Un monje contempla la aurora de un futuro fantástico.
Aquel en el que la tierra se ahoga, pero resplandece
con el último aliento de a los que les quedan cien años de vida.
Siente el viento fresco de una mañana nueva y antigua,
el soplo cristalino de un arroyo, aún sin flujo estático.
Siente el rumor de los tallos que crecen,
de la selva perdida y la floración enajenada y agreste
que repuebla las cáscaras de las ciudades metálicas.
[Seguir leyendo] El año del tigre (Ganador del concurso de poemas)