1 - 29 de junio de 2005
La exposición Cuadernos de viaje reúne una selección de cuadernos de viaje propiamente dichos, libros únicos y libros desplegables, realizados en un periodo de cinco años. Comencé a interesarme por el libro como soporte del pensamiento artístico en el año 2000. Será la primera vez que estos documentos se alejan del estudio o las estanterías, lugar al que han ido a parar después de cada viaje.
En el cuaderno de viaje busco un código que permita descifrar y colocar en "su" lugar el mundo que nos rodea. Es decir, crear un mundo subjetivo y personal a partir de las páginas en blanco. Según mi punto de vista, la condición más relevante en estos cuadernos de viaje y libros de autor es el seguimiento diario y casi obsesivo de un signo, una forma, una imagen o una historia. Cada cuaderno guarda implícita alguna norma que surge por capricho o que se va configurando poco a poco. Suelo trabajar con varios cuadernos a la vez, de tal manera que obtengo varias versiones de un mismo tema. Tal vez por eso, el conjunto de cuadernos expuestos muestra un método intuitivo. Sin embargo, la acumulación de intuiciones resulta en mi caso una fuente de analogías e interrelaciones entre diversos lenguajes que provocan verdaderos hallazgos.
La propuesta de mostrar estos documentos me ha obligado a revisar los libros y cuadernos de viaje para colocarlos en un lugar diferente. Tuve que pasar sus páginas una y otra vez de atrás adelante y de delante atrás para contarlas y ajustar sus dimensiones. Releerlos respetando o alterando el orden cronológico. Agrupando los pliegos de papel a la espera del orden perpetuo del hilo y la cola. Y en las cubiertas, austeras, el mensaje del color de la cartulina elegida me ayudaba a visualizar los lugares, los años o los estados de ánimo.
Los cuadernos de viaje expuestos en las vitrinas me permiten contener entre las manos nada menos que cinco años en los que las experiencias plásticas y vitales se conjugan para contar una historia.
