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-¿Quién coño es esta mujer?
Volvían alborotados, riéndose, empujándose unos a otros, atropellándose para entrar en la nave. Rose dejó el cuerpo que llevaba en sus brazos en uno de los primeros asientos, con cuidado. Su nueva pasajera no se movía: su cabeza ladeada caía sobre su hombro izquierdo como un peso muerto, sus brazos colgaban inertes y tenía una expresión de derrota cubriendo su rostro inconsciente.
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