un despacho para dar un servicio de información sobre la cultura inglesa[16]. En los libros conservados en el Colegio varios de ellos conservan un ex libris impreso en el que se explica su origen, biblioteca del Comité Hispano-Inglés, figura las horas de apertura y el servicio que se presta en esta pequeña biblioteca de cultura inglesa. Y en el mismo año de inauguración de estos locales, en marzo de 1933, las Memorias de la J.A.E. nos da también conocimiento de un importante donativo del Ministerio de Estado del Gobierno británico, His Britannic Majesty's Government, del que da cuenta también un ex libris explicativo en varios de los libros conservados.[17]

 

Y aunque no he localizado información al respecto, puede explicar el número relativamente elevado de libros existentes en la biblioteca de literatura y cultura rusa, y también sobre el comunismo soviético, la creación, en 1931, del Comité Hispano-Eslavo, en cuya Junta directiva figuraban buena parte de las personalidades cercanas a la Residencia y al Centro de Estudios Históricos, con presidencia de D. Ramón Menéndez Pidal[18]. La sede se estableció en esta última institución, aunque al menos una parte de los actos organizados por el Comité se realizaron en el Auditorio de la Residencia de Estudiantes[19]. Aunque el interés de los residentes por la literatura rusa venía de lejos. Gibson recoge en su obra La vida desaforada de Salvador Dali (Barcelona: Anagrama, 1998) un comentario aclaratorio: "las inacabables discusiones que duraban hasta las tres y las cinco de la mañana y que se ha perpetuado a lo largo de nuestra amistad. Entonces en la Residencia se devoraba a Dostoievski, era el momento de los rusos"[20].

 

La Guerra Civil y el traslado a la Ciudad Universitaria

La Residencia de Estudiantes se cerró en julio de 1936 al estallar la Guerra Civil. En esos momentos se estaba celebrando en sus locales un Curso de Verano para extranjeros, y el primer cuidado fue trasladar a lugar seguro a los estudiantes que estaban asistiendo a él, izando mientras se gestionaba el traslado las banderas británicas y estadounidenses, ya que éstas eran las nacionalidades mayoritarias de los asistentes. El lugar se cerró durante toda la guerra como residencia, pero se preparó para instalar en sus locales, a partir de 1937, un hospital de cirugía para el Cuerpo de Carabineros, al frente del cual estuvo Luis Calandre, que había sido hasta 1936 director del Laboratorio de Anatomía Microscópica de la Residencia, y jefe del departamento de Cardiología de la Cruz Roja de Madrid. En el hospital se atendió también un brote epidémico de malaria surgido en el frente del Jarama

 

La Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas desaparece en 1939 y se convierte en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pasando a depender de él todas las instituciones que hasta 1936 dependían de la J.A.E., y también, por tanto, la Residencia de Estudiantes. Parece que la biblioteca no sufrió dispersión ni daños, ya que permaneció cerrada, en su ubicación del Auditorio, así lo especifica el informe redactado por Francisco Donato, y presentado el 14 de junio de 1939[21], aunque habría que saber si alguno de los libros leídos a los enfermos de malaria en el hospital de Carabineros pudieron proceder de sus estantes[22].

 

En 1941, el director de la entonces denominada Residencia de Estudiantes Jiménez de Cisneros, Pedro Laín Entralgo solicita permiso para trasladar la biblioteca desde el Auditorio a unos locales de los pabellones de la calle Pinar, permiso que se le concede por el entonces secretario general del C.S.I.C. José María Albareda[23].

 

Y el siguiente paso, se dió el 14 de agosto de 1942 (B.O.E. 23 agosto 1942), en el que una Orden establece el cambio de denominación y de dependencia de la Residencia, pasando ésta a llamarse Colegio Mayor Ximénez de Cisneros, y depender de la Universidad de Madrid. Se le asigna el edificio que se había construido ya antes de la Guerra en la zona oeste de la Ciudad Universitaria con el nombre de Residencia de Estudiantes Alcalá (la Orden lo especifica claramente: "El Colegio Mayor 'Jiménez de Cisneros' se instalará en el edificio actualmente en construcción en la Ciudad Universitaria de Madrid"), prácticamente destruido durante la contienda, reconstruido e inaugurado en octubre de 1943 por el general Franco.

 

Se conoce la ubicación exacta de la biblioteca en este edificio, porque en los planos del Colegio se especifica que la biblioteca estará instalada en la planta superior, en la parte izquierda del bloque central del edificio. En la división de este edificio en tres Colegios, el 7 de marzo de 1951, Colegios Mayores Ximénez de Cisneros, Nebrija y Covarrubias, estas instalaciones quedaron en la zona del Nebrija, pasando la biblioteca a su ubicación actual en el Cisneros.

 

Estudio y valoración de la colección

Una vez más la fuente utilizada para el estudio cuantitativo de la colección son las Memorias de la Junta para la Ampliación de Estudios, que periódicamente reseña el número de libros de cada biblioteca dependiente de ella. Por comodidad recojo la estadística que ya ha preparado Isabel Pérez-Villanueva Tovar:

 

1 de enero de 1915:                213 obras        694 volúmenes

1 de enero de 1916:                321 obras        825 volúmenes

1 de enero de 1917:                892 obras        2.061 volúmenes

1 de enero de 1918:                1.081 obras     2.292 volúmenes

1 de enero de 1919:                1.729 obras     3.140 volúmenes

1 de enero de 1920:                2.232 obras     4.125 volúmenes

1 de enero de 1921:                2.991 obras     5.402 volúmenes

1 de enero de 1922:                4.024 obras     7.335 volúmenes

1 de enero de 1923:                4.480 obras     8.151 volúmenes

1 de enero de 1924:                4.963 obras     9.222 volúmenes

1 de enero de 1925:                5.485 obras     10.143 volúmenes

1 de enero de 1926:                5.747 obras     10.711 volúmenes

1 de enero de 1927:                6.092 obras     11.252 volúmenes

1 de enero de 1928:                6.718 obras     12.168 volúmenes

1 de enero de 1929:                7.059 obras     12.703 volúmenes

1 de octubre de 1929:             7.232 obras     13.143 volúmenes

1 de octubre de 1930:             7.629 obras     13.774volúmenes

1 de octubre de 1931:             7.990 obras     14.630 volúmenes

1 de octubre de 1932:             8.370 obras     15.295 volúmenes

30 de septiembre de 1933:      8.975 obras     16.052 volúmenes

30 de septiembre de 1934:      9.237 obras     16.720 volúmenes [24]

 

Pero aquí creo hay que fijarse en un dato que considero puede ser clarificador para valorar el número de libros, y por ello la importancia que llegó a tener la biblioteca de la Residencia de Estudiantes, y el porcentaje de lo que ha podido perderse. En la estadística recogida en la memoria de los años 1916-1917, la primera realizada después del traslado a la sede de Pinar, da información de los libros existentes en las bibliotecas de cuatro centros: "Centro de Estudios Históricos", "Laboratorios del Instituto Nacional de Ciencias Físico-naturales", "Residencia de estudiantes" y "Secretaría de la Junta". Esto quiere decir que en el número reseñado "en la Sala de lectura y Laboratorios de la Residencia de Estudiantes incluye no sólo la de la Residencia masculina, sino también la de la Residencia de Señoritas y las de los Laboratorios. Y en el año 1932 se reseña de la misma forma: "Libros que posee la Junta en el C.de E. H., Laboratorios, Residencias y Secretaría". En este caso la duda sólo existe en si el número reseñado en "laboratorios" se incluye los que se custodian en los laboratorios de la Residencia, aunque me inclino a pensar que no, sino que se refieren a los que dependían directamente de la J.A.E.. En este caso, el número total de libros existentes en todas las bibliotecas de la Residencia, incluyendo Residencia masculina, femenina, laboratorios de las Residencias e Instituto Escuela era, en septiembre de 1934, de 9.237 obras. Realmente una pequeña biblioteca repartida en numerosos locales.

 

En la colección que ahora estudiamos se recogen unos 2.300 libros, todos anteriores a 1936, Para la exposición hemos seleccionado aquellos libros que, por la temática, los autores, o por sus marcas identificatorias, nos han parecido que sirven para conocer mejor la Residencia de Estudiantes y su funcionamiento interno y de sus relaciones con el exterior. Pero del total de libros incluidos en el catálogo, sólo la mitad aproximadamente tienen sello de la Residencia de Estudiantes. Otra parte, aunque son publicados antes de 1936, no tienen sello de la Residencia, pero tienen alguna otro sello, dedicatoria, etc, que hace pensar pudieron pertenecer a la Residencia, pero no se puede constatar con exactitud. Y otros, no pocos, tienen firmas o dedicatorias que los identifican con ingresos posteriores, ya en época del Colegio Mayor Ximénez de Cisneros. Es por ello difícil cuantificar hasta que punto la colección "histórica" conservada hoy en el Colegio Mayor Ximénez de Cisneros, representa mayoritariamente la colección que llegó de la Residencia de Estudiantes. Ya sólo por el número de libros sabemos que no. Pero sí representa, y eso para nosotros es importante constatarlo, una excelente ocasión para recuperar el espíritu y la vida intelectual que se vivió en esa institución hasta que en julio de 1936 se cerró abruptamente y para siempre.

 



[1] Jiménez, A. Ocaso y restauración: ensayo sobre la Universidad española moderna. (s.l.): Fundación Jímenez Cossio, 2006, p. 219.

[2] Residencia, I, 1, enero-abril, 1926. Reproducida en: Pérez-Villanueva Tovar, Isabel: La Residencia de Estudiantes. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1981, lámina entre págs. 48 y 49

[3] El Caballero Audaz (José Mº Carretero): "Nuestras visitas. D. Miguel de Unamuno". La Esfera, I, 4, 24-1-1914. Transcrito por Ribagorda, Álvaro. La Residencia de Estudiantes: pedagogía, cultura y proyecto social (1910-1939), p. 134. Tesis presentada en la UCM, 2010.

[4] Memorías de la J.A.E., años 1914-1915. Madrid, 1916, p. 284

[5] Memorías de la J.A.E., años 1914-1915. Madrid, 1916, p.298. Esta colección se debe de corresponder mayoritariamente con la sección "840. Literatura francesa" de nuestro catálogo

[6] Memorias de la J.A.E., años 1914-1915. Madrid, 1916, p. 14

[7] Una fotografía de la biblioteca en estos primeros años de la calle Pinar se recoge en Residencia de Estudiantes (1916-1917). Madrid: Junta para Ampliación de Estudios, 1916. Reproducida en: Pérez-Villanueva Tovar, Isabel: La Residencia de Estudiantes. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1981, lámina entre págs. 288 y 289

[8] Memorias de la J.A.E., años 1916 y 1917. Madrid, 1918, p. 225 y 226

[9] Memorias de la J.A.E., años 1916 y 1917. Madrid, 1918, p. 247-249

[10] Lorca tumbado en la cama "cogía de la biblioteca un tomo de comedias de Lope, un tomo de aquellos de Rivadeneyra, y nos leía cada noche una comedia. Leía de una manera gloriosa [...], prescindía de los nombres, dialogaba por entonación, y solo cuando intuía que el oyente perdía el hilo citaba el nombre del personaje". Así conocieron muchos de sus amigos a los clásicos, y especialmente a Lope de Vega, por el que Lorca sentía auténtica devoción. "Entrevista personal de Pepín Bello", Citado por Ribagorda, Álvaro. La Residencia de Estudiantes: pedagogía, cultura y proyecto social (1910-1939), p.  330. Tesis inédita.

[11]Ribagorda, Álvaro. La Residencia de Estudiantes: pedagogía, cultura y proyecto social (1910-1939), p. 253-257. Tesis presentada en la UCM, 2010

[12] De este donativo se conservan en la actualidad varios ejemplares

[13] Estos datos se refieren a la biblioteca del Centro de Estudios Históricos, la más potente de las gestionadas por la J.A.E., pero si se seguía la fórmula establecida anteriormente de mantener un catálogo único para todas las bibliotecas, esta decisión afectaba también a la biblioteca de la Residencia de Estudiantes. Memorias de la J.A.E., años 1926-1927 y 1927-1928.  Madrid, 1929, p. 168

[14] Pérez-Villanueva Tovar, Isabel: La Residencia de Estudiantes. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1981, p. 219-220

[15] Memorias de la J.A.E., años 1933 y 1934. Madrid, 1935, p. 500

[16] Ribagorda, Álvaro: "El Comité Hispano-Inglés y la Sociedad de Cursos y Conferencias de la Residencia de Estudiantes (1923-1936)". Cuadernos de Historia Contemporánea, 2008, 30, 273-291

[17] "En el mes de marzo de 1933 se recibió en esta Biblioteca un importante donativo de 336 volúmenes ingleses, donados a la Residencia por el Ministerio de Estado del Gobierno británico" Memorias de la J.A.E., años 1933 y 1934. Madrid, 1935, p. 500

[18] [18] La Vanguardia, 27 marzo 1931, página 24. http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1931/03/27/pagina-24/33169558/pdf.html

[19] Pérez-Villanueva Tovar, Isabel: La Residencia de Estudiantes. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1981, p. 268

[20] Citado por Ribagorda, Álvaro. La Residencia de Estudiantes: pedagogía, cultura y proyecto social (1910-1939), p. 308. Tesis presentada en la UCM, 2010

[21] Archivo General de Administración, legajo 582

[22] "'Fui reclutada por el doctor Calandre, de cuya hija era muy amiga', señala. 'El tratamiento de los enfermos duraba una quincena, a base de quinina y antebrina', añade Mercedes [González de Linares], de 88 años. 'Aprovechábamos el tiempo de su convalecencia para enseñarles a leer y escribir, les entregábamos libros y les pedíamos luego su comentario', añade. 'Una vez a la semana, leíamos en público los mejores relatos', recuerda con una sonrisa". Fraguas, Rafael: "Un refugio bajo los chopos". El País, 9 agosto 2007 http://www.elpais.com/articulo/madrid/refugio/chopos/elpepuespmad/20070809elpmad_9/Tes

 [23] Citado por Pérez-Villanueva Tovar, Isabel: La Residencia de Estudiantes. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1981, p. 301

[24] Pérez-Villanueva Tovar, Isabel: La Residencia de Estudiantes. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia, 1981, p. 302

 

Aurora Miguel Alonso
Comisaria
Adjunta para el Desarrollo de Proyectos
Biblioteca Complutense de Madrid

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