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La función social de la BUC en 1934: El servicio circulante de lectura a los enfermos de hospitales

María Cristina Gállego Rubio 26 de Septiembre de 2012 a las 10:06 h

Cuando la Biblioteca de la Universidad Complutense (BUC) incluyó como estratégica dentro de su política la línea Biblioteca y Sociedad para responder como servicio de apoyo a la función social de una universidad pública como es la Complutense, se volvió a retomar esa función de servicio a la comunidad que ya se había tenido en cuenta en los años 30. Hagamos un poco de historia:

En la creación de la Asociación de Bibliotecarios y Bibliógrafos de España en 1934 tuvieron un papel muy importante algunos bibliotecarios de la entonces llamada Universidad Central, especialmente su director, Javier Lasso de la Vega y otros como Juana Capdevielle (tesorera de la Asociación), Juana Quílez, Bonifacio Chamorro...  Muchas de las reuniones se realizaban en la universidad, siendo una de las primeras acciones que pusieron en funcionamiento la creación de un servicio circulante de lectura a los enfermos del Hospital Clínico.

La propuesta de este servicio se había realizado ya con anterioridad, en diciembre de 1933, al decano de la facultad de Medicina, José Sánchez Covisa, como al rector de la universidad, León Cardenal, los cuales prestaron entusiasta acogida a la misma que, finalmente, se puso en práctica el 22 de marzo de 1934.

La propuesta respondía a varias razones:

  • a) Distraer a los enfermos,
  • b) Fomentar la lectura pública,
  • c) Situar a España dentro del grupo de naciones que habían iniciado con éxito la instalación de bibliotecas de hospitales,
  • d) Cumplir con el concepto de bibliotecario de servir libros a quienes los piden y no de atesorarlos.

Para poner en práctica esta propuesta era importante seleccionar al personal, pues este debía reunir unas características especiales: sensibilidad, intuición, personalidad, espíritu comprensivo, tacto, juicio, etc. junto a una formación técnica profesional y aprendizaje en la práctica.

Se pensó que la persona que reunía estas características era Juana Capdevielle, bibliotecaria de la facultad de Filosofía y Letras que, voluntariamente, aceptó la misión de realizar personalmente las visitas al Hospital Clínico y de adiestrar a las personas que hubieran de ayudarle en esta empresa. Se reclutaron a estudiantes de la facultad de Medicina, todas ellas mujeres, que voluntaria y gratuitamente colaboraron. El jefe de la biblioteca de la facultad de Medicina también se ofreció a prestar ayuda, dado que el servicio tenía que centralizarse en su establecimiento.

Una vez seleccionado el personal había que constituir un fondo adecuado. El proyecto de catálogo lo presentó Juana Capdevielle a base de las existencias que había en la biblioteca. Dicho catálogo fue aprobado por la Dirección, pues la pequeña biblioteca formada respondía a las características que el Comité General de Service Social a l'hôpital de Francia señalaba para este tipo de servicios y que en síntesis estribaba en rechazar "toda obra pornográfica, tendenciosa, sin valor, excitante o deprimente y selección esmerada de las sanas, reconfortantes, optimistas e instructivas"

De este catálogo inicial en el archivo de la BUC hay una copia que se hizo en el año 1939. Por la misma se puede ver que constaba de 5 grandes áreas:

  1. Literatura española; poesía; teatro; novelas; ensayos (comprendía autores como los Álvarez Quintero, Benavente, Galdós, etc.)
  2. Literatura extranjera (Dickens, Julio Verne, Defoe, etc.)
  3. Viajes, aventuras, geografía (Amundsen, Stevenson, Salgari, etc.)
  4. Historia, biografía (colección de grandes exploradores españoles, colección páginas brillantes de la historia, grandes hechos de los grandes hombres, etc.)
  5. Divulgación, enseñanza

Efectuada la selección se hizo la tirada del catálogo en multicopista, con destino a ser distribuida en las salas del hospital. También se hicieron unas tarjetas postales que por una cara, junto al lugar reservado para poner las señas del destinatario, figuraba la ilustración de una bibliotecaria leyendo un libro a una niña enferma y al pie de la foto rezaba la siguiente leyenda: "Ayudad con vuestros donativos en metálico o en libros al sostenimiento de la BIBLIOTECA DE HOSPITAL"

Además de esta tarjeta postal, se proyectó toda una campaña de propaganda del servicio para reclutar donativos de libros. De hecho escritores como Carlos Arniches o Juan Ignacio Luca de Tena donaron obras suyas para el servicio del Hospital Clínico. También, se hicieron unas cajas buzones como en algunos hospitales de EE.UU. destinadas a recibir las obras de los donantes anónimos. Dichas cajas se instalaban en diferentes lugares y en la propia Universidad. Se hicieron carteles demandando donativos y se establecieron unas reglas del servicio:

 "1º El personal facultativo visitará los enfermos periódicamente para obtener, en amistoso trato y diálogo, la necesaria idea de la cultura del enfermo, cuales son sus posibilidades científicas de lectura, sus aficiones y deducir de ellas el régimen de lectura a que debe someterse.

"2º A la sala infantil girará visitas frecuentes e iniciará y fomentará el amor al libro contando diariamente un cuento a los pequeños.

"3º El personal auxiliar, que se nombrará al efecto, estará encargado de circular a cada paciente la obra u obras que el facultativo ordene y de recogerlas, una vez utilizadas.

"4º El personal administrativo auxiliar vendrá obligado además:

  • - A servir los libros con los chalecos de papel impresos al efecto.
  • - A cumplir las instrucciones que reciba de las facultativos en orden al servicio y tomar asimismo nota de los deseos de los lectores a su cargo.
  • - A someter las obras leídas al régimen de desinfección que se ordene.
  • - A respetar las autoridades del Hospital en general y de cada sala en particular.
  • - A recoger de las cajas los donativos que en ellas depositen con la periodicidad debida.
  • - A llevar las estadísticas del servicio con sujeción a las normas que al efecto se dicten.

"5º La Biblioteca del Hospital Clínico estará integrada por:

- Una selección de libros tomada de sus propios fondos.

- Por los donativos que a este fin reciba de la Junta de Intercambio y adquisición de libros.

- Por los donativos de particulares.

"6º Las obras se servirán a los lectores debidamente limpias y forradas con un chaleco al efecto, donde se imprimirán las reglas fundamentales del servicio y algunas instrucciones especiales relacionadas con el uso del libro.

"7º En multicopista se reproducirá el primer catálogo que se confeccione al objeto.

"8º El Director del Hospital Clínico dictará las instrucciones pertinentes conforme a las cuales se prestará este servicio.

"9º El personal para la entrada en el Hospital usará uniforme y guantes y llevará signos especiales que permitan su fácil identificación" 

Para prestar el servicio en las debidas condiciones de higiene se imprimieron unos chalecos en papel de ínfima calidad con los cuales se forraban los libros al entregarlos a los enfermos y se tiraban cuando se devolvían a la biblioteca. Los chalecos llevaban impresas las reglas del servicio y unas frases y pensamientos de autores célebres sobre la utilidad del libro para sanos y enfermos.

El servicio se prestaba en forma de biblioteca circulante y a tenor de las reglas establecidas en la biblioteca universitaria de Madrid.

El Seminario de Biblioteconomía de la Universidad que se reunía en el pabellón Valdecilla recibía mensualmente las estadísticas del servicio y las impresiones y experiencias recogidas en la visita a los enfermos. La sala de Pediatría tenía una significación especial, pues la labor de atracción al niño hacia la lectura se realizaba en esta Sala mediante la narración semanal de cuentos a los pequeños enfermos.

Se obtuvieron tan buenos resultados que el director de la biblioteca, con fecha 2 de mayo de 1934 se dirige al Presidente de la Cruz Roja Española proponiéndole la instalación de un servicio circulante similar al del Hospital Clínico para los enfermos del Hospital de San José y Santa Adela, solicitando solamente personal apto y voluntario para desempeñar este servicio, al cual se le darían unos cursos o conferencias para su formación técnica, en el Seminario de Biblioteconomía de la Universidad de Madrid. También solicita la prestación de un servicio de transporte para llevar los libros desde el depósito central al hospital y autorización para poder colocar en la Cruz Roja y lugares de su dependencia carteles de propaganda para reclutar donativos de libros y cajas buzones.

El Presidente de la Cruz Roja aceptó y se inauguró el servicio en el Hospital de San José y Santa Adela. La prensa del momento se hizo eco de este hecho, así el periódico El Debate de 27 de mayo de 1934 dedicó un extenso artículo bajo el epígrafe Los enfermos tienen una ayuda para llevar su cruz: ha nacido la "Biblioterapia".

Se dio una charla sobre "Las Bibliotecas de Hospitales" en Unión Radio de Madrid, el 8 de enero de 1935, en la sección de las 19:30 h., dedicada a temas de divulgación y se publicó el artículo "Las bibliotecas de hospitales: su origen, objeto y desarrollo" realizado por Carmen Montojo en el número 1 del Boletín de Bibliotecas y Bibliografía

Además el Comité Internacional de Bibliotecas se reunió en Madrid durante los días 28 y 29 de mayo de 1934, y entre otros temas uno de los que más interés tuvo fue el de las bibliotecas de hospitales en España. A tal propósito se envió un cuestionario a los diferentes directores de hospitales, sanatorios, etc., con el fin de recabar el mayor número de datos sobre este tipo de servicios en España. El cuestionario lo realiza Juana Capdevielle, tal y como se deduce de un borrador manuscrito que figura en el archivo de la BUC. Más tarde, en 1935 en el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía, que tuvo lugar en Madrid, Juana Capdevielle presentó una comunicación que llevaba por título "El fin que persiguen las bibliotecas de hospital, ¿debe ser distraer o instruir a los enfermos?"

Siguiendo con esta línea, en 2008 la BUC firmo un convenio con la biblioteca de pacientes del Hospital Clínico que tenía como objetivo proporcionar el servicio de préstamo interbibliotecario a los pacientes hospitalizados de media o larga duración.

 

 

 

 

 


 

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