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EN LA EDAD MEDIA la ciencia botánica
prácticamente desparece limitándose el estudio del mundo vegetal a la
descripción de plantas con valor medicinal. Nace el herbario o tratado de
simples, productos salidos de las plantas con valor sanitario.
Los herbarios del periodo manuscrito,
como el Macer floridus, se basan en textos clásicos, preferentemente en
Dioscórides y Plinio. A partir de los siglos XI y XII se hace más evidente
la influencia de textos árabes y bizantinos, sobre todo por la labor
difusora que hizo de ellos la Escuela de Salerno, cuya obra más
significativa en este campo fue el Circa instans. Recogen también
información sobre el mundo vegetal los compendios enciclopédicos, muy
utilizados en su tiempo, como los redactados por Alberto Magno o
Bartholomaeus Anglicus.
La invención de la imprenta introdujo
en el herbario un elemento que resultó fundamental para su evolución: la
ilustración xilográfica, que va a permitir incluir, junto al texto, una
reproducción cada vez más fiel de las plantas descritas. En un primer
momento, se imprimen los mismos textos del periodo manuscrito a los que se
incorporan xilografías copiadas del mismo original. Pero pronto, en 1484,
el impresor alemán Peter Schoeffer inicia la publicación de una serie de
herbarios en los que, por primera vez, se incluyen descripciones de
plantas del área centroeuropea acompañadas de bellas ilustraciones
incunables. Son los conocidos como Herbarius laatinus, Gart der Gesundheit
y el Hortus sanitatis.
La renovación de la ciencia botánica
se inicia con los trabajos de dos escuelas diferentes, primero en
Alemania, con las publicaciones de los botánicos Otto Brunfels, Hieronymus
Bock y Leonard fuchs. El avance en la crítica textual de los textos
clásicos, llevada a cabo en Italia, permite a estos autores,
fundamentándose en ellos, avanzar en el campo de la descripción de la
flora centroeuropea. Se incorporan a sus tratados bellísimas ilustraciones
que reflejan con fidelidad los especimenes descritos.
En los Países Bajos la investigación
botánica se inicia algo más tarde, en 1554, con la publicación de la obra
de Rembert Dodoens a la que siguen las de Charles de l’Écluse y Mathias de
l’Obel. Sus publicaciones fueron editadas, e incluso promovidas, por dos
impresores flamencos: Jan van der Löe y Cristóbal Plantino que además se
encargan de adquirir o mandar realizar ex novo una colección impresionante
de grabados, un elemento fundamental en sus obras.
A partir de este momento, a principios
del siglo XVII, la botánica inicia nuevos caminos que la llevarán a
independizarse definitivamente de la medicina y que, en el caso que
estudiamos, conducirán a la botánica médica, uno de cuyos tratados más
bellos de todos los tiempos es el de Joseph Jacob Plenck, de finales del
siglo XVIII.
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