Amaneció otro día más en el mundo de Piruleta. Su planeta era llamado Chuplaneta.
Era un dulce domingo por la mañana cuando las familias, Ladrillo, Huevo, Melón, Palote... y en definitiva todas las que habitaban el planeta estaban de camino hacia la plaza donde se levantaba un monumento a su dios. Alli los ancianos contaban la historia de la humanidad a los más jóvenes pues no querían perder su historia.