Como de costumbre, recuperé la consciencia sin tener ni idea de qué hora era. Tampoco es que me importara. Allá donde estaba todo parecía ser igual. Miré el reloj: casi era de noche. Me acerqué a una ventana y miré el cielo: un enorme globo terráqueo lo cubría casi por completo. Con gran parsimonia me acerqué al escritorio y cogí una de las carpetas que había sobre él donde ponía Mis Documentos. La abrí con la mano izquierda (derecha para los zurdos) y saqué un álbum de fotos que tenía de nombre Mis Imágenes. Estuve buscando un buen rato una foto que me gustara hasta que vi una de un cielo estrellado que me parecía apropiada. La cogí de nuevo con la mano izquierda y la puse sobre el escritorio, poniendo en el álbum la foto del globo terráqueo. Cerré el álbum, lo metí dentro de la carpeta, esperé un rato y miré al cielo de nuevo. No era un cielo estrellado de verdad y lo sabía, pero estaba mejor. Mucho mejor.
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