Coranes de la época medieval. A propósito de un fragmento de un mushaf de caligrafía magrebí del siglo XIII

 

Nuria Torres Santo Domingo
Centro de Documentación.
Casa Árabe-IEAM
 

La nómina de manuscritos árabes en España no deja de aumentar. En los últimos años ha habido noticias de hallazgos interesantes [1] que se unen a las colecciones y textos ya conocidos. (Torres, 1994; Viguera, 2003). El interés por este tipo de materiales ha propiciado que se hayan empezado a formar grupos de trabajo, proponer estudios de postgrado, realizar conferencias, [2] acompañado todo ello por exposiciones que han dado la posibilidad de observar de primera mano algunos ejemplares manuscritos.

Es momento de presentar en estas líneas unos fragmentos manuscritos de un Corán depositado en el año 2005 en la Biblioteca Histórica “Marqués de Valdecilla” de la Universidad Complutense de Madrid, que presenta unas características ciertamente interesantes y que hacen que se convierta en pieza importante. Su estudio me ha llevado a interesarme por algunos textos coránicos de la época medieval de la zona andalusí magrebí al tiempo que he empezado a conocer su casuística y problemática. [3]

En árabe mushaf (pl. masahif) es una palabra con la que se designa el texto coránico y lleva implícito un carácter de alta consideración y respeto ante el texto sagrado del Islam. Escribirlo a mano, además de ser el método clásico de perpetuarlo a lo largo de los tiempos, era considerado como acción de particular mérito religioso que cada fiel debía promover, según su capacidad. (Pareja, 1975) Además de la división en azoras (114) y aleyas (6236), para el uso litúrgico de su recitación [4] el texto se divide en varias partes o secciones. Lo canónicamente establecido son 30 partes (ğuz’, pl. ağzā’) cada una de las cuales está subdividida en dos partes (hizb, pl. ahzāb). A su vez, cada parte está dividida en cuatro cuartos (arbāʿ) (Mensaje, 2004).  El final de cada parte suele estar indicado por unas marcas circulares y medallones, generalmente al margen del texto.

 

El manuscrito estudiado se compone de 3 fragmentos de la azora 23, denominada Al-Muminūn, Los creyentes.

Las pocas páginas que nos han llegado son de tamaño pequeño, con un formato cuadrado y el soporte utilizado es pergamino. El texto presenta cinco líneas por páginas y en cada línea apenas hay dos o tres palabras debido al gran tamaño de la letra. La escritura es la denominada magrebí y la tinta utilizada es marrón. En claro contraste con el tamaño de la letra se aprecian finas rayas en rojo, utilizadas para las vocales, y marcas en azul, para la šadda, que apoyan y señalan la vocalización correcta, y el sukūn. Hay adornos en forma de círculo que marcan el final de las aleyas, así como medallones que indican las partes del texto coránico.

Las 8 páginas que se conservan no siguen una correlación entre ellas de principio a fin, pues pertenecen a cuadernillos diferentes, lo que explica la interrupción del texto. Tampoco la primera página que se conserva empieza por el principio de la azora 23.

El estado de conservación es bueno en general, pero presenta una gran mancha de humedad que afecta a la esquina inferior derecha.

Estos datos descriptivos del manuscrito, aunque observados a primera vista, son suficientes para deducir que nos encontramos, sin duda alguna, ante un ejemplar escrito en algún momento entre los siglos XII a XIV en la zona del Magreb árabe, es decir, un área geográfica que comprendía tanto Al-Andalus como el Norte de África. Políticamente estaba bajo control del poder almorávide, al que siguió el almohade. Pocos años después, en 1238, comienza el periodo de dominación nazarí en el resto del territorio andalusí mientras que en el norte de África lo haría la dinastía de los Banu Marin. [5] 

Esta región occidental del imperio islámico estaba en contacto permanente a pesar de la frontera natural del estrecho y las relaciones entre norte y sur eran constantes siendo los ejemplos que nos quedan de textos manuscritos buena prueba de ello ya que, como bien indica James, era una cultura islámica unificada. (James, 1992)  Los sucesivos poderes políticos dieron importancia al mundo libresco y no era raro encontrar sultanes que incluso escribieron coranes de su puño y letra (Tresors d’Orient, 1973) y llegaron a dominar varios tipos de caligrafía. Las grandes ciudades de ambos lados del estrecho sobresalieron en el arte del libro. En época almohade, por ejemplo, Marrakech vivió una época dorada y se convirtió en la capital del norte de África, al-Andalus y el Sahara, siendo frecuente que acudieran a ella ulemas procedentes de todas partes. Por la misma época se acrecentó la fabricación del papel y fue famosa por el número de copistas. Las tiendas de libros al lado de la mezquita Kutubiyya eran innumerables. (Sidiqqi, 1994)

Datar y documentar muestra tan exigua de un manuscrito superviviente a adversidades extremas se presenta tarea difícil, aunque no imposible. Las características apenas enunciadas en líneas anteriores nos muestran el camino a seguir. El estudio minucioso de los aspectos codicológicos (formas y soportes, tintas, cuadernillos, encuadernaciones), paleográficos (estudio de la escritura) y decorativos es el pilar del estudio de los textos manuscritos. Para ello nada mejor que recurrir, por una parte, a la abundante bibliografía existente que conforman las obras de referencia, entre las que se encuentran los catálogos de manuscritos, estudios de paleografía, enciclopedias, diccionarios, catálogos de exposiciones, noticias de subastas y sus catálogos, etc., donde, con mayor o menor grado de exhaustividad, se da cumplida cuenta de los manuscritos estudiados, catalogados, expuestos u objetos de venta.

 

Junto a ello, el estudio comparativo, donde se confrontan y comparan textos de características y factura similares, es una de las mejores opciones metodológicas para llevar a cabo este estudio. Siguiendo este camino he encontrado un conjunto de manuscritos de caligrafía denominada "magrebí", en cuyo estudio y observación me he detenido y me he apoyado para documentar el manuscrito. [6] 

 

No cabe duda que lo primero que llama la atención de este manuscrito es la letra. Si seguimos los varios estudios existentes acerca de la letra y caligrafía árabe y su evolución sabemos entonces que se trata de la denominada caligrafía magrebí.

 

Los excelentes trabajos sobre la escritura (Houdas, 1886; Van den Boogert, 1989; Deroche, 2004; Muhammad al-Manuni, 1991) explican, en grado y exhaustividad diferentes, la evolución del estilo cúfico del oriente islámico que devino en esta forma desarrollada en el occidente. Parece claro que este estilo de letra introducida en el occidente islámico deriva directamente de una letra cursiva llamada a veces “cúfico roto”, o “cúfico nashí”, en cualquier caso una escritura de transición, que daría lugar a interpretaciones regionales ligeramente diferentes.

Para Houdas (1886), cuya obra es fundamental, ya que se centra principalmente en esta parte geográfica, hubo centros regionales como focos originales de desarrollo en Qayrawan, Fez, Córdoba, Tombuctú. Como resultado de sus estudios sostiene que hay una letra denominada desde entonces de forma unánime como “magrebí”, a la que hay que sumar otra, que comparte características comunes pero tiene rasgos propios y que es denominada, también de manera generalmente establecida, como “andalusí”.

Déroche admite sólo la denominada letra “andalusí” como un subconjunto de la magrebí quedando ésta como escritura del occidente musulmán, que comprendía una parte de España, hasta el s. XV y que había hecho su aparición en el dominio de los manuscritos a partir del siglo IV/X. (Deroche, 2001)

Siguiendo la misma línea, Al-Bahnasi (1995) dice que la andalusí es una variante del estilo magrebí.

La caligrafía andalusí se caracteriza por ser letra pequeñita y apretada, elegante y delicada, y con numerosas líneas por página, finas pero muy densas, en los textos en los que se utilizó, una media de 20 líneas, pudiendo llegar a tener hasta 27. Presenta rasgos algo más cuadrados que la caligrafía magrebí. Para su escritura se utilizaba un cálamo diferente de los usados habitualmente, y debía tener una punta aguda similar a las de las plumas europeas. Por esta razón, el resultado final es de poco grosor en el trazo y éste suele ser uniforme.

Por el contrario, la caligrafía magrebí es un poco más redondeada, más grande y monumental, de lectura fácil. Su misma naturaleza de letras grandes y amplias hace que no sea tan compacta como la andalusí. Las líneas están más espaciadas entre sí, pudiendo tener solo desde 5 líneas de escritura por página, como es, precisamente, el caso del manuscrito que presentamos en estas notas. Sus curvas amplias, pero delicadas y orientadas hacia la izquierda, le confieren una cualidad única de integración. (Splendeur, 1987)  

Lo más diferente en relación a la escritura oriental es que las dos escapan a las reglas de proporción aplicadas en aquel estilo, por lo que se concede una libertad de ejecución más grande.

Ambos tipos caligráficos, andalusí y magrebí, se produjeron en toda esta zona occidental, y se dieron prácticamente los mismos estilos en las mismas ciudades siendo contemporáneos los dos tipos. Al-Manuni (1969) así lo confirma pues indica que en el Magreb se escribía bien con un tipo de letra o con la otra. Hacia el siglo XVI convergieron los dos hacia el tipo de letra que se desarrolló desde entonces. (Lings & Safadi, 1976)

 Los manuscritos de letra tipo andalusí han sido objeto de atención y estudio por parte de varios especialistas y se conocen bien, estando muy documentados. [7] En general se han conservado bastante completos y en muchos casos se puede conocer a través del colofón dónde fueron escritos, así como quién fue el copista y por encargo de quién se realizó el manuscrito en concreto.

Precisamente, gracias a estos datos básicos de adscripción, se han podido conocer varios manuscritos de Valencia escritos bien con letra tipo andalusí, bien con la del otro tipo magrebí. Varios ejemplares de aquellos, los de caligrafía andalusí, fueron copiados por el mismo calígrafo, Muhammad b. Ġaţţūs y algunos miembros de su familia, en la segunda mitad del siglo XII. (Dandel, 1993) El legado que nos ha llegado de esta familia es tan importante que es muestra suficiente para que se pueda hablar de un “taller valenciano”. En efecto, según algunos estudiosos, otros coranes del mismo tipo que no contienen información sobre dónde se hicieron se pueden atribuir claramente a Valencia, por sus características estilísticas, y fechar en el siglo XII. (Khemir, 1992) Las fuentes árabes, cuando proporcionan datos biográficos sobre los miembros de esta familia no se quedan cortos en indicar la belleza de la letra y el buen hacer en su arte, por lo que no cabe duda que este quehacer suyo debió ser un referente en la elaboración de maşāhif en Al-Andalus.

De Córdoba son varios coranes escritos con la apretada letra andalusí. Un último ejemplar, de reciente noticia, es el que fue subastado hace pocos meses, el pasado día 7 de octubre de 2008, en la conocida sala de subastas Christie’s de Londres. Las características de dicho manuscrito se pudieron consultar a través de internet [8] los días anteriores a la celebración de la subasta. Supimos entonces que había sido escrito por Hunayn bn Ishāq en el mes de ramadán del año 470 (abril de 1078), para la biblioteca del visir ʿAbd al-Malik bn Sirāğ, lo que le convierte en el texto más antiguo atribuido a la Iberia islámica, pues es 12 años anterior al considerado por James como el más antiguo. (James, 1992)

Otros lugares de realización son Ceuta, Sevilla y Marrakech. Cronológicamente se sitúan entre finales del s. XI y abarcan los dos siglos siguientes.

Los manuscritos de caligrafía magrebí por el contrario, son más complicados de identificar, ya que como dato negativo, no se conservan muchos colofones y esto debido a la fragmentación de textos y a su dispersión geográfica. Tanto es así que de una misma unidad codicológica se puede inferir que hay muestras en diferentes colecciones. [9] Por tanto, la seguridad en la adscripción del origen del manuscrito no puede ser concluyente, sino aproximativo.

Como este es precisamente el objeto del estudio que nos ocupa, a medida que iba encontrando datos e información de algunos manuscritos en las obras de referencia he procedido a sistematizar la información en una tabla para la comparación de datos. Esta tabla no está cerrada, ni es concluyente, ni definitiva. Simplemente es un medio de trabajo que me ha ayudado para documentar mi manuscrito.

Después de algunas dudas iniciales y, ante la escasez de datos encontrados acerca de unos y la incertidumbre respecto a otros, he decidido ordenar los datos en la tabla según el número de líneas de cada texto, una vez completados los datos tomados de las diferentes obras de referencia. Mi experiencia profesional en bibliotecas varias me llevó inicialmente a adoptar este método y compruebo que no es una mala decisión. En la Dār al-Mahtūtāt de Sana’a, Yemen, sometida a un profundo tratamiento para la restauración, ordenación y clasificación de más de 15000 fragmentos de pergamino, correspondientes a unas 1000 unidades codicológicas distintas del Corán, todas ellas incompletas, se optó por asignarles una signatura cuyo primer criterio de clasificación es, precisamente, el de número de líneas por página. A ello se une, en segundo lugar, la longitud máxima, en centímetros, de las líneas de una página y, en último lugar, el número de ejemplares existentes que comparten los mismos criterios. (Dreibholz 1999)

En lo primero que me quiero detener, muy brevemente, observando la tabla, es que además del tipo de letra normal, en tinta marrón con las correspondientes marcas silábicas en rojo y azul, hay otra, mucho más elaborada, donde se marca el contorno de las letras y se rellena con tinta de oro. El resultado final es ciertamente magnífico, de gran riqueza y elegancia. Conocemos varios manuscritos de este último estilo, [10] escritos íntegramente con este tipo de preciada caligrafía.

Es evidente que esta técnica caligráfica lleva implícito un deseo por engrandecer la misma palabra revelada, ornamentándola en grado máximo, reforzado esto por el hecho de no poder incluir imágenes ni elementos extraños que alteraran el carácter sagrado del mensaje divino. La propia palabra revelada se enriquecía con la rica tinta de oro.

Este tipo de escritura ornamental para enriquecer los textos se ha empleado además en pasajes concretos en alguno de los manuscritos estudiados del resto de manuscritos expuestos en la tabla.

Encontramos dos ejemplos. En el primero se usa para recalcar alguna frase importante, como es el caso de la sentencia لا اله الا الله (No hay más dios que Allah). Se trata de aquel manuscrito, del que encontramos una parte conservado en el Instituto Valencia de Don Juan y en la de su texto hermano de la British Library, en algunas de sus páginas.

En el segundo ejemplo se usa para marcar las vocales y para indicar los puntos diacríticos que acompañan a las consonantes. Es el caso del manuscrito realizado en el preciado papel melocotón de Játiva de la Biblioteca Ibn Yusuf, con una caligrafía muy parecida a nuestro texto, con tan solo 6 líneas por página.

Volviendo a la tabla, respecto a los lugares de copia, vemos que son Málaga, Sevilla y Valencia, las ciudades donde con seguridad se realizaron algunos de estos manuscritos.

El de Valencia es contemporáneo a los realizados por la familia Ibn Gattus.

Escrito en Málaga, incorporado al reino de Granada en 1057, es un ejemplar en 8 volúmenes, que originalmente tenía 20, conservado en la Biblioteca Ibn Yúsuf de Marrakech, bajo el número N. 430. Tiene un colofón que indica que se copió en la ciudad de Málaga en el año 620/1223. Según parece, está escrito en caligrafía magrebí, con letras grandes, sólo dos ó tres palabras por líneas y cinco líneas por página. (Khemir, 1992) Al conocer estos datos y ver que coincidían con las características del nuestro pensé que podía tratarse de un ejemplar hermano. La consulta del catálogo de Al-Siddiqi se reveló, sin embargo, decepcionante, ya que él define la escritura como “andalusí”, cuyas características sabemos que son bien distintas. Por otra parte, el tamaño del manuscrito tampoco concuerda con el nuestro.

En otro ejemplar aparece el nombre de Sevilla. También tuvo 20 volúmenes, y se parece enormemente al anterior de Málaga por el estilo de la escritura y la estructura general. Los 16 volúmenes que se han conservado, actualmente también en la Biblioteca Ibn Yusuf de Marrakech, n. 420, están fechados en el año 632/1234.

Atribuido al periodo nazarí de Granada y datado hacia finales del siglo XIII o principios del XIV es un Corán de sesenta volúmenes guardado en diferentes colecciones. [11] En este caso se trata de un texto de 6 escrituras por línea. Tiene también características muy similares al nuestro que estudiamos hoy. Por ejemplo, los adornos redondeados que marcan el final de las aleyas son prácticamente los mismos que los que encontramos en el nuestro. La letra de este manuscrito es algo más fina que la del nuestro, que es bastante más gorda y no resulta tan fina o delicada.

Junto a la exquisita letra con tinta de oro, la ornamentación suele concentrarse en cuadros de tipo geométrico que abarcan la página entera, de los que se conservan magníficos ejemplos. Junto a ello son los títulos de las suras las que suelen recibir una ornamentación más cuidada, en forma de bandas, además del marcaje de las aleyas y de las partes en las que se divide el texto para la recitación litúrgica con palmetas.

 

Prácticamente todos son del siglo XIII, algunos del XII y muy pocos del XIV.

Casi todos son de pergamino, excepto uno que es de papel, al parecer de Játiva, un papel de color melocotón.

El formato suele ser cuadrado y las líneas de escritura varían entre 5 a 9.

 

Características del manuscrito

1. Aspectos codicológicos

1.1 Cuadernillos y contenido del texto

En relación con nuestro texto las 8 páginas que encontramos no siguen una secuencia continuada. Esto es así porque solo nos han llegado los bifolios exteriores de dos cuadernillos diferentes. Cada uno de ellos tiene, pues, 4 páginas (recto y verso, recto y verso). Son dos cuadernillos seguidos, por lo que es precisamente en la continuidad de un cuadernillo con otro cuando el texto no queda interrumpido. Podría ser un cuadernillo completo de 12 páginas o ternio.

El texto quedaría así:

·       2 primeras  páginas:

·       (p. 1) recto: final de la aleya 18; aleya 19

·       (p. 2) verso: final de la aleya 19; aleya 20; comienzo de la aleya 21

Interrupción del texto – continuación de las páginas externas del cuadernillo, que faltan.

·       4 páginas siguientes:

·       (p. 3) recto: final de la aleya 30; aleya 31; aleya 32 casi completa

·       (p. 4) verso, final de la aleya 32; 1ª mitad de la aleya 33

Las 4 páginas anteriores serían las externas de un cuadernillo, por lo que falta el texto de las páginas que formarían el resto.

     Continuación del texto – final del primer cuadernillo y comienzo del segundo cuadernillo

Las siguientes páginas: caso idéntico al anterior. 

·       (p. 5) recto: 2ª mitad de la aleya 33; comienzo de la aleya 34

·       (p. 6) verso: final de la aleya 34; aleya 35; comienzo de la aleya 36

Interrupción del texto – continuación de las páginas del cuadernillo que faltan

·       (p. 7) recto: final de la aleya 51; comienzo de la aleya 52

·       (p. 8) verso: final de la aleya 52; aleya 53; comienzo de la aleya 54

Debería haber sido un volumen de bastantes páginas, debido a la escasez de palabras de cada línea.

Semejanzas, variaciones, diferencias

En el manuscrito del Instituto Valencia de Don Juan, observamos que se conservan 7 cuadernillos de 12 páginas, habiendo desaparecido algunas de ellas, un poco más grandes que nuestro texto (186 x 190 mm) aunque sabemos que ha sido guillotinado.

1.2 Soporte escriptorio, tamaño y formato y disposición del texto

El soporte es pergamino pudiendo ser vitela el segundo cuadernillo por su textura, más fina y más clara que el primero.

El formato es casi cuadrado, 170 x 170 mm, bastante al uso del utilizado para los coranes de la época. (Deroche, 2001) No se observan indicios de que haya sido guillotinado y es uno de los más pequeños de la tabla.

 

La caja de escritura es de 100 x 110 mm y el texto se dispone en solo 5 líneas, habiendo por cada línea sólo 2 ó 3 palabras. La separación entre las líneas es casi perfecta, de 25 mm. El texto está casi encuadrado en el centro de la página, ya que la separación de los bordes de la caja de escritura con los correspondientes márgenes son de 33 mm arriba, 40 mm abajo, 33 mm margen interno y 40 mm margen externo.

Se aprecia un trazo vertical en seco en ambos márgenes de la caja de escritura, rectas verticales de justificación, que sirven, indudablemente, como líneas para guiar el texto. No encontramos, sin embargo, trazos de pautado horizontal.

Semejanzas, variaciones, diferencias

En relación con el soporte todos los ejemplares están escritos en pergamino, excepto el de la Bca. Ibn Yusuf, n. 431, realizado en un excelente papel de color melocotón, [12] procedente de Játiva, y fechado en el s. XIII.

 

En el manuscrito del Instituto Valencia de Don Juan, se observan marcas de pautado seco tanto vertical para los márgenes, como horizontal, para las líneas, lo que indica la posible utilización de la mastara. La separación entre líneas, es también igual al de nuestro manuscrito, de 25 mm.

De todos los manuscritos de la tabla pocos llegan a los 300 mm siendo la excepción el conservado en Turquía, de un tamaño mucho más grande.

2. Aspectos paleográficos

2.1. Letra y tinta

 

La letra tiene un trazo bastante grueso, aunque la escritura no es tosca, se observa que se ha elaborado con cuidado y la lectura es muy fácil.

 

Entre las características distintivas propias de la letra magrebí, son muy visibles y claramente distinguibles las siguientes:

·       alif final escrito de arriba a abajo y sobresaliendo una pizca de la línea de escritura

·       la nūn y el lām a final de palabra prolongando enormemente el trazo por debajo de la palabra siguiente o sobresaliendo del borde de la caja de escritura; igual que la waw y la rā’

·       palito de la ta enfática inclinada hacia la derecha, en lugar de ir recta

·       la curva que da forma al ʿayn bastante grande, mide 10 mm, mientras que la waw mide entre 6 y 7 mm, igual que la mim.

·       mantenimiento de la fā y la qāf con un punto arriba y otro abajo respectivamente.

                        La tinta del texto es de color marrón

Semejanzas, variaciones, diferencias

En comparación con el resto de manuscritos estudiados es el que tiene la letra más gruesa, siendo los demás de tamaño más fino. He medido del ms del Instituto Valencia de Don Juan la altura de la letra mim y la waw que mide 5 mm

La letra es muy parecida en todo el corpus estudiado. 

 

2.2. Marcas de vocalización

 

Las vocales están realizadas con una pluma muy fina, de color rojo y son completamente rectas y paralelas a la línea de escritura, donde les corresponda, bien arriba bien debajo.

 

Lo más sobresaliente de esto es que dichas rayitas están colocadas entre la letra y el punto diacrítico que le corresponde llevar, cuando lo necesita. Es decir, en el caso por ejemplo, de una ba con kasra debajo, lo normal es que la raya que marca la i [kesra] esté debajo de la forma de la bā’ y del punto diacrítico que caracteriza a dicha letra. Sin embargo, vemos que aquí no ocurre así, ya que la rayita está en medio de ambas notaciones caligráficas.

 

La ā larga suele estar marcada por una rayita roja horizontal, también de color rojo.

 

La wasla se marca por un pequeño círculo encima del alif. El paso del tiempo ha hecho que la mayoría de estas marcas sean solo un pequeño borrón en el texto.

 

El tašdīd está hecho con tinta azul, igual que el sukun.

 

Semejanzas, variaciones, diferencias

Algunos de los manuscritos de la Biblioteca de Cataluña también tienen esta característica respecto a la colocación de la marca de la vocal, aunque no de forma tan generalizada como el nuestro.

Esta misma posición de las vocales también es la misma que la utilizada en aquel manuscrito en papel de la Biblioteca Ibn Yusuf, con la diferencia de que aquí se trata, ya lo hemos citado en varias ocasiones, de trazos contorneados con tinta negra y rellenas de oro, lo mismo que los puntos diacríticos de las consonantes.

 

El de Granada, sin embargo, no comparte esta característica.

3. Ornamentación

 

El final de las aleyas está marcado con unos adornos de forma circular. Se trata de un círculo, que no pretende ser perfecto, atravesado por 4 rectas que lo dividen en 8 partes. Al final de cada recta, en la intersección con el trazo del círculo, aparecen pequeños puntos de colores alternos, azul y rojo. Tanto las rectas como el círculo están trazados en color negro, mientras que el interior de la circunferencia está iluminado con tinta de oro. Dentro de cada uno de los gajos que resultan de la división interna del círculo se pueden ver otros puntos de color.

 

Khemir (1992) califica este tipo de adorno como “soles decorados con remates a modo de rayos y donde el uso del oro enfatiza la importancia espiritual del concepto de la luz”.  Por su parte, Bariani (2006) tipifica esta clase de adorno como flores.

 

Sol que marca el final de las aleyas

 

Marca en p. 2, margen interno entre líneas 3 y 4

 

Marca en p. 3, margen externo, en esquina superior izquierda

 

Aparecen, asimismo, dos medallones que se componen de varios círculos concéntricos con diversas divisiones internas, de 26 mm de diámetro. El primero presenta, en su parte más externa, una decoración con motivos florales, mientras que el segundo decora ese mismo espacio con líneas en zig-zag. En ambos casos, en la parte interna hay letras en cúfico.

Marca de la parte 35, del libro 18. Situado en página 6, último renglón, insertado en el texto.

 

 

Para marcar el final de la parte 35, del libro 18 se ha optado por un medallón con una palmeta que apunta hacia arriba, con un diámetro de 23 mm. Se aprecia la misma división en 8 partes en la primera circunferencia exterior, decorada con puntos, que rodea dos círculos internos una palabra en cúfico.

Dadas estos adornos, creemos que los títulos de las suras pudieran haber sido realizadas en escritura cúfica dorada y perfilada en negro, dentro de unas bandas de ornamentación.

Semejanzas – Variaciones - Diferencias

Un sol muy similar a este que marca el final de las aleyas, si no igual, se puede observar en la página de un manuscrito conservado en Los Angeles County Museum of Art. A través de la imagen obtenida de Internet [13] se aprecia el mismo diseño con los puntos internos de la circunferencia.

Una variante del sol, sin puntos internos, aparece en varios manuscritos:

·       el del Instituto Valencia de Don Juan, y en aquellos textos que se suponen que pertenecen al mismo ejemplar, repartidos entre varias colecciones. [14] 

·       Lo mismo ocurre con otro manuscrito conservado en la Biblioteca de Cataluña

Otra variante, sin puntos internos y con una circunferencia externa aparece en:

·       una copia más tardía, de principios del s. XV, 1405 [15] realizada esta vez sobre papel marrón.

·       Otro ejemplar de la British Library [16] que presenta la misma circunferencia pero en este caso perfectamente delineada, con las mismas separaciones o rayos que dividen la circunferencia en 8 gajos. A ello, se añade además otra circunferencia externa algo separada y también perfectamente delineada. El interior también está iluminado con oro. No lleva puntos internos. Se trata de una variante más refinada del tratamiento de este sol.

Un antecedente muy parecido a este sol se puede observar en un ejemplar de letra cúfica del siglo IX-X. [17] 

 

Adscripción del manuscrito

Es extremadamente difícil distinguir entre coranes como hechos en Al-Andalus, o del norte de África, de este periodo si nos basamos únicamente en la escritura o iluminación, y esto debido parcialmente a causa del constante intercambio de población entre las dos regiones. (James, 1992)

Muhammad al-Manuni (1969) da información de varios andalusíes que en el siglo XIII se instalaron en ciudades del Norte de África. Indudablemente debieron conservar sus prácticas de escritura. El mismo autor aporta datos de varios manuscritos conservados en algunas bibliotecas de Marruecos y que fueron escritos en Al-Andalus, entre ellos un Corán que fue copiado en Marrakech en el año 1202/3 por un copista de Jerez de la Frontera, todavía musulmana en aquella época. Claramente era un andalusí que vivía en Marrakech y que seguía manteniendo su escritura de origen.

A pesar de que la caligrafía pertenece sin duda al grupo magrebí, no creo que realmente pueda calificarse a este ejemplar de magrebí. ¿Y si se realizó o escribió en alguna ciudad de Al-Andalus, aunque con escritura magrebí?. Ante este interrogante es curioso observar que la nómina de manuscritos analizados y con lugar conocido de realización indica mayor presencia de alguna ciudad de Al-Andalus y no del Norte de África precisamente.

La estructura general de 5 líneas por página coincide con la de un manuscrito conservado en la Bca. Ibn Yusuf de Marrakech [18] y que parece ser ha sido escrito en Málaga, aunque el tamaño de este es mayor.

Respecto a la letra hay muchas similitudes con el ejemplar del Instituto Valencia de Don Juan pero también con aquellos conservados en la Biblioteca de Cataluña, aunque varían en el número de líneas, 6 y 7 líneas por página respectivamente.

Todas estas características, comunes entre estos ejemplares, nos llevan a concluir que el manuscrito objeto de este estudio se puede datar en la segunda mitad del siglo XIII y que probablemente haya sido realizado en algún lugar del Reino de Granada, lo que le calificaría como de procedencia nazarí, e indudablemente como andalusí.

Propuesta de ficha catalográfica

Entramos en un asunto de importancia trascendental, apasionante, de complicada sistematización y de no fácil solución. (Torres, 1998). La llegada y la aparición de los modernos sistemas de automatización a las bibliotecas, nos llevan a echar un vistazo a través de Internet de los catálogos con datos de manuscritos árabes.

 

De fácil localización es el catálogo de la Bibliothèque Nationale de France, que incluye una catalogación de sus manuscritos, cuya consulta se puede realizar a través de su página Web [19] y donde prefiere el uso de la norma EAD. Por su parte, la British Library ha comenzado una catalogación sistemática de los manuscritos. (Baker, 2000) En la Biblioteca Islámica de la AECID hay catalogados algunos manuscritos en su base de datos, esta vez en transliteración, al carecer de escritura árabe. Por supuesto, es en los países árabes donde se encuentran los mejores ejemplos. La Dār al-Kutub de El Cairo ha trabajado mucho este aspecto y ha colaborado en proyectos internacionales con la UNESCO. También en la Biblioteca de la Fondation du Roi Abdul Aziz de Casablanca se pueden ver a través de su página Web información de manuscritos catalogados en la base de datos de su Biblioteca.

 

En cualquier caso, al encontrarse este fragmento en una unidad bibliográfica bien estructurada y donde es necesario que su identificación esté plenamente solucionada, se puede proceder a la catalogación directa en la base de datos en uso, con el sistema Millennium y en el formato bibliográfico MARC 21. La ficha resultante quedaría así:


130 10 $aUniversidad Complutense de Madrid $b Biblioteca Histórica $ BH MSS 1098

245 00 $a – dahābinn bi-hi lā-qādirūn [18]

260 00 $a[D.m.] |c[1300?]

300 $a[8] p. $b il. col. $c17 cm x 17 cm

500 $a Pergamino

500 $a Árabe; letra magrebí, con marcas de vocalización. Tinta marrón y roja y azul

500 $a 5 líneas de escritura por hoja; caja de escritura: 100 x 110 mm

505 $aContiene: [1]. recto, final de la aleya 18; aleya 19 – [2]. verso, final de la aleya 19; aleya 20; comienzo de la aleya 21 – [3]. recto, final de la aleya 30; aleya 31; aleya 32 casi completa – [4]. verso, final de la aleya 32; 1ª mitad de la aleya 33 – [5]. recto, 2ª mitad de la aleya 33; comienzo de la aleya 34 – [6]. verso, final de la aleya 34; aleya 35; comienzo de la aleya 36 – [7]. recto, final de la aleya 51; comienzo de la aleya 52 – [8]. verso, final de la aleya 52; aleya 53; comienzo de la aleya 54

630 00 $a Corán. Azora Los Creyentes. S. XIII. Fragmento

 

ANEXO 1. Ordenado por número de líneas

 

LINEAS

Lugar copia

FecFecha

Material

Características Letra

Ilustraciones

Tamaño

Número de folios

Colección - Signatura

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5

¿?

sin datar

pergamino

letras grandes, solo 2 ó 3 líneas por página

decoración: soles

170 x 170 mm

8 p.

Bca Histórica Marqués de Valdecilla BH MSS 1098

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5

 

S. XI

vitela

perfiles de las letras con una pluma muy fina y rellenas con tinta de oro

 

  205 x 160 mm

  118 p.

John Rylands University Library 18 [691] (Manchester) [20]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5

Sevilla

632 / 1235

 

andalusí (Siddiqi)

 

225 x 355

guz' 16 (de 20)

Bca Ibn Yusuf, Marrakech - N. 429

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5

¿?

S. XIII / s. VII h.

papel de Játiva

3 ó 4 palabras; signos diacríticos bordeados por finas líneas marrones, rellenos con oro y plata. Las hamza's son grandes puntos amarillos o verdes

 

340 x 260 mm

 

Bca Ibn Yusuf, Marrakech - N. 431

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5

Málaga

620 / 1223

pergamino

letras grandes, solo 2 ó 3 líneas por página (Khemir) // letra andalusí (Siddiqi)

 

220 x 356 mm

8 vol. (de 20)

Bca Ibn Yusuf , Marrakech - N. 430

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6

Valencia

sin datar , finales S. XII-S. XIII

pergamino

 

titulares en cúfico ornamental

180 x 185 mm

33 f.

Biblioteca Catalunya - Ms 1480

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6

Granada?

finales S. XIII- principios S. XIV

pergamino

letra fina y delicada

 

 

 

Colección privada Dawed (Tetuán)

 

 

 

 

 

 

 

 

Bca. General Tetuán - MS 884

 

 

 

 

 

 

 

 

Instituto Valencia de Don Juan - 26.IV.9

 

 

 

 

 

 

190 x 190 mm

37 f.

British Library Or. 12523 C

 

 

 

 

 

 

 

 

British Library Or. 12523 D

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6

 

654 / 1256

vitela

copiado por el califa almohade 'Umar al-Murtadà

tít. sura en cúfico

 

 

British Library Or. 13192

 

 

 

 

 

 

 

 

 

6

 

S. XIV

 

 

soles como el BHMV sin puntos internos

 

 

Biblioteca Catalunya

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

 

XIII / XIV

pergamino

 

tít. suras en cúfico

164 x 150 mm

86 f.

BNF Abe 5935

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

 

sin datar, siglo XIII / 596-696 H.

pergamino

letra magrebí; titulares en cúfico ornamental

 

190 x 187 mm

34 f.

Biblioteca de Catalunya - Ms. 3230

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

 

sin datar, siglo XIII

pergamino

letra magrebí, ancha y elegante

 

230 x 180 mm

46 f.

Biblioteca Catalunya - Ms 2336

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

Valencia

568 / 1172-7

vitela

 

 

230 x 180 mm

 

Bibliothèque royale Rabat – 1810

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

Granada?

S. VII / XIII ?

vellum

 

 

255 x 240 mm

56 f.

British Library Or 12808

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

Valencia?

 

pergamino

 

soles idénticos al nuestro

269,9 x 266,7 mm

1 p.

Los Angeles County Museum of Art

 

 

 

 

 

 

 

 

 

7

Granada?

finales S.XIII-principios S. XIV=Khemir // Lings dice que probably Spain 6th / 12th

vellum

 

 

535 x 605 mm (muy grande)

2 vol.

Museo de Arte Turco e Islámico . T. 360

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ca. 125-1350

pergamino

 

 

 

 

Library of Congress

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9

 

1648-1358

pergamino

 

 

197 x 181 mm

114 f

BNF 432

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9

 

S. XIII ó XIV

pergamino

 

 

230 x 180 mm

46 h

Biblioteca de Cataluña, Ms. 2336

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9

Granada?

S. XIII ó XIV

vitela

perfiles de las letras con una pluma muy fina y rellenas con tinta de oro

aleyas marcadas con "Aya"

262 x 220 mm

 

BNF 304 - Smith Lesouëf 217

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9

 

S. XIII

 

 

 

274,6 x 447,6 mm

2 p.

Los Angeles County Museum of Art

 

 

 

 

 

 

 

 

 

9

 

 

 

perfiles de las letras con una pluma muy fina y rellenas con tinta de oro

aleyas marcadas con "Aya"

 

 

Chester Beatty Library, Dublin, 1424


 

NOTAS


 

[1]   

      En 2003 se encontraron dos focos pequeños de manuscritos. Uno de ellos en Cútar, Málaga, donde había 3 manuscritos, actualmente depositados en el archivo Histórico Provincial de Málaga, donde se ha procedido a su restauración. Uno de los textos es un Corán con la apretada letra andalusí, sin colofón. La noticia fue objeto de atención en numerosos medios de comunicación. El hallazgo ha sido además, objeto de estudio (Calero, 2006)

      La segunda colección procede de Hornachos, Badajoz, donde aparecieron otros 2 manuscritos al hacerse unas obras en una vieja casa de origen morisco. La Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura los adquirió, los mandó a restauración, después los digitalizó y en 2008 apareció la edición facsímil junto con la traducción, realizada por dos profesoras de la Universidad de Extremadura. Ver noticia en: http://islamextremadura.blogspot.com/2008/06/manuscritos-rabes-de-hornachos.html y referencia bibliográfica

       En el año 2003 se dio a conocer la restauración de un texto manuscrito de la Risala, conocida obra de Abu Zayd al-Qayrawani, por parte del Servicio de Restauración de Bienes Museísticos de la Generalitat Valencia. El manuscrito es propiedad del ayuntamiento de La Vilavella y data de 1460. Noticia en: http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=35019

[2]   Exposición en Valencia, 18 de noviembre a 19 de diciembre de 2004, de 22 manuscritos, con motivo de la celebración del Congreso Islam, civilización del libro, patrocinado por el Centro Cultural Islámico de Valencia en colaboración con la Universitat de València.

 

Congreso celebrado en Granada, 30 de mayo-2 de junio de 2005, con el título Congreso internacional sobre los manuscritos árabes en España y Marruecos. Forma parte del Proyecto de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia español, titulado “Los manuscritos árabes en España”. Se publicó un libro de actas. (Manuscritos, 2006)

 

En el año 2007, del 10 de abril al 1 de junio, se celebró en Granada la I Edición del Curso de Experto en Conservación de Manuscritos Árabes, en el marco del proyecto I+D+I “Nuevas tecnologías de análisis para el conocimiento de materiales y técnicas en manuscritos árabes de Al-Ándalus”. Ver información en: http://www.eea.csic.es/curso_manuscritos.pdf

         

       Reunión celebrada en Casablanca, los días 14 y 15 de abril de 2008, con el título Primavera Internacional del Manuscrito Andalusí.

 

      Reunión celebrada en Madrid, 10 a 12 de noviembre de 2008, en la Casa de Velásquez, con el título Documents et manuscrits arabes de l’occident musulman medieval. Ver folleto informativo en http://www.casadevelazquez.org/manuscr%20arab.pdf

     

 [3]  En lo que se refiere a su procedencia, hay que remontarse al año 2003, cuando el párroco de la Iglesia Mayor de Briones (La Rioja) se lo entregó a doña Isabel Villagra, conocedor aquel de la formación como filóloga árabe de esta. Procedía de los depósitos de legajos que tenían en los archivos de dicha Iglesia y dadas las condiciones ambientales de los archivos de la Iglesia corrían el riesgo de perderse. Parece ser que se los entregó una persona mayor que no sabía qué hacer con los mismos y simplemente los dejó ahí. En 2005, al ver que uno de ellos empezaba a ponerse mal (por el cobre de la tinta), los depositó en la Biblioteca Histórica por sugerencia de doña Isabel Gutiérrez, bibliotecaria de la Universidad Complutense.

[4]  En el mes musulmán del ayuno, ramadán, generalmente se procede a la recitación completa del Corán. Cada parte, ğuz',  es recitada  cada     noche, y así la recitación del Corán entero se completa en los treinta días del mes. Por otra parte, la lectura también puede completarse en una semana, por lo que hay costumbre de distribuir el texto en siete sesiones, a cada una de las cuales se dedica una séptima parte del total.

[5]    Almorávides: desde 1086 hasta 1121; Almohades: desde 1145 hasta 1232; Nazaríes: desde 1238 hasta 1492.

[6]   La nómina de dichos manuscritos se puede observar en el Anexo A y se explicará más adelante la metodología empleada. Vaya por delante, sin embargo, que no me ha sido posible examinar la totalidad de los textos originales, cuya observación de primera mano hubiera sido de gran utilidad. Ello no es óbice para que con los datos recogidos no haya podido llegar a observaciones interesantes.

[7]    James proporciona una lista documentada de 17 manuscritos, datados entre 483 H/1090 EC y el 635 H/1238 EC

[9] Se trataría de un manuscrito repartido entre las siguientes colecciones: 1 volumen manuscrito conservado en la colección privada Dawed de   Tetuán; otra parte en la Biblioteca General de Tetuán, Marruecos, guardado bajo la signatura MS 884; manuscrito 26.IV.9 del Instituto Valencia de Don Juan de Madrid; manuscritos Or. 12523 C y Or. 12523 D de la British Library. 

[10] BNF Arabe, John Rylands y Chester Beatty

[11]  Ver nota 9 de dispersión de textos.

[12] Muy parecido a este ms en papel es una página ofrecida también en Christie’s en la mencionada subasta del pasado 7 de octubre.

[13]  http://collectionsonline.lacma.org/mwebcgi/mweb.exe?request=image;hex=M88_37SideB.jpg

[14]  Ver  apud (nota 9) sobre dispersión de textos

[15]  BNF Arabe 391

[16]  British Library Or. 13192

[17] BNF Arabe 334, f. 156

[18]  Mss de la Biblioteca Ibn Yusuf de Marrakech realizado en Málaga.

[19] http://www.bnf.fr/

[20] Me gustaría agradecer a Felipe Basabe Llorens y a José María Martínez, administrador y bibliotecario respectivamente del Instituto Cervantes de Manchester, por su valiosa y desinteresada ayuda para poder contactar con la John Rylands University Library donde se encuentra un manuscrito especialmente valioso.  

 

 

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