El tiempo siguió pasando para quienes eran los semidioses de las estrellas. Sin embargo, aún este concepto del tiempo era cada vez más difuso. A medida que la flota del Supremo Thorklind se alejaba más y más en el Cosmos, los sabios de a bordo pudieron comprobar que el tiempo sufría variaciones. En efecto: cuando navegaban entre agrupaciones estelares más o menos convencionales, el tiempo parecía dilatarse, aplanarse, achatarse, ralentizarse, etc., mientras que cuando las naves quedaban sometidas al influjo de lo que parecían ser inmensos Atractores gravitacionales, el tiempo se aceleraba y, en su conciencia, ellos mismos creían que todo sucedía más rápidamente. Lo cierto es que los Atractores, con su colosal fuerza gravitacional, estaban nada menos que re-estructurando el Universo. En este sentido, Thorklind a veces meditaba por largo rato qué camino seguir.
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