Román Reyes (Dir): Diccionario Crítico de Ciencias Sociales |
Cultura-Mosaico
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Blanca Muñoz
Universidad Carlos
III de Madrid
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La evolución
de la obra de Moles refleja, precisamente, esa exploración en la
que se trata de sintetizar el modelo sistémico-cibernético
con la temática estético-comunicativa de manera que, en gran
medida, se rompa con la concepción estática que el Funcionalismo
y los neofuncionalismos habían imprimido al estudio sobre los medios
de comunicación y su acción en la consolidación
de una dinámica cultural de (y para) Masas. Por tanto, y para situar
el concepto de cultura-mosaico, se puede dividir la producción del
comunicólogo de París del modo siguiente:
- Una primera
etapa en la que se aplican las nuevas modalidades epistemológicas
de la Teoría Sistémica y de la Teoría Matemática
de la Información a la Estética y a los circuitos de los
procesos socioculturales. Las obras más características de
esta etapa son: Teoría de la Información y percepción
estética (1958), El Cartel en la sociedad urbana (1970), Sociodinámica
de la Cultura (1971) y Arte y ordenador (1971). Todas ellas representan
un intento vanguardista por renovar la explicación de los diversos
niveles que organizan los subsistemas de los "sistemas abiertos" como son
los culturales. De todas estas obras, la Sociodinámica
de la Cultura se ha convertido en una referencia imprescindible a
la hora de evaluar el modelo comunicativo sistémico y el puente
entre la primera y la segunda etapa creadora.
- Esta segunda etapa se podría definir como caracterizada
por el análisis de fenómenos específicos y determinantes
de la Cultura de Masas. El Kistch, la estética de consumo o
la microsociología de la vida cotidiana componen un grupo de temas
y problemas en los que se pueden encontrar los "mecanismos" subterráneos
de procesos sociales tan complejos como los nuevos modos de estratificación
colectica y los de socialización psicológica. Aquí,
se podrían situar: Teoría de los Objetos (1972), Micropsicología
de la vida cotidiana (1976) y El Kistch (1977).
-
Desde la década de los años ochenta hasta nuestros días,
Moles se ha centrado en la elaboración de una Ecología de
las Acciones; es decir, una teoría en la que confluyan conceptos
de las actuales microsociologías con desarrollos de la Psicología
Cognitiva y las Sociologías de la Acción. Entre las obras
más relevantes se pueden citar: La imagen, comunicación funcional
(1981), Labyrinthes du vécu (1982), Teoría de los Actos.
Hacia una ecología de las acciones (1983), Teoría estructural
de la Comunicación y la Sociedad (1983), y numerosos artículos
de fundamentación epistemológica de la Comunicación.
A la vista de este itinerario intelectual, no obstante, se encuentran unas coordenadas que dan sentido a esa convergencia de objetos y métodos de investigación: su planteamiento de la Sociodinámica Cultural. Es en este punto en donde se tiene que incardinar el análisis de la cultura-mosaico y sus consecuencias.
Para Moles, la Sociodinámica de la Cultura se define como el conjunto de sistemas y subsistemas en los que fluyen los circuitos de los mensajes y procesos comunicativos, educativos y culturales. Mas, en las sociedades post-industriales, esta Sociodinámica se ha alterado de una forma sustancial. Moles, entonces, se pregunta, como paso previo a su investigación, no sólo por la interconexión entre mensajes y circuitos sino, sobre todo, por el tipo de modelo que se está conformando y que paulatinamente está sustituyendo y neutralizando a las tradiciones culturales de carácter humanista. Considerará a este respecto el sociólogo francés: ¿es posible que se vaya quitando la cultura creativa-humanista por una cultura cuya creación, transmisión y propagación es propia de especialistas en marketing, psicología social, comunicación o relaciones públicas?
La contraposición
entre esos dos modelos -cultura clásica y humanista y cultura
mass-mediática y "en mosaico"- constituye el núcleo central
de la argumentación sociodinámica. De esta forma, la
cultura humanista se definía por:
- Ser una red
de conocimientos estructurados.
- Se distinguían
y matizaban los asuntos y cuestiones principales y los secundarios que
eran planteados coherentemente con sus precedentes a través de una
comprensión de la lógica discursiva y racional.
- Así, surgía
un punto de vista enciclopédico y global en el que se articulaban
las funciones cuantitativas y cualitativas del conocimiento, limitado éste
únicamente por las posibilidades naturales de la inteligencia humana.
- Pero, también,
se suponía una valorización de las lenguas clásicas
como camino para penetrar en el reino de las ideas. La cultura humanista
de claro referente filológico tratará de retornar a los ideales
de la sociedad greco-latina.
En suma, este modelo cultural se podría describir como: racional, dialéctico, crítico e histórico, confrontando "ser" y "deber ser" en una tensión permanente y que posibilitaba el progreso social, cultural y político. Moles, por consiguiente, comparará las pautas racional-humanistas con las de tipo comunicativo. En las primeras, la educación tenía una importancia básica como organizadora de la cosmovisión social. En las segundas, las "palabras-vacías", adquiridas por medio de los canales de la comunicación de masas, se ordenan y nutren de una constelación de atributos para que progresivamente el individuo vaya haciéndose capaz de utilizarlas en enunciados verificables con los criterios del pensamiento pragmático-ideológico dominante. Precisamente, la ruptura de los nexos causales y racionales -desde el punto de vista de los procesos perceptivos y cognoscitivos- y, también, la desconexión entre temas, contenidos, tipo de vocabulario... de los mensajes de los mass-media, provocará la génesis de unos marcos de pensamiento en donde su sociodinámica cultural será denominada por Moles como cultura-mosaico o cultura en mosaico. A continuación se expondrán los aspectos básicos que especifican las dimensiones que este nuevo modelo cultural presenta.
Utilizando una terminología sistémica, Moles precisa que el papel de la cultura consiste en proporcionar al individuo una pantalla de conceptos sobre la cual éste proyecta y ordena sus percepciones del mundo exterior. En la cultura de humanismo cognitivo, el razonamiento lógico armonizaba esa "pantalla" dando una coherencia racional a lo percibido. Sin embargo, en la cultura-mosaico esa "pantalla" toma el aspecto de aleatoria porque se presenta como un ensamblaje de fragmentos, por yuxtaposición en donde ninguna idea es forzosamente general y en donde muchas ideas son importantes. De este modo, las conexiones lógicas han sido sustituidas por un proceso de ensayo y error en el que la integración de las percepciones se lleva a cabo en un modelo atomizado de contenidos.
En la Sociodinámica de la Cultura se señalan en todo modelo cultural dos dimensiones necesarias: la extensión y la densidad. La extensión la darán sus contenidos, mientras que la densidad se entiende como la profundidad de éstos. En el proceso racional de educación de la época humanista esta conexión estaba suficientemente aclarada. El problema será conocer estas dos dimensiones en una construcción cultural que funciona mediante átomos de pensamiento.
Moles, replanteando
el modelo sistémico, se pregunta si es posible descubrir la organización
de la red de conocimientos humanos; es decir, el acceso a la cultura y
sus posibles niveles operativos. Según la Sociodinámica,
existen unos cuadros socioculturales que recogen dos procesos de conformación
cognoscitiva: los "cuadros de conocimiento" y los "cuadros socioculturales".
En el primer nivel actúan lo que, casi poéticamente, Moles
nombra como "memoria del mundo" frente al segundo que, en la cultura-mosaico,
se conceptualiza como "el flujo permanente de los mass-media de comunicación".
El flujo de mensajes comunicativos anula los "cuadros de conocimiento"
y los sustituye por los "cuadros socioculturales" de los esquemas de opinión
de los medios. El efecto de efectos de la cultura-mosaico, entonces, es
la pérdida que el sujeto tiene de la polidimensionalidad del conocimiento.
Por ejemplo, empleando la experiencia corriente de las bibliotecas como
modelo de criterios utilizables para considerar las dimensiones de las
estructuras culturales, los criterios serían:
1º) Criterio
de frecuencia. En este sentido, la dificultad reside en que los propios
temas elegidos están propuestos por la tradición lingüística;
esto es, por su frecuencia.
2º) Nivel
de abstracción. Es el nivel de acceso a la variedad temática.
3º) La especifidad.
Se refiere a la existencia de ese campo o red cultural y a su geometría.
4º)
La noción de reticulado. El número de conexiones en el espíritu
humano es extremadamente ilimitado, pero también hay un umbral de
saturación para nuestra capacidad de asociar y de interrelación
de elementos.
5º)
El concepto de vencidad o de conexión en la documentación.
Se resume como el conjunto de los terrenos conexos con el ítem buscado
o mencionado y que puede ser fácilmente enunciado y ubicado mediante
una selección posterior.
Estas estructuras se
complementan con las siguientes dimensiones del cuadro sociocultural.
- Categorías
específicas vinculadas con problemas generales.
- La importancia
relativa del contenido tal y como se ofrece.
- La dimensión
relativa a la inteligibilidad bajo las formas específicas de legibilidad,
comprensión, etc. La inteligibilidad de un fragmento de conocimiento
es una magnitud unida a ese fragmento de conocimiento y no al cerebro que
la recibe.
- La capa social a
la que se dirige el ítem particular considerado. Pone en juego factores
de abstracción que dependen de la escala de valores propia de cada
subconjunto y clase social en un medio determinado.
Toda esta sofisticada terminología desemboca en una comparación entre las dimensiones reseñadas de las estructuras y sus cuadros socioculturales en los modelos humanista-racional y en el de los mass-media. Así, la conexión entre cuadro sociocultural y acción de los medios de comunicación de masas lleva a una dilucidación sobre las magnitudes "universales" que el mundo exterior, como práctica cotidiana de los mass-media, ofrece al individuo. Según Moles, dichas magnitudes representan la importancia cuantitativa objetiva adquirida por el sujeto, grado de abstracción o de inteligibilidad de contenidos y nivel de profundidad de la estructura mental. Pues bien, la acción de los medios comunicativos, mediante el paso del cuadro sociocultural a la cultural personal individualizada, descansa en una atomización de los ítems y de las magnitudes con las que el sujeto identifica los datos. Los mensajes se asocian a valores muy prefijados con los que los coeficientes de comprensión y de interés que el receptor pone en funcionamiento pasan a atomizarse en el nivel de la conciencia. El conjunto de átomos de cultura adquiridos, pues, a través de los medios es recibido por una serie de individuos en distintos y diferenciados niveles, e integrado en su memoria después de degradaciones selectivas dejando un residuo que no es sino la cultura individual.
Sobre esas degradaciones es sobre las que Moles sitúa los problemas de la persuasión y de la distorsión de los contenidos recibidos por el receptor. En este punto, la recepción de mensajes culturales difundidos por los medios se pueden analizar desde los planos denominados como sociométricos: el plano de la recepción aislada del individuo y el plano de la recepción que el individuo efectúa dentro del campo social.
La persuasión, por tanto, resulta ser una distorsión en la que incide de una manera determinante el grupo social o la clase de pertenencia del individuo. Para Moles, las distorsiones de los mensajes en los diversos grupos sociales tiene que enfocarse desde el proceso de difusión de contenidos. La penetración de los ítems culturales en un conjunto social están en conexión directa con la cultura del grupo. Los culturemas -unidades de contenido con los que se comprenden los sistemas culturales- se propagan por difusión a partir de algunos centros de creación de mensajes y, en último término, son contenidos latentes capaces de sufrir transformaciones en el espíritu de cada receptor en función de su estructura de pensamiento. En consecuencia, la persuasión no es más que una categoría particular de formas mentales estables o supersignos. Persuadir es conocer la tasa de influencia de esas formas en la conciencia del receptor.
En la Sociodinámica de la Cultura, la definición central de persuasión se establece como la ruptura del pensamiento y de su lógica. Las cadenas de razonamiento básicas del pensamiento fundado en la razón desaparecen. La lógica racional desaparece globalmente. Y, en la persuasión dirigida, la noción de lógica carece de valor. El pensamiento racional sólo intervendrá de una manera fragmentaria en cortas secuencias de análisis que sólo sirven para ligar conceptos próximos entre sí en el campo del pensamiento. Mas, la persuasión actúa cuando el receptor recibe y acepta la coacción psíquica. Esa coacción fragmentadora es la cultura en mosaico.
La cultura en mosaico, en la Sociodinámica de la Cultura, no sólo se compone de unos mensajes externos al individuo sino que, sobre todo, para Moles es un proceso determinante de anulación cognoscitiva. Es, esencialmente, este aspecto sobre el que el sociólogo francés hace recaer su teoría cultural. Para Moles, los análisis "clásicos" de la investigación sobre la nueva Cultura de Masas, y sus efectos, -Funcionalismo, Teoría Crítica, Estructuralismo- insistían en el problema de la fragmentación, uniformidad o estandarización de sus contenidos. La Sociodinámica desarrollada por Moles hará un planteamiento inverso. En efecto, no serán tales contenidos los fragmentados sino los procesos lógicos y cognoscitivos de los receptores. La cultura-mosaico, entonces, resulta ser la destrucción de la interpretación y comprensión interrelacionadora y causal de la realidad. Es, por tanto, un problema que afecta de un modo directo al sujeto-receptor.
Ahora bien, en la Sociodinámica se va a subrayar una paradoja primordial: la fragmentación de la lógica del receptor y de los mensajes mass-mediáticos culmina con la aparición práctica de unos circuitos de difusión cultural sumamente organizados. Así, los caracteres generales de los circuitos culturales implican varias etapas, y entre ellas estarían: la relación del creador con un grupo de difusión directa; o, la intervención directa de los medios de comunicación como agentes difusores. El micromedio, como lo denomina Moles, considerado como el grupo directamente interesado en esa creación cultural, sólo cobrará importancia cuando establece conexiones con el macromedio, esto es: con el gran público consumidor. El paso de una obra desde el micromedio culto hasta su difusión de masas conlleva un elemento fundamental de selección. Desde el libro científico hasta las galerias de Arte, pasando por la representación teatral se entra en unos circuitos socioculturales en los que la cadena entre creador y consumidor está mediada por un complejo institucional e industrial que altera, en gran medida, la actividad creadora. El sistema de difusión de masas subordinará el porceso de creación original a los objetivos de los ciclos pragmáticos de índole económica y sociopolítica.
En resumen, la gran
aportación de Moles a la Sociología de la Cultura de Masas
(v.) proviene de su tarea sistemática por describir dos procesos
básicos: las consecuencias cognoscitivas de la ruptura de la lógica
significativa e intelectual que es la cultura-mosaico y la compleja red
de circuitos socioculturales en los que se lleva a cabo esa acción
de filtrado de los mensajes creativo-comunicativos. La Teoría Culturalista
sociodinámica se situará entonces como el estudio de
los cuadros socioculturales, de las técnicas de aparición
de ítems culturales y, especialmente, de los fenómenos de
control cultural articulados en la Sociedad Post-industrial. Sin
embargo, de ningún modo Moles se muestra pesimista ante el incremento
y consolidación de la cultura-mosaico. En este sentido, su Sociodinámica
propone un camino que, aunque modesto, sigue en la gran tradición
clásica y humanista: el papel del filósofo y del intelectual
como analista y vigía de la modificación ideológica
del espíritu humano. Desde esta perspectiva, Moles devuelve a las
Ciencias Sociales y Humanas su compromiso y responsabilidad como constructoras
de una sociodinámica cultural nueva y diferente.
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