El estilo
gótico. Al mismo tiempo, desde el siglo XIII al XVI, se
desarrolla el estilo gótico. Las características más importantes son el
empleo de hierros de temas religiosos como la Virgen, ángeles, Espíritu
Santo; hierros de temas profanos como guerreros, arqueros, caballeros,
cazadores; hierros mitológicos como dragones, centauros; hierros de animales
como águilas, ciervos, leones; hierros de motivos arquitectónicos como
castillos; hierros de motivos vegetales como rosas, flores de lis, palmetas,
roleos, hojas de vid, higuera, hiedra, roble, malva, etc. La estructura de
las tapas se desarrolla mediante formas geométricas con bandas horizontales,
verticales y oblicuas que dan lugar a formas romboidales y rectangulares.
Las tapas son de madera de encina, haya, olmo, olivo y cedro. En cuanto al
material de recubrimiento se emplea la piel de cerdo, becerro y cabra además
del pergamino, siempre en su color natural. El título de la obra podía
aparecer en el corte delantero con tinta y en un tejuelo pegado sobre la
tapa anterior o sobre el lomo. Para la decoración predomina la técnica del
gofrado o estampación en seco o sin oro, que consiste en el humedecimiento
de la piel y presión del hierro marcado con éste en caliente. La decoración
se completa con clavos, cantoneras y cierres de metal, bellamente
trabajados, que contribuían a la protección de la obra.
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