El soneto de Bocángel es un poema elegíaco sobre la muerte de una mujer. Puedes leer los siguientes de Carrillo y Sotomayor, y Lope, y compararlos. Puedes deternerte en algunos aspectos en relación con el género de la elegía. Fíjate, por ejemplo, en si las series temáticas son del mismo tipo o no, y si faltan elementos o coinciden, así como en las características físicas y morales de la dama. ¿Qué tipo de elogios se dan a la mujer muerta? Determina si el yo poético se lamenta por su desaparición y el tipo de consuelo que puede encontrar, así como las relaciones que le unen a la mujer.
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1 | A la muerte de una dama ¡Ten, no la pises, ten: de losa fría, de piedra, ¡oh caminante!, más que helada, es centella en ardor, ya tan mudada que es cera la que mármol ser solía. |
5 | Cenizas guarda aquí, que en solo un día Amor robó, y en hora desdichada, diestra quebró, cuanto sangrienta, airada, lazo que olvido y tiempo no temía. Envidiosa la Muerte y la Fortuna, |
10 | con uno y otro golpe procuraron a su firmeza hallar flaqueza alguna. Mas la Fortuna y Muerte se engañaron si está donde no puede la Fortuna, ni la Muerte y sus alas alcanzaron. |
Paso 2:
1 | Que al amor verdadero no le olvidan el tiempo, ni la muerte; escribe en seso Resuelta en polvo ya, mas siempre hermosa, sin dejarme vivir, vive serena aquella luz que fue mi gloria y pena, y me hace guerra cuando en paz reposa. |
5 | Tan vivo está el jazmín, la pura rosa, que blandamente ardiendo en azucena me abrasa el alma de memorias llena, ceniza de su fénix amorosa. ¡Oh memoria cruel de mis enojos!, |
10 | ¿qué honor te puede dar mi sentimiento, en polvo convertidos sus despojos? Permíteme callar sólo un momento, que ya no tienen lágrimas mis ojos, ni concetos de amor mi pensamiento. |
No porque el Fénix labre monumento en ascuas de ámbar, en el fuego espira, |
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75 | bien que lo juzgue el crédito elemento. Quema sus plumas, y a los cielos mira de quien recibe eternidad gloriosa; y es su acabar magnánima mentira. Murió sin fenecer Gerarda hermosa; |
80 | sus virtudes nos quedan, si ella falta, que el justo no se va, sino reposa. Su fin tan sólo al imprudente asalta; no es maravilla, que es naturaleza, de quien tanto creció, verse tan alta. |