No respira. Y es que no está vivo, pero tampoco muerto. Lo observa todo, lo mira sin cesar, barajando datos, variables, apuntando en su sistema interno la estructura del mundo, su composición, sus puntos fuertes pero fundamentalmente los débiles. Sabe que existen, los encontrará y hará uso de ellos para destruir todo aquello que no pueda subyugar.
[Seguir leyendo] El gran enemigo (finalista concurso Byte)