La trama pandémica había reventado los audímetros.
La audiencia, adicta a las catástrofes y noticias trágicas, adquirió en masa los holoemisores, dispositivos de realidad tridimensional que les permitían sumergirse en los acontecimientos de la simulación computerizada sin sufrirlos. Las filtraciones que insinuaban que la última temporada de la serie culminaría con la destrucción global engancharon al público, que ansiaba experimentar el capítulo final, y aumentaron los ingresos obtenidos por medio de la publicidad.
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