Una buena parte de la alta nobleza española, durante el
Siglo de Oro, formó y poseyó notables bibliotecas: son bien conocidas, por
ejemplo, la del Conde de Gondomar o la del Marqués de Mondéjar.
Curiosamente, mientras que el propio Rey no solía adornar los libros de su
biblioteca con las Armas Reales, sus nobles sí que lo hicieron en muchos
casos, como los que se muestran en este expositor.
Don Gaspar de Bracamonte y Guzmán, Conde de Peñaranda (1604?-1676), fue
uno de los más destacados políticos del reinado de Don Carlos II: virrey
de Nápoles y consejero de Estado, de facto uno de los más influyentes
ministros de la Monarquía Universal, tuvo una notable biblioteca, cuyas
encuadernaciones se adornaron con las armerías de sus dos linajes paterno
y materno.
En el expositor podemos ver también otras muestras de estos usos
heráldicos en las encuadernaciones de los libros de la más encumbrada
nobleza española, en ejemplares que pertenecieron a Don Juan Francisco
Pacheco Téllez Girón y Toledo, VI Duque de Uceda; a Don Ramiro Núñez de
Guzmán, II Duque de Medina de las Torres (+1668), yerno y heredero del
Conde Duque de Olivares; y a Don Nicolás María Fernández de Córdoba y
Figueroa de la Cerda, IX Duque de Feria y Marqués de Priego (1682-1703).
En los cuarteles de estas armerías está representado lo más ilustre y
famoso de la historia de España.
Junto a estos libros hispanos, como contrapunto, una encuadernación
heráldica correspondiente a un noble francés, Gabriel Bernard de Rieux,
que muestra junto a sus armas —áncora y estrella— las insignias de las
órdenes a las que pertenecía, las de Malta y San Luis, esta última ganada
por sus méritos y servicios militares, como acredita el lema que acompaña
al escudo.
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Emblema de Don Juan Francisco Pacheco Téllez
Girón, Duque de Uceda. S.XVII |
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