En el siglo XXIII, la Tierra vuelve a ser plana.
Capítulo I: El ángel caído
La roja cucaracha de apenas veinte centímetros se abría paso como podía por el fango. Sus patas le quemaban e intuía que si no se ponía pronto a salvo, esa agua tan extraña terminaría matándola. Cada pisada le producía punzadas y empezaba a sentir que sus finas patas y antenas menguaban rápida y dolorosamente. Llovía con fuerza, y algo extraño había en la lluvia, algo que la hacía mortal. Los troncos de los árboles, la tierra, el suelo... todo parecía quejarse con un tímido crujido o un breve gorgoteo que se perdía entre el sonido de la lluvia y el siseo del viento. Aquella situación era nueva para la joven cucaracha que llevaba horas zigzagueando presa del pánico.
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