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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Jueves, 21 de noviembre de 2024

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Leguein Leguein, 2010; (2) Numero 2.Año 2010

La visita de la parca


La visita de la parca

De Tomás Gónzalez Santos

La clara y cálida mañana transcurría al ritmo del verano. El sol penetraba en el habitáculo del automóvil, mientras mis pensamientos se centraban en la próxima entrevista.

 

  La visita de la parca

Te cuento un cuento

Te cuento un cuento
Pilar del Campo Puerta

Érase una vez un grupo de palabras comunes y corrientes, que se unieron con la intención de ser tenidas en cuenta. Querían hacer historias breves que llegaran de un tirón a quien quisiera recibirlas...

 

  Te cuento un cuento

Resurreción

Resurreción

De: Mª Rosario Fuertes Melero

No sabía ni cómo se llamaba. Llevaba sentado en aquel banco de madera una hora y media y, sin embargo, no tenía sensación alguna del paso del tiempo.

  Resurreción

Sólo son palabras

Só son palabras

De: Zuriñe Piña

Érase una vez un hombre que conocía todas las palabras del mundo, y todo lo que se pudiera fabricar con ellas. Conocía todos los poemas, libros y cuentos que se hubieran escrito y, por supuesto, no había idioma que no hablase.

  Sólo son palabras

Tentaciones

Tentaciones
De: Salro

Se quedó allí, paradoS. Como si hubiese mirado directamente a los ojos de medusa.

_ No puedo creerlo, es inaudito. ¿Acaso la tierra tiene forma de esfera? ¿Cómo puedes pensar que la ociosidad es del todo necesaria? En el tiempo de ocio, el diablo provee al hombre de vicios básicos y fomenta los ocultos.

 

  Tentaciones

El francés

El Francés

De:Aldo Dragaza Valverde


Ya no somos inocentes
ni en la mala ni en la buena
cada cual en su faena
porque en esto no hay suplentes

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

algunos cantan victoria
porque el pueblo paga vidas
pero esas muertes queridas
van escribiendo la historia

Mario Benedetti

 

  El francés

Manoliño

Manoliño

De:Aldo Dragaza Valverde


Por eso las estaciones,

saben a muerte y los puertos

por eso cuando partimos

se deshojan los pañuelos.

Cadáveres vivos somos,

en el horizonte, lejos.

Miguel Hernández

 

  Manoliño

Las luces del futuro

Las luces del futuro
De: Cristina Sacristán Sanz

Fugaz. La vida es silenciosa y fugaz como un rayo. Momentos instantáneos, felices y tristes. Desgraciadamente tengo más de estos últimos. La existencia con mi pareja se limita a seguir un camino en línea recta que no se sabe adónde llega...

  Las luces del futuro

La estación

La estación De: Marta Molés Sanz

Era un día lluvioso. Se había puesto su mejor vestido. Se peinó su larga melena color caoba. Se maquilló resaltando sus grandes ojos verdes, que lucían como dos esmeraldas. Todo tenía que estar perfecto.

  La estación

Un día antes

Un día antes

De:Cristina Jiménez García-Carpintero

En un lugar perdido de la selva amazónica vivía una tribu de indígenas no muy grande. Tan solo constaba de cuatro familias muy numerosas, de unos treinta miembros cada una. Por la tarde los niños de la tribu iban a jugar cerca del río. Tara y Lira, las más pequeñas, estaban muy vigiladas por sus correspondientes familias. Con nueve años, eran muy traviesas y les encantaba escaparse para hablar y mirar hacia el cielo. Por el día buscaban figuras en las nubes; por las noches, las formaban con las estrellas y la luna. No tenían mucha idea sobre astrología. Alguna vez habían escuchado hablar al sabio anciano sobre constelaciones, aunque eran demasiado jóvenes para entender de qué hablaban.

  Un día antes

Volver a los diecisiete

Volver a los diecisiete

De: Mª Rosario Fuertes Melero

La canción no paraba de sonar: "El amor con sus desvelos, al viejo lo vuelve niño y al malo, sólo el cariño, lo vuelve puro y sincero".
Había estado oyendo aquella bella canción durante toda la tarde. No me había movido del sofá ni para alzar la vista y comprobar la hora en el reloj de pared.

  Volver a los diecisiete

A mí también me gustaría

A mí también me gustaría

De: Minerva Royano Martínez

Estaban los dos sentados, uno en frente del otro. La chica tenía en las manos una taza ya fría de café y miraba a aquel hombre de cara risueña e inocente como la de un niño a pesar de tener ya ochenta y tres años.

  A mí también me gustaría


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