Cultura y Sociedad
Arfe y Villafañe, Juan: Quilatador de la plata, oro y piedras...
Arfe y Villafañe, Juan: Quilatador de la plata, oro y piedras / compuesto por Ioan Arphe de Villafaue [sic] ...

Impresso en Valladolid : por Alonso y Diego Ferna[n]dez de Cordoua ..., 1572. – [4], 71, [1] h. : il. ; 4º.
BHI [BH FLL 11024].


La producción de los plateros españoles llegaba a su plenitud técnica y simbólica al iniciarse el siglo xvi, con la elaboración de ejemplares cuya portentosa calidad resultaba ser idónea expresión del prestigio de sus poseedores, comitentes laicos y eclesiásticos. Las corporaciones gremiales de plateros fueron acrecentando su reputación a lo largo de dicha centuria, y consiguieron que la platería, contemplada hasta entonces como oficio mecánico, adquiriera la consideración de arte. La metalurgia era una actividad muy significativa para la política imperial y, sin embargo, no habían aparecido en España obras impresas relativas al ensayo de metales, cuyos procedimientos se transmitían oralmente, dentro de un estrecho cerco. La misión de los ensayadores era salvaguardar que las acuñaciones monetales tuvieran la composición adecuada, aunque no existiera uniformidad en cuanto a criterios y métodos. En tales circunstancias salió a la luz en Valladolid, en el año de 1572, el Quilatador de la plata, oro y piedras escrito por Juan de Arfe y Villafañe, entonces ensayador de la ceca de Segovia.

Juan de Arfe y Villafañe (León, 1535-Madrid, 1603), considerado por algunos como la personalidad más relevante de la platería castellana de todos los tiempos, pertenece a la más significativa estirpe de orfebres españoles del siglo xvi. Su etapa de formación transcurrió en Valladolid, en el taller de su progenitor, Antonio de Arfe, y más tarde cursó estudios de latín, matemáticas y anatomía en la Universidad de Salamanca, disciplinas cuya utilidad serviría bien a su actividad como teórico, escultor y orfebre. Además del Quilatador, escribió otros tratados de orfebrería, entre los que sobresale De varia commensuracion para la esculptura y architectura, que vio la luz en Sevilla, en 1585. Este último tratado contiene una sección dedicada a los relojes solares que pronto fue publicada de forma independiente, en sucesivas ediciones. También se le tiene por autor de un prólogo a una edición de las Fábulas de Esopo.

Su actividad como grabador no se limita únicamente a su propia obra, sino que puede rastrearse también en obras ajenas, tales como la serie de los treinta y cinco grabados en madera de la edición de Argote de Molina del Libro de la montería (1582), de Andrea Pescioni, célebre impresor italiano afincado en Sevilla. Entre los más sobresalientes de sus trabajos como orfebre, o escultor en plata y oro, merecen señalarse la Custodia de la Catedral de Ávila (1564-1571), la Custodia de la Catedral de Sevilla (1580-1587), cuya descripción detallada puede seguirse en un folleto publicado por el propio autor en 1587, así como las Custodias de Valladolid (1590), y Burgos (1592). Desde 1596 fijó su residencia en Madrid y realizó numerosas cabezas de santas y santos para el Relicario de El Escorial, ya en tiempos de Felipe III. Se hizo cargo de la fundición a bronce fino dorado a fuego de las estatuas orantes de los Duques de Lerma, según diseño de Pompeo Leoni, aunque murió antes de finalizar esta empresa, que sería concluida por su yerno y colaborador, Lesmes Fernández del Moral. Todas estas obras evidencian que Juan de Arfe fue adalid de un arte severo, de tintes clasicistas, marcado por la geometría, sin concesiones a lo decorativo.

El Quilatador de la plata, oro y piedras, está dedicado a D. Diego de Espinosa, Inquisidor General de España, y su importancia radica en ser el primer tratado sobre el ensayo de metales aparecido en Europa. Es una obra de pequeño formato, dividida en tres libros. Los dos primeros están dedicados a la plata y al oro respectivamente, y en ellos se detalla todo lo relativo al análisis, medición y purificación de dichos metales. El tercer libro está dedicado a las piedras preciosas y en él se atiende a su valor, su aspecto, su uso en la orfebrería y a sus propiedades o virtudes. El texto incluye algunos interesantes grabados xilográficos en los que puede verificarse el uso de algunos de los métodos más utilizados en el ensayo de metales, como la copelación, que permitía calcular el contenido exacto en metal precioso de las muestras analizadas.

El impresor, Diego Fernández de Córdoba, pertenece a una de las más acreditadas familias de impresores vallisoletanos, y trabajó en alguna ocasión con Alonso, quizá su hermano. De esta colaboración destaca, precisamente, la obra que se exhibe.

El ejemplar de la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” corresponde a la primera edición vallisoletana, y procede de la librería del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid.

M.I.R.L.