Rituale benedictinum [Manuscrito].
Siglo XV. BH MSS 518
Los escritores de todas las épocas han manifestado un gran apego a los libros y han gustado de rodearse de ellos para sentir su proximidad y disfrutar de su lectura. Francisco de Quevedo escribía acerca de la grata compañía que proporcionan los libros:
"Retirado en la paz de estos desiertos
con pocos, pero doctos, libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos".
Una característica común a las bibliotecas de los literatos -poetas, dramaturgos, ensayistas, novelistas...- es la importancia que el propietario concede al contenido de la colección. Además de ser objetos hermosos, los libros son el sustento de la formación intelectual de su propietario y contribuyen a configurar su visión del mundo. Se leen, se anotan e incluso, a veces, se comparten generosamente con los amigos.