Clim estaba muy excitado. Aquel día, el de su sexto cumpleaños, se convertiría en adulto, se convertiría en hombre saco como el resto de la tribu. Como todos los mayores, por fin tendría sus cámaras a la altura de los ojos, su reproductor sintético de voz a la altura de la boca y su pesada bombona de oxígeno a la espalda. Dentro de su saco, ya nadie volvería a verle el rostro, ni a oír su voz ni a oler su sudor. Sería un hombre saco, un hombre burka, un hombre libre. ¡Por fin!
[Seguir leyendo] Los hombres saco