La historia del libro a través
de las colecciones de la Universidad Complutense.
La
imprenta europea en el siglo XVII:
Bélgica y
Holanda
El siglo XVII, tan destacado en la historia de la
literatura (Shakespeare, Moliére, Cervantes, etc.) y tan crucial para el
desarrollo de la investigación científica (Kepler, Galileo, Newton, Hobbes,
Leibniz, etc.) tuvo, como ya se ha dicho para el caso español, muy poca
relevancia en la historia de la imprenta y de la producción material del
libro. Ya desde la segunda mitad del siglo XVI el arte del libro había
entrado en una decadencia de la que no se recuperaría hasta el siglo XVIII.
Sólo en Flandes y en Holanda hay talleres de calidad
indiscutible entre los que destaca la casa Elsevier, fundada a finales del
siglo XVI por Luis Elzeviro, con una numerosa producción de gran éxito
comercial continuada por sus hijos y herederos. Todavía hoy su nombre se
asocia a una de las más importantes empresas editoras de Europa. Fueron, en
general, más comerciantes que editores eruditos y su preocupación no fue
ni la calidad del texto ni la corrección de pruebas. También se les ha
acusado de falta de ética profesional, produciendo obras piratas,
falsificaciones o libros sin autorización del autor. Publicaron más de
2000 obras, la mayoría de religión y teología, aunque también incluían
en su catálogo el derecho, la política, los clásicos y obras de
pensamiento. Pero lo que les dio, sin duda, más fama fueron las colecciones
de pequeño formato de clásicos latinos y descripciones de países,
dedicados, como ya había pensado antes Aldo Manuzio, a aquellas personas
amantes de la lectura pero no estudiosas, que demandaban libros "de
bolsillo", fáciles de manejar y de precio asequible. Exponemos varios
ejemplos de la serie de descripción de países, en formato pequeñísimo,
veinticuatroavo, muy buscados por los bibliófilos del siglo XIX.
Entre las especialidades holandesas de la época están
los estudios cartográficos siendo la obra maestra del género los Atlas
impresos por Willem Janszoon Blaeu y sus hijos. Willem estudió con Tycho
Brahe en Dinamarca y pronto se dio a conocer como impresor de mapas y cartas
de navegación siendo nombrado, en 1633, cartógrafo de las Compañía
Holandesa de las Indias orientales. Los ejemplares que de sus obras posee la
Biblioteca Histórica están magníficamente coloreados a mano. También de
la imprenta de la familia Blaeu se incluyen los Annales et historiae de
rebus belgicis (Amstelaedami, Joannes Blaeu, 1658), del jurisconsulto,
teólogo, y, sobre todo, excepcional historiador y hombre de Estado
holandés, Hugo Grotius.
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AEDO Y GALLART, Diego de
Le voyage du Prince Don Fernando Infant
d'Espagne Cardinal...
En Anuers: chez Lean Cnobbart, 1635.
20x15,5 cm. [FLL 34008]. |
El panorama impresor se completa con los continuadores de la Imprenta
Plantiniana, ahora con el apellido Moretus, y que siguen siendo uno de los
pilares de la Contrarreforma. Se aplican en este siglo, con gran pericia, a
la confección de libros con numerosos grabados calcográficos para lo que
solicitan la colaboración de los más importantes artistas. Entre ellos
destaca Pedro Pablo Rubens que realizó el diseño de numerosos grabados
interiores y portadas con una fuerte personalidad y con un estilo muy
imitado del que podemos ver un ejemplo en la obra de Justus Lipsius, Opera
omnia (Antuerpiae, Officina Plantiniana Balthasaris Moreti, 1637). A
este espíritu responde la obra de Diego de Aedo Le voyage du Prince Don
Fernando Infant d’Espagne Cardinal (Anuers, chez Iean Cnobbart, 1635),
otro ejemplo de libro de propaganda política en la que contemplamos un
grabado que representa la famosa batalla de Nordlingen, ocurrida en 1634, y
que supuso el fin del poderío sueco sobre la Alemania del S.O. a manos de
las tropas imperiales.
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