Vale, empecemos recordando la primera vez que vi cómo una voz venía a la vida. Su suave timbre me entró por las orejas y allí estaba: Llais. Soy demasiado viejo, por lo que he vivido en una época en la que esto hubiera sido mágico. Pero, incluso para gente como yo, después del uso compulsivo que hemos hecho de los mismos, la encarnación de una voz es algo tan natural como un atardecer.
[Seguir leyendo] Conoce a tu Llais