A mí también me gustaría
De: Minerva Royano Martínez
Estaban los dos sentados, uno en frente del otro. La chica tenía en las manos una taza ya fría de café y miraba a aquel hombre de cara risueña e inocente como la de un niño a pesar de tener ya ochenta y tres años.
A mí también me gustaría