La Biblioteca de Alonso Quijano
Primaleon : los tres libros del muy esforçado cauallero Primaleon...
Primaleon : los tres libros del muy esforçado cauallero Primaleon et Polendos su hermano, hijos del Emperador Palmerin de Oliua.

[Venecia : Giovanni Antonio Nicolini da Sabbio, 1534]. – [7], CCLXIII h. ; Fol.
BHI [BH FLL Res.889].


Pocos meses después de la aparición del Libro del famoso cavallero Palmerín de Olivia (Salamanca, 22 de diciembre de 1511), se publica en las mismas prensas salmantinas, posiblemente las de Juan de Porras, su continuación: el Libro segundo del emperador Palmerín (Salamanca, 3 de julio de 1512), también identificado en el prólogo y en el colofón como Primaleón, título por el que ya en la época y en la actualidad se le conoce y se cita. La autoría de ambas obras es incierta y, de creer la información recogida en el colofón del Primaleón, fueron los dos traducidos del griego al castellano por un vecino de Ciudad Rodrigo llamado Francisco Vázquez, miembro de una reconocida familia mirobrigense pero, hasta la fecha, sin ninguna vinculación documental con las obras. Las coplas finales que adornan esta primera edición primaleoniana, al estilo de las compuestas por Alonso de Proaza para cerrar La Celestina y Las sergas de Esplandián, hablan, sin embargo, de una autoría femenina “por mano de dueña prudente labrado”, repitiendo la idea que ya se había expuesto en los versos latinos finales de Palmerín de Olivia firmados por el bachiller Augur de Trasmiera, donde se atribuye a una “femina docta” (“Quanto sol lunam superat Nebrissaque doctos, / tanto ista hispanos femina docta viros. [...] “Femina composuit; generosos atque labores / filius altisonans scripsit et arma libro”), y que después Francisco Delicado desarrolla con su habitual locuacidad en su edición veneciana del Primaleón (1534). De ser ciertos estos datos, nos encontraríamos ante un ejemplo más de esas “puellae doctae” próximas al círculo isabelino, ante una excelente lectora en materia caballeresca y ante una de las primeras escritoras de ficción del siglo xvi, lo que sin duda alguna resultaría un atractivo añadido para la obra así como un buen reclamo para su difusión y promoción.

El hecho de que esta atribución figure en los paratextos, en los versos, posiblemente todos de Trasmiera, en los que se invita a la compra y lectura del libro ensalzando sus virtudes, nos hacen, sin embargo, ser más cautos y valorar hoy por hoy esta supuesta autoría femenina como un reclamo publicitario antes que real. Como hiciera Rodríguez de Montalvo con Las sergas de Esplandián, el autor cierra con el Primaleón su proyecto narrativo, lo presenta por ello como una continuación de su libro anterior, Palmerín de Olivia, de ahí que lo califique como “libro segundo”, y con él da por acabado el ciclo. La biografía caballeresca de Palmerín de Olivia le sirve para unir y ensamblar las dos obras que se abren y se cierran, respectivamente, con su nacimiento y su muerte, constituyendo de este modo un conjunto narrativo aparentemente coherente y cohesionado. En este segundo libro se completa la trayectoria vital de Palmerín, la segunda parte de su vida ahora estrechamente vinculada a la corte, con tan sólo una salida caballeresca en la que además, repitiendo el socorrido motivo del enfrentamiento entre padre e hijo, combatirá sin saberlo con Primaleón, y su posterior muerte rodeado de su familia. Sin embargo, lo que importa en esta larga historia de más de doscientos folios no es tanto su vida cuanto la de sus descendientes (Polendos, Primaleón y Flérida) y la de los hijos de sus amigos que toman el relevo generacional y lo desplazan a un segundo plano, aunque su figura planee siempre omnipresente hasta el final de la obra.

El Primaleón es uno de los libros de caballerías castellano que más fortuna tuvieron dentro y fuera de España, así como uno de los últimos en pasar por las prensas, ya que se conservan ejemplares de una edición terminada de imprimir en Lisboa en 1598.

La edición veneciana de Juan Antonio de Nicolini de Sabio fue realizada a costa del librero Juan Batista Pedrezán, y terminada en 1534; en ella aparecen numerosos grabados xilográficos, reutilizados de los que el mismo impresor había usado para la reedición de los primeros cuatro libros del Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo, corregido por Francisco Delicado, que había terminado de imprimir el 7 de septiembre de 1533. La edición veneciana del Primaleón también ha sido corregida por Francisco Delicado.

El ejemplar conservado en la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” está mútilo de las tres últimas hojas, con lo que tampoco ha conservado el colofón. Perteneció a la biblioteca de la Condesa de Campo Alange, de la que se conserva el sello fechado en 1891.

Eisenberg, D. y Marín Pina, M.ª C., Bibliografía de los libros de caballerías castellanos, Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2000. – Primaleón, ed. de M.ª Carmen Marín Pina, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 1998. – Guía de lectura del Primaleón, por M.ª Carmen Marín Pina, Alcalá de Henares, Centro de Estudios Cervantinos, 2003.

J.M.L.M. y M.C.M.P.