Dicen que en el año 1932 un actor de carnaval tocó con la punta de su espada la nariz de un chaval de 12 años y le dijo "¡Vive para siempre!". Y dicen que el chaval se llamaba Ray Bradbury, y que cumplió con creces la petición del comediante, y que al hacerlo hizo que todos los que leyeran sus libros sintieran de alguna forma el impulso de vivir para siempre.
[Seguir leyendo] In Memoriam Ray Bradbury